* Escrito por Rita Magaña Torres .
23.04.2024 /Cimac Noticias.com/ Ciudad de México.- Norma Valenzuela, investigadora de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), señaló que durante la vida productiva de las mujeres, se enfrentan a retos de brecha salarial, baja participación laboral, incluso trabajo no remunerado, eso provoca que lleguen a una vejez con carencias, en comparación con la población masculina, pues les es más difícil alcanzar una pensión digna; en ese panorama, el director general de Citibanamex Afore, Luis Kuri, estimó que las mujeres que cuentan con una Afore para un sustento digno en su retiro laboral, deben ahorrar 80 por ciento más para igualar la pensión de hombres.
En su conferencia “La seguridad económica de las mujeres en edades avanzadas”, Norma Valenzuela Sánchez, investigadora en Ciencias Económicas y Sociales de la UAS, consideró que «es evidente que las mujeres tienen una participación laboral más baja que los hombres»; por desigualdades de la estructura de contrataciones.
Ante esa situación, en el reporte mensual Citibanamex Afore, detalló cuatro motivos por los que las mujeres tienen que ahorrar un 80% más para su Afore que los hombres: el primero es la esperanza de vida, en ese aspecto los datos del INEGI arrojan que las mujeres se jubilan seis años posteriores a los hombres, esto para mantener un ahorro para el retiro digno y permita mejores rendimientos para su jubilación.
El segundo, agregó el especialista de Citibanamex, es el salario promedio, aunque se ha intentado reducir la brecha salarial entre géneros, los mismos datos del INEGI reflejan una disparidad del 14% entre personas de distinto género, lo que obliga a las mujeres a ser mejores administradoras de fondos para su retiro. La base de este punto expuesto está en las aportaciones realizadas por la relación obrero-patrón que son habituales en las Afores para la jubilación y eso está correlacionado con el salario base de cotización en México.
En el tercer aspecto, está el saldo promedio de las Afores, la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Reitiro (Consar), refleja a través de los datos obtenidos que el número de cuentas de Afore de hombres supera por 9 millones a la cantidad de cuentas de ahorro para el retiro de las mujeres. La misma fuente resalta que el saldo promedio también es menor, un 24% inferior el de las mujeres, respecto a su contraparte masculina.
Y el cuarto motivo es el mercado laboral, el cual señala que de por sí este aspecto para cualquier persona es más complicado que antaño, en México la situación alcanza un nivel más elevado pese a los datos positivos expuestos, ya que de acuerdo a los datos del INEGI, el 52% de la población económicamente activa en México son mujeres, es decir, casi 6 millones más que los hombres, pero esto no se ve reflejado en cuanto a la población ocupada activa.
La población ocupada activa es aquella que aporta a la economía del país y cuenta con un trabajo. Estas personas en México son principalmente hombres, ya que se estima que representen el 59% de ese sector, lo que se traduce en 11 millones más de hombres ocupados en relación con las mujeres, precisó el director de Citibanamex Afore.
De acuerdo con Isalia Nava Bolaños especialista del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la dificultad que enfrentan las mujeres para incorporarse a la actividad laboral por las cargas de trabajo doméstico y de cuidado doméstico al que históricamente han sido asignadas, así como las pocas posibilidades de participar en empleos que no sean precarios y que no estén en la informalidad, provoca que lleguen a una vejez llena de carencias y sin seguridad económica.
En su estudio La seguridad económica de las mujeres en edades avanzadas, Nava Bolaños mencionó que, solo el 25.4% de las mujeres adultas mayores recibe pensiones contributivas, a pesar de que la seguridad económica es vital para personas en edades avanzadas. Estas circunstancias donde aproximadamente la mitad de las mujeres adultas mayores viven debajo de la línea de pobreza, destacan la urgencia de abordar las desigualdades de género y establecer políticas que aseguren un envejecimiento digno para las mujeres.
Manifestó que una parte recibe una pensión contributiva como dependientes económicos (por viudez), y no como sujetos de derechos que pueden mandatar esta garantía en edades avanzadas.
En este contexto, dijo, las no contributivas como la Pensión para el Bienestar de los Adultos Mayores -pactadas como un derecho universal para la población de 65 años y más- adquieren relevancia debido al panorama de desprotección en términos de ingresos económicos que enfrenta esta población.
“De hecho, existen personas que prácticamente dependen de ese ingreso dadas las condiciones que permean en la sociedad mexicana, sobre todo en el caso de las mujeres, y que permite una disminución del riesgo de alguna condición de vulnerabilidad o pobreza”, enfatizó la experta.
Planteó la necesidad de preguntarnos qué país queremos en una sociedad que envejece, “pensando en las próximas generaciones y en las actuales personas mayores que, a pesar de las situaciones de desventajas que experimentan, están en mejores condiciones, en tanto que los jóvenes de hoy podrían no alcanzar una movilidad social como la de estos grupos etarios”. Es necesario alcanzar la consolidación de la cobertura total de las pensiones no contributivas y lograr que sean suficientes.
Cifras de ocupación
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), durante el cuarto trimestre de 2023, la población económicamente activa (PEA) fue de 61 millones de personas (una tasa de participación de 60.5%). Al distinguir por sexo, la PEA de las mujeres fue de 24.9 millones, así 47 de cada 100 en edad de trabajar fueron económicamente activas, y la masculina fue de 36.1 millones, 76 de cada 100 hombres, especificó la especialista.
Cabe mencionar que a raíz de la reforma a la Ley del Seguro Social, que entró en vigor en 1997, en México coexisten dos esquemas de pensión: el régimen de 1973, al que pertenecen trabajadores legalmente registrados ante el IMSS antes del 30 de junio de 1997; y el régimen de 1997, válido para los asegurados que comenzaron a cotizar a partir del 1 de julio de 1997, con la cual tuvo la introducción de un nuevo sistema pensionario basado en cuentas individuales gestionadas por una Administradora de Fondos para el Retiro (Afore), que exige tener al menos 800 semanas cotizadas en 2023 para recibir el monto ahorrado durante la vida laboral.
Otras cifras del INEGI, señala que la población no económicamente activa (PNEA), en el cuarto trimestre de 2023, fue de 39.8 millones de personas (equivalente a 39.5% del total de la población de 15 años y más de edad). Al distinguir por sexo, la PNEA de las mujeres, la cifra fue de 28.6 millones (53.5%). Para los hombres fue de 11.2 millones (23.6%).
En el cuarto trimestre de 2023, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo precisa que el porcentaje de hombres trabajadores subordinados y remunerados fue de 69.3% y el de mujeres, de 68.6%. Por su parte, los hombres trabajadores por cuenta propia constituyeron 21.7% de los ocupados y las mujeres, 22.9% de las ocupadas.
Las mujeres ocupadas entre 35 y 48 horas semanales representaron 45.8% del total de las trabajadoras. Las ocupadas por más de 48 horas semanales representaron 18%. Los hombres que trabajaron entre 35 y 48 horas semanales representaron 47.8% de los ocupados, quienes laboraron más de 48 horas semanales fueron 31.6%, establece el INEGI.
Asimismo, Norma Valenzuela Sánchez explicó que la discriminación salarial persiste, pues a nivel nacional los estudios señalan que hay una diferencia del 21% en los salarios entre mujeres y hombres. Esta brecha en la base salarial para cotizaciones para la jubilación agravan la falta de recursos para el retiro.
Ante esta situación, la especialista de la Universidad Autónoma de Sinaloa, estableció que estas desigualdades marcadas por estereotipos de género se observan también en la baja densidad de las cotizaciones. Por ejemplo, los roles de género que encasillan a las mujeres como las principales cuidadoras en el hogar, lo que las lleva a tener menos tiempo de aportación para su seguridad laboral.
“Otro punto importante es la densidad en las cotizaciones, es el tiempo que un trabajador ha aportado a la seguridad social y las mujeres cuando tienen hijos que se salen de trabajar, o durante mucho tiempo trabajaron durante la informalidad, pues dejan de hacer esa cotización y ahí se ve la desigualdad”, precisó.