Miahuatlán, en la mira .

/ Yamiri Rodríguez Madrid /

A poco más de una semana de la agresión de la síndica de Miahuatlán, Nellyda Bárcena Vitte y otras empleadas de dicho ayuntamiento a la periodista Verónica Huerta, las cosas se le están complicando no solo a las agresoras, sino también al presidente municipal Óscar Suárez Sánchez.   El dirigente estatal del partido que lo llevó al triunfo, Eduardo Vega Yunes, de Fuerza por México, no solo lo desconoció, sino que ha actuado en consecuencia.

Primero, solicitó la intervención de la Fiscalía General del Estado (FGE) y hace unos días, se reunió con la titular del  Órgano de Fiscalización Superior (Orfis), Delia González Cobos, para que se investigue el presunto mal uso de recursos públicos en el que pudo haber incurrido  dicho ayuntamiento. Pero el tema no para ahí.

La directora del DIF estatal, Rebeca Quintanar Barceló, reveló que ya le quitaron las dos ambulancias que la institución le había dado en comodato, pues recordemos que en una de estas unidades viajaban las mujeres que golpearon a la reportera en el evento partidista que la precandidata presidencial de Morena, Claudia Sheinbaum Pardo tuvo en Xalapa.

Eso, no es solo un golpe para la administración municipal, sino también para los pobladores, pues en ella viajaban personas con discapacidad para recibir su terapia en diferentes unidades de rehabilitación. Si no dan una justificación razonable -no se me ocurre cuál  puede ser, pues la ambulancia estaba en un evento partidista y manejada por un policía-, simplemente no se las devolverán, por lo que se llevarán de por medio a la gente.

Habrá que ver si el diputado local de dicho distrito, Othón Hernández Candanedo hace algún pronunciamiento al respecto o simplemente finge demencia. Lo mismo en el caso de la representante federal, Mónica Herrera Villavicencio.  Ambos han estado callados, callados.

Mientras se acumulen las acciones en su contra y en espera de que éstas procedan, tanto el alcalde como la síndica se pueden ir despidiendo de toda aspiración política. Hasta ahí llegaron por creer que podían hacer y deshacer sin consecuencia alguna.  Como dice la canción: pero qué necesidad.

@YamiriRodriguez