Minimizan medidas trumpianas, pero habrá graves consecuencias si no…

*Yo Campesino / Muy complicado .
/ Miguel A. Rocha Valencia /
No va a ser con dos mil pesos o tarjetas del bienestar como se va a resolver el conflicto de deportaciones de connacionales desde Estados Unidos, sobre todo con aquellas personas con arraiga de muchos años y cuyos domicilios y vidas se ubican al norte del río Bravo.
Las medidas simplistas de brazos abiertos anunciadas en la mañanera del pueblo son de visión reduccionista donde no se toma en cuenta que miles de los que podrían regresar a México se fueron por necesidad, inseguridad y hasta por estudio. Tampoco se plantea que sus necesidades de ingresos rebasan con mucho lo que les puedan dar de dádiva o les remunere un empleo en sus lugares de origen. Ni hablar del tema de inseguridad.
Tan sólo en el gobierno del profeta de la 4T se fueron más de 800 mil connacionales y cerca de 450 mil fueron desplazados de sus comunidades por culpa del crimen organizado; muchos más, especialmente jóvenes, fueron reclutados por las buenas o por las malas, como sicarios.
No olvidemos que, por la misma violencia, se registraron 200 mil asesinatos durante el sexenio pasado, lo cual “habla” del riesgo de morir para muchos insistimos, especialmente jóvenes.
Por eso y aunque en palacio se diga que las medidas de Donald Trump son las mismas que aplicó hace ocho años en materia migratoria y de hecho obligó a la creación de la Guardia Nacional, las consecuencias también podrían  ser las mismas: un crecimiento exponencial del crimen organizado no sólo en actividades delictivas que de cubren dos terceras partes del territorio nacional de manera notoria, especialmente con la extorsión o cobro de piso a todo tipo de actividades, sino también en la política y “empresas” legítimas.
Y si para colmo, lo primero que deportan son a los delincuentes y en vía fast track ¿Vacían sus cárceles? ¿A dónde y a qué van a llegar esos personajes?
La otra cara de la misma moneda es la creación de empleos que colmen o al menos mitiguen sus necesidades de ingreso, vivienda, recreación, alimentación y salud, por no hablar de tema educativo.
Es decir que los temas de salarios y empleo son relevantes si se toma en cuenta que cerró el 2024 con la pérdida de casi 450 mil trabajos formales, aumentos de la informalidad y el crecimiento de los pobres laborales hasta 10 millones de personas con todo y los aumentotes salariales que no son sino demagogia devorada por la inflación, especialmente por la subyacente que eleva toooodos los precios más allá de la imaginaria canasta básica.
Todo esto es lo que debe considerarse incluyendo como dice el ex comisionado de Migración, Tonatiuh Guillén López Hernández el hecho de que, para muchos connacionales con años de vida en la unión americana, su domicilio y familia ya no están en México sino en Los Áng
eles, Arizona o Chicago ¿Qué van a hacer con dos mil pesos y a dónde los van a llevar?
Por eso en anteriores comentarios hablábamos y no de hoy sino desde hace varios lustros de que los gobiernos asuman su responsabilidad para que a través de políticas públicas propicien la creación de trabajo suficiente y bien remunerado, excelencia académica y un entorno seguro para que, como mandata la Constitución, podamos desarrollarnos libremente, garantía que hasta hoy no se ha cumplido.
Seguridad y trabajo es un binomio indispensable para arraigar a los nuestros, que no se vayan en busca de sueños que se tornan pesadillas ni que huyan atenazados por la violencia criminal que los mata o los recluta para agredir a más congéneres.
Porque tampoco se trata de mantenerlos, no se podría, las finanzas públicas están a tope, el déficit presupuestal no resiste un penny más sin poner en riesgo la capacidad de pago y por lo visto, de aplicarse aranceles afectará el empleo y dará al traste con la relocalización de empresas especialmente si son asiáticas.
No se olvide que el peso de las pensiones bienestar llega a casi 800 mil millones de pesos y que el pago del servicio de la deuda llega a casi 1.5 billones de pesos y que el principal a noviembre pasado ya rondaba los 15 billones de pesos y que para este año el techo del déficit autorizado es de billón y medio de pesos más.
Veremos si las deportaciones que obligarán a una circulación más discreta de los mexicanos indocumentados, afectan las remesas de que tanto se presumió en el sexenio pasado en vez de lamentar o avergonzarnos de su crecimiento pues cada dólar más implica que cada vez más mexicanos se van del otro lado muchas veces a malvivir.  Por las persecuciones y trato de criminales de que son objeto.
Así que, a ponerse a trabajar, crear políticas públicas reales, dejar de regalar dinero, invertir en obra pública, en investigación, salud y todo aquello que genere economía, no el agradecimiento clientelar de un pueblo al que se le está enseñando a limosnear y depender la de la dádiva de papá gobierno. Eso creo.