¿Miguel chico o Fernando?

Sin tacto

Por Sergio González Levet

Dos políticos que han vivido en los intríngulis del poder desde la misma cuna: dos hermanos que han llevado caminos paralelos bajo la férrea conducción de su padre, amoroso y duro, férreo y consentidor, exigente y orgulloso.
Miguel Ángel y Fernando Yunes Márquez nacieron irremediablemente para la función pública, para el servicio público, para la administración gubernamental.

Los dos en el mismo tiempo, y los dos con tiempos distintos.

Miguel Ángel nació en 1976 y tiene 43 años. Fue un buen alcalde de Boca del Río los años 2008, 2009 y 2010. Tres años en los que, con el favor del presidente Felipe Calderón -el mismo que empinó a su padre en el pastel, en una inoportuna muestra de confianza y afecto que le salió cara- hizo obra que aún se recuerda, como la concretización (¿así se dice?) del Bulevar Ruiz Cortines y muchas otras vialidades y calles, por ejemplo.
Y Miguel Ángel hijo (no me gusta decirle Chiquiyunes, y por eso no lo menciono así) ya había sido diputado local por el PAN, su partido de siempre, de 2004 a 2007 y por el Distrito de Boca del Río, el feudo familiar.

En 2014, volvió a competir para la Presidencia Municipal boqueña y una vez más fue alcalde, esta vez durante cuatro años, en los que coincidió con su padre como Gobernador en el final de su administración cuatroañera, lo que aprovechó para hacer más obra (el Foro Boca resplandece entre ella) y para alzarse como un munícipe reconocido, al grado que fue nominado como candidato albiazul a la gubernatura de Veracruz en 2018, que sólo perdió ante el vendaval sin rumbo de la elección de López Obrador y todos sus candidatos, incluido Cuitláhuac García Jiménez.

Pero Fernando, el “Xocoyotzin” (castellanizado el término en “xocoyote” o “socoyote”; y tampoco me gusta decirle “Chiquifer”), como muchos hermanos menores ha demostrado una capacidad inusual que compite con el hermano mayor, y entre que sí y que no ha desarrollado a sus 37 años una carrera que lo llevó a ser un relevante diputado local panista de 2010 a 2012, Senador de 2012 hasta que pidió licencia en 2017, y en la actualidad Presidente Municipal de Veracruz, el ayuntamiento más antiguo y más relevante en la historia de la nación.

Los dos hermanos corren, pues, parejeros en una carrera que no se detuvo ante la derrota de la familia panista sufrida en 2018. Como buenos pura-sangre, ambos quieren más y buscan metas muy ambiciosas, siguiendo la tradición de quien los engendró para la vida natural y para la vida política.

¿Qué irá a pasar con ellos cuando el destino de la candidatura les alcance en 2024?
Seguramente Miguel grande intervendrá en su momento para calmar las aguas virulentas de la ambición genuina.
Pero…

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