Mujeres entre mitos y realidades: hogar, economía y trabajo.

*

Pepe Herrera / UnamGlobal  /

23.09.2025. Ciudad de México.- A lo largo de la historia, las mujeres han sido objeto de estereotipos que han limitado su participación en la vida pública. En los ámbitos familiar, económico y laboral, se han perpetuado ideas erróneas sobre sus capacidades, roles y valor social.

Aunque los avances educativos han permitido que muchas mujeres accedan a niveles académicos superiores, su representación en puestos de liderazgo sigue siendo baja. De acuerdo con el Foro Económico Mundial, en 2024 el porcentaje de mujeres en cargos de liderazgo a nivel global fue del 31%, con una tendencia a la baja desde hace dos años.

“En la sociedad aún persisten estereotipos de género que asocian el liderazgo con características tradicionalmente masculinas, lo que limita las oportunidades para que las mujeres sean vistas como figuras de autoridad”, señaló la Dra. Patricia Rodríguez López, académica del Instituto de Investigaciones Económicas.

Además, agregó que la carga desproporcionada de responsabilidades domésticas y de cuidado, junto con la falta de políticas laborales inclusivas, dificulta el ascenso profesional. “Para lograr una verdadera equidad, es necesario transformar estas dinámicas estructurales y promover entornos que reconozcan y valoren el liderazgo femenino en todas sus formas”, puntualizó.

Mitos sobre las mujeres en el ámbito laboral

Mito 1: Las mujeres no tienen capacidad de liderazgo

Realidad: Las mujeres poseen cualidades clave para un liderazgo efectivo: empatía, comunicación y responsabilidad. Sin embargo, los modelos tradicionales se han construido sobre patrones masculinos que invisibilizan otras formas de liderar. A menudo, deben adaptarse a estos esquemas para ser reconocidas, en lugar de ejercer un liderazgo con identidad propia.

Mito 2: Ya no existen barreras para que las mujeres accedan a altos cargos

Realidad: El “techo de cristal” sigue presente. Aunque invisible, se manifiesta en la estructura organizacional, en la falta de oportunidades, en la percepción de que las mujeres son menos competitivas y en la exigencia de disponibilidad de tiempo, muchas veces limitada por la carga de cuidados familiares.

Mito 3: Las mujeres abandonan sus carreras por ser madres

Realidad: La maternidad no es un obstáculo en sí, sino la falta de apoyo institucional, familiar y estatal. Muchas mujeres enfrentan rezagos laborales tras una licencia de maternidad o al asumir en solitario el cuidado de sus hijos. La maternidad puede aportar habilidades valiosas como gestión del tiempo, resolución de problemas y empatía.

Mito 4: Las mujeres no están interesadas en ascender laboralmente

Realidad: Sí desean crecer profesionalmente, pero enfrentan estructuras excluyentes: convocatorias poco inclusivas, horarios rígidos, falta de redes de apoyo y sobrecarga doméstica. No es falta de interés, sino de condiciones equitativas.

Mito 5: Hombres y mujeres tienen las mismas condiciones para progresar laboralmente

Realidad: Aun trabajando fuera de casa, las mujeres dedican más tiempo al hogar que los hombres. Esto impacta en su productividad, ingresos y oportunidades de ascenso. En promedio, por cada 100 pesos que gana un hombre, una mujer gana 85 en el mismo puesto.

Mito 6: La brecha salarial se debe a la falta de preparación o experiencia

Realidad: La brecha salarial persiste incluso entre personas con la misma preparación. La carga de cuidados impacta su trayectoria profesional, y la estructura laboral no reconoce ni compensa estas desigualdades.

Mito 7: A las mujeres no les interesan los trabajos como científicas o tecnológicas

Realidad: Muchas están interesadas y preparadas, pero enfrentan condicionamientos de género desde temprana edad. Desde niñas, se les encasilla en roles de cuidado. Sin embargo, esto está cambiando, aunque lentamente. Según el IMCO, tres de cada diez profesionistas STEM en México son mujeres.

Mitos sobre las mujeres en el ámbito económico

A lo largo de la historia, las mujeres han enfrentado múltiples barreras económicas construidas sobre mitos profundamente arraigados. Desde la falsa creencia de que son menos racionales en temas financieros, hasta la idea de que sus emprendimientos son menos rentables o sostenibles. En particular, se subestima su capacidad para liderar negocios y transformar sectores económicos.

Mito 1: Las mujeres no piden créditos porque no quieren arriesgarse

Realidad: Muchas evitan solicitar créditos por temor a negativas, requisitos excesivos o condiciones desfavorables. No se trata de falta de ambición, sino de experiencias de discriminación y sobrecarga de cuidados. En México, las empresarias reciben créditos 22.7% menores que los hombres y enfrentan tasas de interés más altas, según Banxico.

Mito 2: Una mujer con hijos no puede ser una buena empresaria o trabajadora

Realidad: El sistema laboral y financiero opera con sesgos. Mientras que la paternidad masculina se ve como signo de responsabilidad, la maternidad femenina es percibida como una carga. Esto ignora las habilidades que muchas madres desarrollan: resiliencia, organización y liderazgo.

Mito 3: Los proyectos de las mujeres no son tan ambiciosos

Realidad: La ambición existe, pero las oportunidades son limitadas. La falta de acceso a créditos o financiamiento reduce el alcance de sus proyectos. No es falta de visión, sino de respaldo.

Mito 4: La independencia económica de la mujer no es tan importante si hay un ingreso familiar

Realidad: La autonomía económica otorga poder de decisión, reconocimiento social y visibilidad dentro de la familia.

Mitos sobre las mujeres en el ámbito familiar

En el ámbito familiar, los mitos sobre el rol de las mujeres han sido especialmente persistentes. Se ha naturalizado la idea de que son las principales —y muchas veces únicas— responsables del hogar, de los hijos y de personas dependientes, relegando su valor casi exclusivamente al espacio doméstico.

Estos estereotipos han limitado sus oportunidades personales y profesionales, reforzando dinámicas de desigualdad. La creencia de que “nacen para cuidar” perpetúa una carga emocional invisible que afecta su bienestar y libertad de elección.

Mito 1: Los hombres sí ayudan en las tareas del hogar

Realidad: Las tareas del hogar y cuidado no son una “ayuda”, sino una responsabilidad compartida. Las mujeres siguen asumiendo la mayor parte, incluso cuando también trabajan fuera de casa. Esta “triple jornada” afecta su tiempo, salud y calidad de vida. Los hombres deben participar activamente y en igualdad.

Mito 2: Las mujeres son ‘mejores’ o ‘más hábiles’ naturalmente para las tareas del hogar y el cuidado

Realidad: Estas habilidades se aprenden. La socialización desde la infancia (como asignar juguetes “de niñas”) crea esta falsa idea. Los hombres pueden desarrollar las mismas capacidades si se les educa en igualdad.

Desmontar los mitos que limitan a las mujeres es un paso imprescindible para avanzar hacia una sociedad más justa. Estos estereotipos no solo restringen su desarrollo, sino que perpetúan desigualdades profundas en todos los ámbitos de la vida. El cambio requiere voluntad colectiva: transformar estructuras, redistribuir responsabilidades y reconocer el valor real del trabajo, del liderazgo y de las decisiones de las mujeres. Solo así será posible construir entornos más inclusivos, equitativos y sostenibles para todas las personas.