*Durante la ceremonia de los Niños Héroes, el recién llegado a la SCJN Hugo Aguilar Ortiz fue objeto de críticas por su actitud ante la líder legislativa.
14.09.2025.Ciudad de México- Durante la ceremonia conmemorativa del 178 aniversario de la Gesta Heroica de los Niños Héroes, celebrada. en el Altar a la Patria en Chapultepec, se vivió un momento que no pasó desapercibido. La presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Kenia López Rabadán, fue objeto de un desaire por parte del ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Hugo Aguilar Ortiz.
El incidente ocurrió al momento de la presentación de autoridades, cuando Aguilar Ortiz se abstuvo de aplaudir a la diputada panista, en contraste con la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, los demás funcionarios y mandos militares, quienes así lo hicieron.
El gesto fue interpretado por muchos como una señal de tensión entre los poderes de la Unión, especialmente considerando que la panista fue la ex vocera de la candidata Presidencial Xóchitl Gálvez en campaña y Kenia López además tiene una postura crítica frente a reformas impulsadas por el oficialismo.
La escena protagonizada por Hugo Aguilar Ortiz se viralizó rápidamente en redes sociales, generando comentarios y cuestionamientos sobre el respeto institucional de parte del ministro presidente de la SCJN, recientemente elegido políticamente y muy cercano a Andrés Manuel López Obrador.
Ante la ola de críticas que ocasionó su gesto, el ministro Hugo Aguilar Ortiz publicó un mensaje en su cuenta oficial de X (antes Twitter), en el que ofreció una disculpa implícita y reafirmó su respeto hacia la legisladora:
“Expreso mi respeto a la Diputada Kenia López Rabadán (@kenialopezr), Presidenta de la Cámara de Diputados, a quien saludé en la ceremonia del 178 aniversario de la Gesta Heroica de Chapultepec. Asimismo, reitero mi reconocimiento al Poder Legislativo, en el marco del respeto mutuo, la colaboración y el diálogo que deben prevalecer entre los Poderes de la Unión”.
“En fechas de profundo significado histórico, recordamos que la unidad y la fortaleza institucional son el mejor tributo a quienes dieron su vida por México, y la guía para consolidar una justicia real y verdadera para todas y todos.”
El mensaje fue interpretado como un intento de reconciliación y reafirmación del compromiso republicano, en un contexto donde la pluralidad y el respeto entre poderes se perdieron en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, valores que son esenciales para la democracia mexicana.
El contraste entre el estilo político de la presidenta Claudia Sheinbaum y el de su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, especialmente en el trato hacia figuras de la oposición, es hoy el tema que ocupa la conversación digital.
El indicio de que Claudia Sheinbaum ejerza un nuevo nuevo tono político de respeto a la oposición y de civilidad institucional, ha sido bien recibido al invitar a la Presidenta de la cámara de diputados Kenia López y dispensarle un trato de respeto.
La llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia de México ha marcado un cambio notable en el estilo de relación entre el Ejecutivo y los demás poderes de la Unión.
En contraste con el tono confrontativo que caracterizó a su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, la primera presidenta mujer del país ha comenzado su mandato con formas que apuntan hacia una mayor civilidad política y respeto institucional, incluso hacia figuras de la oposición.
Uno de los episodios más representativos de este nuevo enfoque ocurrió recientemente, cuando la diputada panista Kenia López Rabadán fue nombrada presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados. A pesar de que su designación fue objeto de tensiones entre Morena y los partidos opositores, Sheinbaum reaccionó con mesura y reconocimiento al proceso democrático que llevó a López Rabadán al cargo.
Durante su conferencia matutina, la presidenta declaró que le parecía “muy bien” que se hubiera respetado la regla de alternancia en la presidencia de la Cámara baja, señalando que “hay una regla establecida” que permite a los partidos turnarse en la conducción del órgano legislativo. Este gesto fue interpretado como una señal de apertura y respeto hacia la pluralidad política, algo que contrasta con la actitud que López Obrador solía tener frente a sus críticos, a quienes frecuentemente descalificaba como “conservadores” o “corruptos”.
La diferencia de tono entre ambos mandatarios es evidente. Mientras López Obrador optaba por la confrontación directa en sus conferencias, Sheinbaum ha mostrado una disposición más institucional, reconociendo el papel de la oposición y evitando caer en provocaciones.
En el mismo evento, la presidenta subrayó que el Congreso debe ser “un espacio para el debate de las ideas” y condenó cualquier tipo de violencia política, llamando a elevar el nivel del diálogo público.
Este cambio de actitud ha sido bien recibido por diversos sectores, que ven en Sheinbaum una oportunidad para reconstruir puentes entre los poderes y fomentar una gobernabilidad más incluyente en momentos que eventos externos requieren unidad de las y los mexicanos.
La propia Kenia López Rabadán, al asumir su nuevo cargo, se comprometió a representar “la unidad en la pluralidad” y a ejercer su función con “institucionalidad republicana” frente a los demás poderes.
¿Estaríamos ante un nuevo capítulo para la democracia mexicana?
Aunque es temprano para evaluar el impacto profundo de este nuevo estilo presidencial, los primeros gestos de Sheinbaum apuntan hacia una narrativa distinta, la cancelación de una polarización violenta.
Un nuevo discurso presidencial en el que el respeto entre poderes y la colaboración política no están reñidos con la firmeza ideológica. En un país donde la polarización ha sido protagonista en años recientes, esta actitud podría abrir la puerta a una etapa de mayor diálogo y entendimiento y por ende de desarrollo.
La civilidad política no implica renunciar al debate, sino reconocer que la democracia se fortalece cuando sus actores se escuchan y se respetan. Y en ese sentido, el trato de Claudia Sheinbaum hacia Kenia López Rabadán podría ser el primer indicio de un cambio de época.