*Astrolabio Político .
/ Por: Luis Ramírez Baqueiro /
“Sólo pensar en traicionar es ya una traición consumada.” – Cesare Cantú.
Este martes arrancan oficialmente las campañas municipales en Veracruz, y aunque todo parece sonreírle a Morena y su aliado satélite, el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), debajo de la superficie la historia es mucho más turbia.
En la entidad, están en juego 212 presidencias municipales, y aunque el dominio de la 4T parece inevitable, no es precisamente la oposición quien amenaza ese triunfo: son sus propios demonios internos.
Para vender la imagen de fuerza y unidad, la dirigencia nacional de Morena manda a su figura joven y estelar: Luisa María Alcalde Luján, quien estará presente en los arranques de campaña de Daniela Griego Ceballos en Xalapa y de Rosa María Hernández Espejo en el Puerto de Veracruz.
Todo muy bonito para la foto y el discurso. Pero mientras arriba se predica unidad, abajo algunos siguen con la daga desenvainada.
El actual dirigente estatal, Esteban Ramírez Zepeta, sigue peleando su propia guerra santa contra el senador Manuel Huerta Ladrón de Guevara, a quien ya sin pudor acusó de ser “vocero” de los Yunes en el Senado.
Sí, de los mismos Yunes que son el principal enemigo político en la entidad, esos que tanto criticaron al presidente Andrés Manuel López Obrador, al que llamaron “viejo guango”. Así de enredado está el asunto: mientras se presume cohesión, los pleitos intestinos reventaron la operación territorial antes incluso de arrancar formalmente las campañas.
Y eso no es todo. En municipios estratégicos como Xalapa, la capital política del estado, las viejas mañas de ciertos morenistas resurgen. Son los mismos que en el pasado proceso electoral sabotearon desde dentro la candidatura de Rocío Nahle García, hoy gobernadora e hicieron perder a la misma presidenta Claudia Sheinbaum Pardo. Le restaron votos, jugaron a dos bandas, y hoy —por increíble que parezca— vuelven a intentar el mismo juego sucio con Daniela Griego.
Griego Ceballos, curtida en el fuego de la política veracruzana, no ha caído en la ingenuidad. Ha informado directamente a la alta dirigencia nacional y, claro, a la primera morenista del estado: Rocío Nahle. Porque lo que está en juego no es solo una alcaldía: es mantener el control territorial y político de Veracruz frente a una oposición que, sola, ya no representa amenaza alguna… a menos que Morena misma la reviva con sus torpezas y con la traición permanente de los mismos aliados o compañeros de partido.
El arranque electoral favorece a Morena, sí. Pero si permiten que el fuego amigo siga haciendo estragos, no será la oposición quien gane: serán los traidores internos quienes terminen festejando con los restos del proyecto que juraron defender.
Al tiempo.
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