México se mantiene entre los 4 países más peligrosos del mundo en 2025, según nuevo índice internacional

14.12.2024.- México, Ecuador, Brasil y Haití aparecen este año dentro del grupo de naciones con mayores niveles de riesgo y violencia a escala global, de acuerdo con la evaluación más reciente del Proyecto de Ubicación y Datos de Eventos de Conflictos Armados (ACLED). El organismo colocó a los cuatro países latinoamericanos dentro del top 10 mundial de escenarios más peligrosos para 2025, un listado dominado por territorios afectados por guerras abiertas o crisis humanitarias prolongadas.

El informe, elaborado a partir de indicadores como mortalidad, amenazas contra civiles, expansión territorial de los conflictos y presencia de grupos armados, ubica a México en el cuarto lugar. La posición es la misma que ocupó en 2024, aunque ahora destaca por situarse inmediatamente después de Palestina, Myanmar y Siria, regiones marcadas por conflictos bélicos recientes.

La permanencia de México en este nivel refleja, según ACLED, una combinación de disputas criminales, reacomodos internos en organizaciones delictivas y un repunte sostenido de agresiones contra autoridades locales y jovenes en México.

En contraste, Ecuador escaló hasta el sexto sitio, un salto de más de treinta posiciones respecto al año anterior. El país sudamericano enfrenta un deterioro acelerado de su seguridad interna, impulsado por choques entre bandas rivales y una creciente fragmentación criminal. Brasil y Haití ocupan los lugares siete y ocho, respectivamente, ambos afectados por la expansión de pandillas que disputan territorios y operan en contextos de debilidad institucional.

En el caso mexicano, ACLED atribuye el agravamiento de la violencia a la pugna interna que estalló dentro del Cártel de Sinaloa tras la captura de Ismael Zambada García en 2024. La detención del histórico líder provocó un reacomodo que, según el organismo, ha alterado las dinámicas criminales en varios estados y podría seguir generando nuevos focos de conflicto en los próximos meses.

El impacto de esta disputa se ha reflejado en aumentos abruptos de homicidios, como ocurrió en Sinaloa, donde los asesinatos crecieron de manera exponencial tras la caída de Zambada y loas desapariciones y reclutamiento forzado de jóvenes- hombres y mujeres- en México se ha recrudecido.

El informe también subraya el incremento de ataques contra figuras políticas y funcionarios públicos en México. Durante el último año se registraron más de trescientas agresiones de este tipo, un fenómeno que ACLED relaciona tanto con la competencia electoral como con el interés de grupos criminales por influir en gobiernos locales.

El asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, es citado como un ejemplo de la vulnerabilidad que enfrentan autoridades que denuncian la presencia de organizaciones delictivas en sus territorios.

Mientras México lidia con disputas internas de alto impacto, Ecuador atraviesa una crisis marcada por la violencia extrema. ACLED advierte que el país podría cerrar 2025 con la tasa de homicidios más alta de América Latina por tercer año consecutivo. La confrontación entre Los Lobos y Los Choneros, la desarticulación de liderazgos criminales y el creciente papel del país en el tráfico internacional de drogas han alimentado un escenario de inestabilidad que el gobierno de Daniel Noboa no ha logrado contener.

Brasil enfrenta un panorama similar, con organizaciones criminales que buscan controlar amplias zonas urbanas. En Río de Janeiro, un operativo contra el Comando Vermelho dejó más de un centenar de muertos en octubre, un episodio que refleja la intensidad de los enfrentamientos entre fuerzas de seguridad y grupos armados.

Haití, por su parte, continúa atrapado en una espiral de violencia desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021. Las pandillas han extendido su dominio más allá de Puerto Príncipe, lo que llevó al Consejo de Seguridad de la ONU a aprobar el despliegue de una fuerza multinacional para intentar contener la crisis.

A pesar de que los gobiernos de la región han recurrido al aumento de presencia militar y policial como respuesta inmediata, especialistas advierten que estas medidas no han logrado revertir la tendencia. Sandra Pellegrini, analista de ACLED, señala que la militarización puede ofrecer resultados temporales, pero a mediano plazo tiende a fragmentar aún más a los grupos delictivos y a elevar el riesgo de abusos por parte de las fuerzas del Estado.

La popularidad de las políticas de mano dura y la presión internacional para combatir al crimen organizado dificultan, según la experta, que los gobiernos reconsideren sus estrategias.

El informe de ACLED coloca nuevamente a México en el centro del debate sobre seguridad en América Latina. Su posición dentro de los países más peligrosos del mundo no solo evidencia la persistencia de conflictos internos, sino también la complejidad de un escenario donde convergen disputas criminales, tensiones políticas y estrategias gubernamentales que, hasta ahora, no han logrado frenar la violencia.