Miguel Nazar, a la historia

 

/ Por Ángel Álvaro Peña /

La historia se encarga de colocar a cada quien en su lugar. El tiempo no siempre es amable con los personajes que son parte de la historia y padeciendo todavía la visión de buenos y malos que intenta simplificar la realidad, al final del destino se dibujan algunas injusticias.

Este es el caso de un personaje de que nadie quiere hablar por temor a ser cuestionado, se trata de Miguel Nazar Haro. Un policía de tiempo completo, porque desde la Dirección Federal de Seguridad resguardó el orden social no sólo durante su periodo como su director de 1978 a 1982, sino desde que se incorporó a esta corporación fundada por Miguel Alemán Valdés, en 1947.

Así como policía, investigador y detective mantuvo con mano dura a la delincuencia a raya. Así, en la década de los 70 el país sufrió una serie de secuestros perpetrados por los grupos guerrilleros entre los que destacaba la Liga 23 de Septiembre, que llegó a tener presencia en una veintena de estados de la República.

Esa organización operaba con el dinero de los rescates de los secuestros que realizaba, ante esta oleada de delitos, el gobierno mexicano integró una Brigada Especial, misma que recibió la encomienda de “rastrear y detener” a los delincuentes, llamada Brigada Blanca, con 240 elementos, capitaneada por Miguel Nazar Haro, que cumplió a cabalidad dicha encomienda, hasta exterminar cualquier indicio de subversión en el país.

Desde el periodo de Díaz Ordaz la inconformidad en algunos sectores de la población que necesitaban alzar la voz se vieron impedidos de dar a conocer sus exigencias porque políticamente los caminos estaban cerrado, debido a que la oposición no sólo no existía en el Congreso, sino que sus expresiones eran sancionadas.

A partir de esta situación la inconformidad se radicalizó en algunos sectores de la población creando problemas a la paz social y adoptan posturas que lastimaban a la propia sociedad como los secuestros de personas importantes que se repetían uno tras otro.

 

Miguel Nazar Haro combatió con eficacia y precisión a los secuestradores de su época. Destaca su intervención en la solución de secuestros de alto impacto, como el de Hirschfeld Almada (1971), el del cónsul inglés de Guadalajara (1973) y el de Brianda Domecq (1978), entre muchos otros. En mayo de 1973, un avión venezolano fue secuestrado y desviado hacia México. Exigían la liberación de presos políticos en su país.

Uno de los secuestros más importantes de esos tiempos perpetrado por la Liga 23 de septiembre fue el del empresario regiomontano Eugenio Garza Sada, el 17 de septiembre de 1973, muerto en el momento del secuestro. A las 9:00 horas de ese lunes, el empresario, se dirigía desde su residencia, en la colonia Obispado, a las oficinas de la Cervecería Cuauhtémoc, acompañado por su chofer y escolta, Bernardo Chapa Pérez, y el guardaespaldas, Modesto Torres Briones.

En las calles de Villagrán y Luis Quintanar, en la colonia Bella Vista, una camioneta en la que viajaban Hilario Juárez García y Elías Orozco Salazar, integrantes del grupo subversivo, cerró el paso al Ford Galaxie 1969, color negro en el que viajaba el empresario. Al instante los activistas Anselmo Herrera Chávez y Javier Rodríguez Torres, se acercaron para abrir la portezuela delantera derecha, a fin de tratar de sacar del vehículo al empresario de 81 años. Fueron repelidos a balazos por el chofer Bernardo Chapa. Los dos jóvenes fueron heridos. Edmundo Medina Flores, supuesto líder del comando guerrillero, ultimó al otro escolta del empresario. En el fuego cruzado, Garza Sada recibió un balazo.

Hay varias anécdotas de su actuación como investigador, como cuando la Liga 23 de Septiembre exigió la liberación de los guerrilleros encarcelados, el gobierno, entonces, informó que no negociaría. En ese momento Nazar recibió una amenaza: “¿Si secuestramos a tus hijos tampoco vas a negociar?”

Esa noche reunió a su familia y explicó la situación. Les presentó a los hombres que se encargarían de su seguridad y les advirtió: “Cooperen con ellos y no hagan tonterías. Si alguien los secuestra, yo no voy a negociar, ¿está claro?”.

Los hijos de Nazar sufrieron cinco atentados y don Miguel nunca cambió su postura.

El gobierno venezolano rechazó negociar con los terroristas que secuestraron un avión en México. Los delincuentes amenazaron con hacer explotar el avión. Nazar subió a la aeronave y se intercambió por las mujeres y los niños que estaban a bordo, aceptando, además, permanecer como rehén para garantizar la seguridad de sus ocupantes. El avión despegó y llegó a Cuba, donde finalmente nadie resultó lastimado.

Algo que se sabe poco es el hecho de que la reina de Inglaterra condecoró a Miguel Nazar y lo nombró caballero de la Corte. El rey de Bélgica le otorgó la más alta condecoración que aquel reino concede a un ciudadano extranjero. Lo mismo ocurrió con los gobiernos de España, Japón y Estados Unidos.

Los trabajos policiacos, el orden social, los movimientos sociales motivaron que se realizara la primera reforma electoral en la historia del país, cuando José López Portillo, presenta la Ley Federal de Organizaciones y Procesos Electorales que permitió la legalización de partidos políticos de oposición que vivían en la clandestinidad.

La tranquilidad social se mantuvo desde la rígida mirada de los elementos de la Dirección Federal de Seguridad, y aunque Miguel Nazar no estaba al frente desde 1982, seguía colaborando, contribuyendo a la paz social. Eran días en los que la delincuencia prácticamente no existía, había libertad de caminar por la noche por cualquier calle sin riesgos.

La inseguridad empezó a mermar a la sociedad luego del descuido de las políticas al término de la Dirección Federal de Seguridad y se agudizó, en el sexenio de Carlos Salinas, al crearse el 13 de febrero de 1989, dentro de la Secretaría de Gobernación se creó la Dirección General de Derechos Humanos. Un año más tarde, el 6 de junio de 1990, nació por decreto presidencial la institución Comisión Nacional de Derechos Humanos, constituyéndose como un organismo desconcentrado de dicha Secretaría.

La defensa a ultranza de los delincuentes relajó la severidad de aquel trato férreo contra los infractores y la inseguridad empezó a ser un problema grave en la sociedad mexicana. Los delincuentes empezaron a tener derechos incluso en el momento mismo de ser detenidos. Esta transformación creó mala imagen a los anteriores jefes policiacos que si bien eran rudos con los delincuentes eran catalogados como demasiado severos, pero mantenían a la delincuencia a raya y ante tal peligro de ser detenidos muchos ni siquiera intentaban violar la ley.

Es así como al paso del tiempo quienes guardaban el orden y protegían a la sociedad pasaron a formar parte de las filas de los malos, cuando en realidad, en su momento eran verdaderos defensores de la integridad de la sociedad, las familias y los individuos.

En 2004, el entonces presidente, Vicente Fox inicio la persecución de quienes, desde el gobierno, enfrentaron a la guerrilla en los años 70. Nombro fiscal especial a un primo de la guerrillera Denisse Prieto y se fue contra Nazar Haro y otros policías. Con más aña que legalidad el analfabeta Fox condenó a toda prisa a Miguel Nazar, allanado el camino al crimen organizado que su sucesor consolidó.

El fiscal encargado de esta tarea fue Ignacio Carrillo Prieto, quien hoy se encuentra inhabilitado 10 años para ejercer función pública y enfrentar cargos por responsabilidad patrimonial de más de 30 millones de pesos.

En el momento de la detención de Nazar Haro los policías encargados de esa misión se mostraban avergonzados por enfrentarse a toda una autoridad, posteriormente en su proceso, se negó a enfrentar su proceso en ausencia, situación a la que tenía derecho por su edad, a pesar de los consejos de su abogado.

¡Yo no tengo por qué huir! Ya a bordo de avión de la PGR que lo conduciría a la cárcel en Monterrey, escuchó a su hijo que preguntaba “¿Valió la pena, papa?” Miguel Nazar respondió: “Claro que valió la pena. ¡Esta es mi patria!”,

La iniciativa presidencial panista traía la consigna del linchamiento. Al final, el poder judicial dictó sentencia absolutoria.

La inseguridad se multiplicó desproporcionadamente luego de que el panista Felipe Calderón se convirtió de Presidente del empleo en el presidente de la guerra contra el narco. La guerra era su medio y su fin, lo prueba su ridícula aparición en uniforme militar tres tallas más grandes. Sexenio en el que hubo más violaciones a los derechos humanos y asesinatos de civiles; sin embargo, no se explica que no esté en la cárcel ni que siga vociferando contra el gobierno como si tuviera la conciencia limpia.

Todos sabemos que debemos a Calderón la inseguridad que perdura hasta nuestros días y que no puede erradicarse de un día para otro.

Es en la historia donde quedan los nombres de los sanguinarios y es responsabilidad de quienes leen la historia colocar a cada personaje en la libertad de la conciencia y en la prisión de la memoria social.

Miguel Nazar falleció a los 87 años, en su casa de Las Águilas, en 2012, la misma que adquirió en 1975. Estuvo casado 62 años con quien le diera cinco hijos.

Respetuoso de México como pocos y convencido de que la justicia tiene una sola cara: la de la dureza porque se está tratando con delincuentes y no con blancas palomas.

 

PEGA Y CORRE

Los panistas que se dicen defensores de los derechos de las mujeres ahora ponen de candidato a la gubernatura del Edomex a un golpeador de mujeres. Enrique Vargas del Villar estuvo preso por golpear con una botella a su tía, y fue denunciado penalmente por su abuela por ese hecho. No le vaya apega a Delfina. Cuidado

 

 

Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes

 

 

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