Migrar es un derecho humano. Trump y Guantánamo lo amenazan.

*Escrito por Paola Riña y Wendy Rayón.

05.02.2025 Ciudad de México.- La migración ha sido una constante en la historia de la humanidad porque las poblaciones se han desplazado en busca de alimentos, refugio y vestimenta por lo que este fenómeno se ha determinado como derecho humano, no obstante, la Ley Laken Riley, firmada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, la cual autoriza el arresto y deportación de las personas indocumentadas con antecedentes penales, incluso si se trata de delitos menores y no violentos como robo.

Así lo determina el Artículo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que establece:

«toda persona tiene derecho a circular libremente, elegir su residencia y regresar a su país. No obstante, este derecho es frecuentemente ignorado o criminalizado. Países como Estados Unidos con la llegada de Donald Trump al poder, se imponen restricciones mediante visados, controles fronterizos y la construcción de muros y hoy una criminalización que dificulta el ejercicio de este derecho fundamental».

No hay que perder de vista que las causas de la migración también reflejan realidades dolorosas, según el informe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) titulado Migración irregular y flujos migratorios mixtos, la migración forzada, las crisis económicas, la violencia, la trata de personas y los desplazamientos por factores ambientales son puntos clave que impulsan a millones de personas a abandonar sus hogares.

En este contexto, el fenómeno conocido como «feminización de la migración» ha cobrado relevancia. De acuerdo con la OIM, las mujeres representan el 48% de migrantes internacionales, y cada vez más migran solas o como madres autónomas. La discriminación y la violencia de género son factores determinantes en América Central y el Caribe, donde muchas mujeres buscan un futuro más seguro para ellas y sus familias.

A esto se suma México quien también viola el derecho a la migración, según información del Instituto para las Mujeres en la Migración A.C. (IMUMI), las acciones del gobierno mexicano están lejos de lo humanitario, pues 62 mil 144 personas migrantes fueron expulsadas a México durante 2019, a la espera de la resolución de sus casos cuando se implementó por primera vez la política migratoria, siendo que el 42% fueron mujeres, es decir 26 mil 293 personas, según datos de la Secretaría de Gobernación e IMUMI.

Ahora, desde su campaña para su segundo periodo presidencial, Donald Trump amenazó los derechos de migración y sus amenazas se han vuelto una realidad.

El miércoles 29 de enero, Trump, declaró que firmará una orden ejecutiva para utilizar la Base Militar de la Bahía de Guantánamo en Cuba como albergue para enviar ahí a personas indocumentadas acusadas de algún delito.

Esta decisión no solo criminaliza a la población migrante, sino que hay un vacío legal en donde no queda claro cómo podrán ser garantizados los derechos humanos en el lugar.

La historia que inspiró la ley fue la de vida de Riley, una universitaria de 22 años, asesinada y violentada sexualmente por una persona migrante indocumentada después de que salió a correr por las instalaciones de la Universidad de Georgia. Su feminicida, de origen venezolano, ya había sido detenido por un robo en un supermercado, por lo que los connacionales apuntaron que, de ser detenido antes, se hubiera podido evitar el feminicidio.

Ahora que la Ley Laken Riley es una realidad, Trump mencionó que demandó al Pentágono y al Departamento de Seguridad Nacional la preparación de 30 mil camas en Guantánamo para recibir a las primeras personas indocumentadas detenidas por algún crimen: «Algunos son tan malvados que ni siquiera confiamos en los países para que los detengan porque no los queremos devuelta» declaró.

El plan de enviar a personas indocumentadas a la Base Naval de Guantánamo fue propuesto por Kristi Noem, secretaria de la Seguridad Nacional. Aunque no sería la primera vez que se utiliza este espacio para contener a poblaciones migrantes.

Guantánamo

Después de los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001, Estados Unidos gobernado por el ex presidente George W. Bush., decidió abrir un centro de detención con la intención de mantener cautivos a ciudadanos de Afganistán y de otros países que tuvieran relación con «la guerra contra el terrorismo». El lugar seleccionado terminó siendo la Base Naval Estadounidense en la Bahía de Guantánamo, en Cuba.

Al ser un lugar aislado de Estados Unidos, no permite la intrusión de las cortes federales de jurisdicción para atender las denuncias de las y los detenidos. Acción que fue declarada inconstitucional según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) siete años más tarde.

Para 2021, Amnistía Internacional reportó 40 personas detenidas en Guantánamo con una edad que oscila entre los 38 y 73 años y que pertenecen a 10 países distintos (Afganistán, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Georgia, Irán, Kenia, Pakistán, Tailandia, Turquía y Yibuti).

Dos de los hombres detenidos actualmente en Guantánamo permanecen recluidos allí desde el primer día de su funcionamiento, el 11 de enero de 2002; 15 llevan allí desde el primer año, es decir, más de 18 años. Los 40 detenidos llevan recluidos en Guantánamo más de 12 años.

De acuerdo con el informe ‘Hacia el cierre de Guantánamo’ de la CIDH en donde se analiza la legalidad de las detenciones se informó sobre malos tratos a prisioneros, uso de tortura, alimentación forzada y otra serie de violaciones a derechos humanos, por lo que realizó las siguientes observaciones:

  • Derecho a la libertad personal y detención indefinida, la CIDH señaló que Estados Unidos ha mantenido a cientos de personas en Guantánamo bajo el argumento de que «son una amenaza» para la seguridad nacional sin contar con pruebas suficientes. Esto viola el derecho internacional que dictamina que las personas privadas de su libertad tienen derecho a un juicio en un plazo razonable.
  • Derecho a la integridad personal (tortura y malos tratos), el informe documentó casos de aislamiento extremo, condiciones de detención insalubres y el uso de tácticas de interrogación abusivas (privación del sueño, posiciones prolongadas y simulaciones de ahogamientos). Asimismo, hay un abandono a su salud, especialmente para aquellos quienes llevan más de una década detenidos.
  • Condiciones de detención y discriminación religiosa, las condiciones de Guantánamo pueden varias de acuerdo con la peligrosidad del detenido. El último nivel, el campo 7, los abusos son más severos y hay limitaciones para acceder a materiales religiosos para la práctica de religiones como el islam.
  • Huelgas de hambre y alimentación forzada, ante las condiciones de reclusión y el desconocimiento de su estatus, muchos prisioneros han recurrido a las huelgas de hambre como una forma de protesta pacífica. No obstante, la respuesta ha sido la alimentación forzada a través de tubos nasogástricos que constituye un trato cruel.
Amnistía Internacional

Crisis de los balseros, uno de los episodios en la historia de Guantánamo

Debido a la entrada de Fidel Castro a Cuba en 1959, ciudadanas y ciudadanos cubanos migraron a Estados Unidos por medio de la vía marítima en balsas llegando a ser 66 mil para 1966 y con el tiempo, el número de personas en contextos de movilización fueron aumentando.

Para 1994, se tomó una medida extrema en el que se ordenó atrapar a personas identificadas como «balseros» por la forma en cómo migran a través del mar en una embarcación y llevarlos a la Base Naval de Guantánamo, mientras se estudiaba la posibilidad de que fueran llevado a otras zonas seguras. No obstante, el número de balseros interceptados en ese año llegó a ser de 32 mil ciudadanos cubanos.

Las personas migrantes fueron colocadas en campamentos hacinados donde enfrentaron violaciones a sus derechos humanos, falta de recursos y restricciones de movimiento. Ante la incertidumbre, se generaron tensiones y protestas por su liberación.

Por lo que, el 14 de octubre de 1994, la Casa Blanca anunció que unos cuentos serian recibidos en Estados Unidos en situación de estancia provisional y el resto serían colocados en otros países.

Recordando este episodio en l historia de Guantánamo, el presidente de Cuba, Miguel Díaz Canel Bermúdez calificó como «acto de brutalidad» la propuesta de Trump y apuntó que Guantánamo sigue «ilegalmente ocupado» por Estados Unidos.

Retos y derechos pendientes

Un avance significativo en el reconocimiento de los derechos de las personas migrantes fue la aprobación de la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de todos los Trabajadores Migratorios y sus Familiares. Sin embargo, hasta la fecha, ningún país receptor de migrantes ha ratificado este protocolo.

La Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares garantiza la igualdad de trato, el acceso a condiciones laborales justas, la prohibición de discriminación, tortura, explotación y trabajo forzado. Además, protege derechos fundamentales como la unidad familiar, el acceso a educación, salud y asistencia consular, así como la posibilidad de conservar su identidad cultural. También asegura el derecho a regresar al país de origen y a denunciar abusos sin temor a represalias, promoviendo la dignidad y el bienestar de los migrantes y sus familias.

Aunque la migración es un derecho reconocido internacionalmente, el panorama actual está marcado por políticas restrictivas y violaciones sistemáticas a los derechos humanos de las personas en tránsito. Las medidas adoptadas por el gobierno de Donald Trump ejemplifican una postura autoritaria que vulnera la dignidad y la integridad de quienes buscan una nueva oportunidad de vida.

En un contexto de creciente hostilidad, es necesario replantear las políticas migratorias desde un enfoque basado en derechos humanos, reconociendo que para millones de personas migrar no es una elección, sino una necesidad vital.