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/ FRANCISCO RODRÍGUEZ /
La despiadada crisis de inseguridad por la que atravesamos desde hace cinco años, más la falta de medicamentos y el deterioro de los servicios médicos, ya provocó una catástrofe social que evidencia a todas luces los límites de un régimen que jamás estuvo preparado para acudir en auxilio de las grandes masas de la población.
Se acicalaron para regalar dinero, pero no para ejecutar políticas sociales.
Hemos llegado al límite de la política. Cuando un sistema es incapaz de resolver estas añejas cuestiones, ya no tiene razón de ser.
Cuando el Estado se encuentra entrampado por falsas disyuntivas que privilegian el apoyo a los incondicionales electorales, en lugar de pensar en el auxilio a las mayorías, ha llegado el momento de bajar el telón y parar tantas mentiras.
Ha llegado el momento de fajarse los machos y enfrentar con valor la ilusión de la demagogia, el populismo y las supuestas ideologías redencionistas que sólo cubren la cara de los indolentes.
Un país no se reduce a la atención caritativa de los aliados en las barricadas de la miseria, de los acarreados a los festines del culto a la personalidad de Andrés Manuel López Obrador y de su favorecida Claudia Sheinbaum. Esa sólo es la característica de un régimen de contentillo.
El destrozado servicio de salud, derruido por ilusiones de trascendencia histórica y por echar abajo lo pasado –que para algo servía–, más la corrupción que acabó con el INSABI y que ahora envuelve al IMSS y a su variante IMSS-Bienestar, más la incompetencia para conseguir el dinero necesario para atender las necesidades de la población empleada en las pequeñas y medianas empresas, más la población informal que ronda casi el setenta por ciento de la masa ocupada, demuestran la falta de profesionalismo de los morenistas, lo que ya nos ha llevado a una especie de lugar sin límites.
La población en extrema pobreza, más la que se debate en la miseria, tiene más miedo a no poder curarse de una enfermedad por la situación que guardan clínicas y hospitales del gobierno, que a perder los caritativos programas sociales. Este es un hecho palpable que se revela en todas las regiones de la patria.
La incesante producción de miseria en el país convoca a indignación, más que a prevención, pues para esta última no existen los elementos para defenderse. De nada sirve saber que se avecina una avalancha de violencia, odio y rencor social sin parangón histórico. Estamos, como siempre, a la intemperie.
El país ya es un polvorín
Y aunque los que habitan en los deciles de pobreza y pobreza extrema son los mismos que votaron para superar el sistema autocrático del presidencialismo personalista, donde un solo hombrecillo decide por todos los demás, a quien le rinden pleitesía y sumisión incondicional, AMLO ya no tiene nada qué ofrecerles en este mundo. Para nuestra desgracia, el modelito ya no corresponde a esta época.
Todo el país en estos momentos es un polvorín.
Hay rabia, reclamo y apetito de revancha.
La producción de miseria no deja de trabajar a ninguna hora, la sarta de errores tampoco. El caldo está servido. Los marginados actuales por la crisis de la 4T serán los jueces y verdugos de los próximos comicios del 2 de junio. Y ahí sí no va a haber compasión, ni piedad alguna.
Lo que vamos a vivir en poco tiempo será una tragedia inenarrable, impredecible en sus consecuencias, inimaginable en cualquier régimen de la naturaleza, ideología y crueldad que sea. Porque la palabra crisis ya no alcanzará para calificar lo abominable de la impunidad, el saqueo de la soberanía nacional y el ridículo mundial de un puño de improvisados francamente peligrosos.
En lugar de política social, se secó la economía, se destruyeron las bases del empleo y arrasaron con la planta productiva. Además, se sustrajo dinero para las campañas políticas de Morena con cargo al partido oficial y sus ad lateres. Con el único circulante que corre, el del narcotráfico y el de las remesas, no se va a ningún lado.
Real imperio del terror
El rencor nacerá del recuerdo de que se cambió la justicia por la impunidad. El haberles dado a los grandes delincuentes de la Nación un fastuoso cheque en blanco y la autorización para seguir medrando y haciendo de las suyas a contrapelo de lo que fuera, siempre y cuando protegieran las ambiciones futuristas y los intereses políticos del caudillito.
La crisis no es sólo de inseguridad. Es, sobre todo, política, económica y social. El enojo social puede rebasar todas las pobres capacidades de un régimen sordo, ciego y mudo que jamás ha entendido el tamaño del problema que tiene frente a sus narices.
Ahora llegará la justicia por propia mano, en sustitución de la impartición oficial denegada. La desintegración familiar por desesperación, hambre y angustia. El robo callejero para conseguir la manera del sustento, porque la gente come a diario. Un pueblo desesperado es Fuenteovejuna. ¡Todos a una!
Invasiones a ranchos, ejidos y unidades productivas, asaltos a trenes, camiones con alimentos, materiales y personas, ocupación de propiedades urbanas, paracaidismo y levantamiento de ciudades perdidas, saqueos sistemáticos a tiendas departamentales, almacenes y bodegas con alimentos y enseres. Cuando se le tocan los huevos al toro, este país es demasiado violento, muy justiciero al modo elemental.
Catálogo de padecimientos
Secuestros, asesinatos, ejecuciones a pedido expreso, bloqueos de carreteras y caminos rurales, innumerables cobros novedosos de derechos de piso, sobornos y extorsiones. Linchamientos de personajes y figuras de autoridad, confinamiento de territorios exclusivos para grupos armados regionales y municipales, cobro de impuestos extraoficiales al tránsito de bienes y personas.
Suplantación y sustitución de autoridades por medio de procedimientos de usos y costumbres entre las cuales se encuentra lo que quieran o no quieran los delincuentes, implantación extraordinaria de leyes marciales y de estados de excepción limitados a territorios y comunidades dominadas por poderes de facto, legitimados por la necesidad apremiante e impostergable.
Imperio real del terror y de leyes de la selva, incautación por vías de hecho de bodegas, alhóndigas y depósitos de bienes privados o colectivos, así como sacrificio de ganado para consumo de los invasores, sumisión de los anteriores patriarcas y caciques a los nuevos poderes. Los guardias de cuerpo se unirán a ese concepto de reivindicación.
Todo lo anterior sucede por los errores cometidos.
Por los “abrazos y no balazos” a los delincuentes “que también tienen derechos humanos”.
Por improvisar con elementos de las Fuerzas Armadas una Guardia Nacional cuyos elementos no saben ni conducir un automóvil.
Por haber recibido dineros negros de los mañosos para financiar campañas electorales desde el 2006.
Todo por prejuicios, por soberbia, por ignorancia, por estulticia.
Pero hay salida.
El 2 de junio, usted lo verá, México se despejará de esta oscura bruma cuatrotera.
Indicios
Aparte de todo el cúmulo de corruptelas, fraudes y ventas de la soberanía nacional encabezadas por miembros conspicuos de la familia feliz de Palacio Nacional, se suma otra que ha sido oteada ante la opinión pública: la venta de medicamentos al IMSS al doble de precio por parte de los hijos de AMLO y sus prestanombres. En el “bisne” están Zoé Robledo Aburto, quien quiere repetir al frente del IMSS para incrementar su fortuna que distribuidores de productos farmacéuticos ya calculan en más de 2 mil millones de pesos, y que no ha merecido una sola respuesta del hijo del frustrado exgobernador priísta de Chiapas –sólo duró tres meses en el cargo– Eduardo Robledo Rincón. * * * Y por hoy es todo. Reconozco su gentileza al haber leído hasta aquí. Y como siempre le deseo ¡buenas gracias y muchos, muchos días!
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