/ Guadalupe Loaeza /
Julien Pradels, director general de Chiristie’s Francia:
Tengo el privilegio de contar con dos nacionalidades: la mexicana y la francesa. En el 2003, fui condecorada con la Orden de la Legión de Honor en grado de Caballero. Desde hace muchos años, le he dedicado a Francia muchas páginas de admiración y agradecimiento por todo lo que me ha dado y enseñado en lo que se refiere a la literatura, filosofía e historia. “Si es francés, es inteligente”, solía decir mi madre, “la mexicana más francesa de México”, como le escribiera Jean-Marie Le Clézio. Desde que era adolescente hice de su lema como país mi consigna en la vida: “Libertad, igualdad y fraternidad”. Le escribo todo lo anterior porque sinceramente no comprendo la cerrazón de la empresa Christie’s, que usted representa en París, respecto a la venta ilegal en subastas de bienes arqueológicos que forman parte del patrimonio de todos los mexicanos.
No, señor Pradels, mi patrimonio no se vende.
A pesar de la carta que le escribió la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, con fecha del 8 de noviembre, en donde le informa que, de acuerdo con la legislación mexicana, la venta de 72 piezas prehispánicas que pertenecieron a las culturas de nuestro territorio constituye un delito, “al fomentar y contribuir al tráfico ilícito y a la delincuencia transnacional organizada”, ayer se llevó a cabo la subasta “Pre-Columbian Art & Taino Masterworks”. El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) todavía les advirtió de las piezas de reciente factura como, por ejemplo, una máscara teotihuacana que vendieron en 6 mil euros (más de 141 mil pesos). Además, el dictamen del INAH les advirtió que 15 figuras presentadas como prehispánicas no lo eran. Finalmente la puja de ayer recaudó más de 1.6 millones de euros (38 millones de pesos). Este martes, precisamente, cinco países condenaron la venta de las piezas precolombinas: “Las Embajadas de Colombia, Guatemala, Honduras, México y Perú en Francia externan su preocupación por la comercialización de bienes culturales y expresan un enérgico rechazo a la venta de objetos prehispánicos, por la devastación de la historia y la identidad de los pueblos que supone el comercio ilícito de bienes culturales”. (Reforma).
No, señor Pradels, mi patrimonio no se vende.
Estoy consciente de que la legislación francesa reconoce la adquisición de buena fe por parte del comprador, y que la posesión y comercialización de las piezas no representa un delito. En su carta, Alejandra Frausto le recuerda que “La reclamación de tales piezas se fundamenta en las disposiciones de la Convención sobre las medidas que deben de adoptarse para prohibir e impedir la importación, la exportación y la transferencia de propiedad ilícitas de bienes culturales de 1970 de la UNESCO”. Y usted le responde que: “esta no es de carácter autoaplicable y únicamente crea obligaciones entre los Estados Partes, por lo tanto, no es aplicable en el caso de Christie’s”. De acuerdo, no es ilegal en el ámbito de la legislación francesa, pero no es ético. Por ejemplo, la venta de pieles está permitida, pero socialmente está muy mal vista, porque no es ético. Ha de saber, Sr. Pradels, que París y México se han comprometido y firmado desde julio pasado una “declaración de intenciones” contra el tráfico de piezas precolombinas. “La recuperación y protección de bienes culturales es una gran causa para nosotros y me da mucho gusto que Francia en esta ocasión nos acompañe en esta iniciativa”, dijo Marcelo Ebrard.
No, señor Pradels, mi patrimonio no se vende.
¿Sabía usted que Italia devolvió a México 594 pinturas robadas? Estos exvotos pintados entre el siglo XVIII y el XX fueron robados en la década de los sesenta y exhibidos en dos museos de ese país. Como bien dijo el ministro de Cultura italiano, Alberto Bonisoli, el día que entregó las pinturas a la secretaria de Cultura: “Hoy tenemos la ocasión de devolver algo al Gobierno mexicano y de enviar una señal a todo el mundo de que esta restitución marca la dirección que debemos tomar”. De allí que el presidente López Obrador haya entregado la condecoración del Orden del Águila Azteca a Roberto Riccardi, comandante de Carabineros para la Protección del Patrimonio Cultural de Italia, por la salvaguarda del patrimonio mexicano. He allí un ejemplo de ética y de respeto al patrimonio de México.
Por ello le repito: no, señor Pradels, mi patrimonio ¡¡¡no se vende!!!