** DE PRIMERA MANO .
/ Por Omar Zúñiga /
Una de las instituciones más queridas (si no es la que más) por propios y extraños, es sin lugar a dudas, la Universidad Veracruzana, alma máter de políticos veracruzanos, icono que da incluso sentido de pertenencia equivalente a un nacionalismo puro, también es una de las instituciones más opacas de la administración pública en la actualidad.
Al realizar una consulta en la Plataforma Nacional de Transparencia por un dato que me dieron, resulta que, en el mejor de los casos no existe desglose de determinado recurso y en el peor, pues no existe, eso sin dejar de lado que es un verdadero viacrucis atravesar el laberinto en donde se encuentra resguardada la información, para darle una idea, algo parecido de lo que pasó con Harry Potter y Cedric Diggory en El Cáliz de Fuego.
Un par de ejemplos son el presupuesto total de la UV y otro la aplicación de recursos en la Dirección de Comunicación Universitaria, donde al cierre del primer semestre de este año y en números cerrados, su presupuesto ascendió a 5.3 millones de pesos, incluida una ampliación de casi 1.4 millones.
Sin embargo, el periodo de referencia reporta un subejercicio de 4.5 millones, que en teoría deberían aplicarse durante el semestre que corre, que en los hechos es ya menos de un trimestre (octubre, noviembre y diciembre), pero no hay cifras actualizadas, por lo que no sabemos qué es lo que está pasando, ¿dónde están esos recursos?, es una pregunta que debería contestar en primera instancia Norma Trujillo, directora de Comunicación Universitaria, pero eso no va a suceder, pues en el lapso que lleva al frente no ha sucedido, por lo que no hay motivo para pensar lo contrario.
Otro ejemplo son los recursos con el concepto “servicios de arrendamiento”, cuyo monto, entre presupuesto y ampliación, asciende a 79 millones de pesos, de los cuales, al mismo periodo reportado, había un subejercicio de 59.99 millones, y simple y llanamente no existe desglose de absolutamente nada, al menos en este rubro, pues los hipervínculos publicados te llevan al laberinto de Harry y Diggory.
Y si esto les parce opaco, donde sí no hay punto de comparación es en los recursos que obtienen y ejercen las diferentes facultades, y me refiero concretamente a la Facultad de Derecho.
En días recientes, a unos chistositos se les ocurrió taponar el drenaje de esta facultad, con papel de baño y tapitas de plástico, que originaron un serio problema al interior de la institución, que literalmente rebosaba de heces.
Ante la bronca, su directora Araceli Reyes López, cayó en pánico y buscó a toda costa resolver el problema, que según cifras que ella mismo propaló, costaba más menos 1.3 millones. Era literalmente, una bronca de cagada (una disculpa por el inglés).
En perspectiva, la Facultad de Derecho recibe de Rectoría un presupuesto anual, en número cerrados, de millón y medio de pesos.
A esta cifra, se deben sumar los recursos provenientes de los Comités Pro-Mejoras, que todos los alumnos de todas las facultades de la UV deben pagar semestralmente, como requisito sine qua non para poderse titular.
Pues bueno, en el caso de Derecho, el monto asciende a 800 pesos semestrales por alumno, que multiplicado por mil 600 alumnos promedio, nos da un millón 280 mil pesos, que al año suman 2 millones 560 mil pesos, que as su vez sumados al dinero de Rectoría, la cifra asciende en números cerrados a 4 millones de pesos anuales, que deberían ser destinados precisamente a las mejoras de la histórica Facultad de Derecho, de la que ha egresado por ejemplo el ministro en retiro Guillermo Ortiz Mayagoitia, también expresidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, cuyo nombre por cierto engalana el Aula Magna de esta Facultad.
Estas cifras no se pudieron cruzar con los datos oficiales de la Facultad de Derecho, porque ¡no existen!, no hay absolutamente nada en su página de internet sobre este dinero, mucho menos en qué se ha gastado.
Hechas estas anotaciones, Araceli Reyes López dijo que la escuela estaba literalmente en quiebra y no había dinero para nada, mucho menos para hacer las reparaciones del drenaje, por lo que se dedicó a pasar la charola entre los alumnos.
Y anotación al calce, ante la incapacidad de poder detectar a él/la/los/las/les, llegó a inventarse que alumnos de otras facultades habían hecho una incursión (tipo Hamás en Israel) y sabotearon el sistema de drenaje de la Facultad de Derecho. Uuuuufffff.
En resumen, voces autorizadas al interior de la institución, aseguran que los recursos del Pro-Mejoras van a parar a los bolsillos de exfuncionarios con injerencia e influencia en la actual directora, a través de viajes All Inclusive, en los que su aportación académica es proporcionar la ubicación geográfica del resort en cuestión.
Y por otra parte, que la Facultad de Derecho es una oda a la opacidad en el manejo de los recursos públicos, en la que el salario de la directora Araceli Reyes López no está transparentado en la página oficial (hay que remitirse a la Plataforma Nacional de Transparencia para saber que gana 41 mil 500 pesos mensuales netos) y mucho menos, los recursos y aplicación del Comité Pro-Mejoras (este sí, no aparece en ningún lado, el último publicado es del periodo agosto 2019 a enero 2020, es decir el periodo de Alonso de la Fuente Alejandro). ¿Qué hay de eso Josefina?
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La FCAS (Facultad de Ciencias Administrativas y Sociales) merece mención aparte, en la que ciertamente publican los recursos de su Comité Pro-Mejoras, su última actualización es del periodo enero-diciembre 2022, y que por cierto reportan un remanente en caja de 2.7 millones de pesos, hechos en hojitas de Excel malcortados, y que entre las justificaciones de salidas de recursos está el testimonio fotográfico de un MEEY and GREET (sic), para referirse al Meet and Greet (ceremonia de bienvenida).
Lo que no se sabe, es dónde fuera de las fotos y de las faltas de ortografía de primaria, no se sabe quién maneja la cuenta donde se supone están esos recursos, ni desde cuándo y si hay alguna cuenta bancaria (que debería haber) y el nombre de su/sus beneficiario/a, e, s.
Así las cosas en lo que se supone debería ser la máxima casa de estudios de Veracruz, con máxima transparencia en su aplicación de recursos.
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Para documentar el optimismo, y platicando sobre el sentido de pertenencia que da la UV, la zacatecana Norma Rocío Nahle García, ex secretaria de Energía, es Ingeniero Químico por la Universidad Autónoma de Zacatecas Francisco García Salinas. Tantos son los García zacatecanos que hasta su nombre le pusieron a la Uni.
¡Qué barbaridad!
deprimera.mano2020@gmail.com