Mujeres periodistas constructoras del ejercicio para la libertad de expresión.

*Escrito Por Rita Magaña Torres.

03.05.2024 /Cimac Noticias.com/ Ciudad de México.- La importancia de las mujeres periodistas en libertad de expresión y con conciencia de género es necesaria en los medios de comunicación y en puestos donde se decidan contenidos, a fin de que se les deje de sexualizar, infantilizar y cosificar. El feminismo ya ha hecho diversas aportaciones a la interpretación del mundo, de la sociedad actual, y se requiere avanzar en otros ámbitos desde los cuales se construya una realidad diferente.

Así lo afirmó la académica Nelly Lucero Lara Chávez, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, quien señaló que “para visibilizar a las mujeres se plantea que mayor número de ellas con conciencia de género, feministas, se incorporen a los medios de comunicación y aporten su interpretación del mundo”.

Expuso que hay análisis que han empezado a rastrear la labor de las mujeres al interior del periodismo y se ha detectado que abordan temas que difícilmente hubieran tratado los hombres, los medios de comunicación son un espacio en el que se construyen representaciones, lugares simbólicos, el lenguaje y la forma como se emplea interviene en la construcción de la realidad, a partir de cómo se nombra y valora a los sujetos.

En ese sentido, la autora de manuales sobre lenguaje incluyente y comunicación aseguró que en estos espacios impera el patriarcado, el sexismo y el machismo. El patriarcado como un orden social genérico en el que hay una dominación a la mujer, esta no es vista como persona, sino que termina configurada “como una conejita de Playboy, una ama de casa, un sujeto de servidumbre”.

Además, se reitera la idea de que las mujeres y hombres somos abismalmente distintos, que ellas no pueden vincularse con otras y que el sexo masculino debe decidir qué pasa con la vida de las mujeres. Así, dominan contenidos en los medios de comunicación en los que se las presenta como “la esposa de”, “la novia de” y estereotipos que subrayan su belleza, comportamiento o vestimenta, expresó la doctora en Ciencias Políticas y Sociales.

Lara Chávez indicó que para romper estas dinámicas se debe buscar que se destaque la presencia de las mujeres en espacios en los dentro de los medios de comunicación donde han sido invisibilizadas, exaltarlas empoderadas y presentar a los hombres en actividades que han sido designadas exclusivas para las mujeres, como las labores de cuidado.

Desde 1970, prosiguió, las feministas empezaron a cuestionarse cómo era su vinculación con los medios de comunicación y se efectuaron diversos encuentros regionales, así como la Conferencia Mundial de la Mujer en Beijing, en 1995, donde surgieron metas específicas por las que trabajar como: garantizar las libertades de información y expresión de las mujeres e incrementar su participación en la propiedad, la producción y la decisión de contenidos en los medios, entre otros.

Mujeres columnistas y en artículos de opinión

A principios del siglo XX la incursión de las mujeres en la vida pública, incluyó su participación como columnistas y articulistas opinativas, no fue fácil, ya que su incursión se limitaba a escribir sobre su entorno, su casa, su familia, sin embargo, este hecho hizo que sus palabras fueran impresas, leídas y vistas por muchas mujeres, pero como muchos otros ámbitos el mundo de la información estaba restringido para ellas.

En los años 30 del siglo XX, “lo normal” era que las mujeres que querían o aspiraban a escribir en algún diario lo hicieran en las crónicas de moda y notas sociales, según señala Rosa María Valles Ruiz en Mujeres periodistas: Empoderamiento restringido, de la Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales 2006. En efecto, hay excepciones, entre las que destacan Elvira Vargas que cubrió la campaña electoral de Lázaro Cárdenas, escribiendo en El Nacional y El Momento, Magdalena Mondragón “que cubrió la fuente policiaca en La Prensa y justo en el umbral de los 50, cuando contaba con 27 años dirigió “La Prensa Gráfica”. Este hecho está marcado por el empowerment, ya que coincide con los movimientos feministas y con la lucha por los derechos civiles de las mujeres.

El que algunas mujeres periodistas hayan conquistado el mundo de la información y no solo el de la moda y cubran todo tipo de información como la política, la economía, la educación, lo social, lo agrario, la criminalística, incluso los deportes como el futbol, tienen que los puestos directivos todavía no las incluyen totalmente, ni inclusión, menos paridad.

No se puede negar que el papel de las mujeres ha sido más relevante en los medios de comunicación y en la libertad de expresión, pero todavía no se logra salir completamente de las notas culturales, sociales, educativas y de espectáculos, los artículos de fondo, la columna política, o los puestos directivos aún estaban lejos.

En la década de los 60, las mujeres periodistas ingresaron con mayor oportunidad, recordemos algunas de ellas: Ana Cecilia Treviño Bambi, Guadalupe Appendini, Noemí Atamoros, Concepción Solana, Gloria Salas de Calderón, Blanca Haro, Isabel de la Mora, Alaide Foppa, Olga Harmony, Lorenza Martínez Sotomayor, Luz María T. de Hernández, Perla Schwartz, Norma Pastrana, Helen Krauze, Anilú Elías, Raquel Tibol, https://historiageneromexico.colmex.mx/collections/show/9

En los 60, Margarita García Flores (Premio Nacional de Periodismo). En El Día algunas mujeres periodistas tenían a su cargo las fuentes políticas y las económicas, además de algunos puestos de dirección.  María Luisa Mendoza, Sara Lovera, Sara Moirón que fue autora de innumerables notas informativas, entrevistas y crónicas. En ese tiempo la plantilla de El Día estuvo conformada en su mayoría por mujeres tanto en la sección nacional como en la internacional. El Día creado en 1964 en las postrimerías del sexenio de Adolfo López Mateos; las “fuentes” de mayor importancia eran cubiertas por mujeres.

En la década de los 70, Paz Muñoz era la responsable de la fuente de la Presidencia de la República, Estela Vaylón cubría económicas, Eva Leonor Méndez, asistenciales, Teresa Gurza realizaba reportajes especiales y Rosa María Valles Ruiz cubría la fuente del Senado de la República en tanto que Isabel Morales era la responsable de la Cámara de Diputados. Morales fue autora de la columna “Tiempos políticos”.

Pocas mujeres periodistas habían logrado escribir columna política, que representa poder. Este tipo de poder puede relacionarse con el empoderamiento señalado anteriormente. Un caso excepcional también en El Día, Adelina Zendejas, quien casi desde el inicio del periódico escribió la columna “Ellas y la vida” con el seudónimo Yolia. Zendejas recibió el Premio Nacional de Periodismo en 1988 por su trayectoria.

El caso del periódico El Día es paradigmático, si de empoderamiento de mujeres periodistas se habla. En 1980, a la muerte de Enrique Ramírez y Ramírez, director fundador del diario, es Socorro Díaz quien asume la dirección del rotativo, fue reportera, directora del suplemento “El Gallo Ilustrado”, subdirectora y directora del diario por más de una década, 1984–1996. Fue distinguida con el Premio Nacional de Periodismo en el área de divulgación cultural.

Además, Socorro Díaz tiene una trayectoria en el medio político. Fue diputada federal y senadora por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), presidenta de la Comisión Permanente de la Cámara de Diputados y directora del ISSSTE. Contendió en dos ocasiones por la candidatura del PRI a la gubernatura de su estado natal, Colima. Al ser derrotada, abandonó el PRI y se integró al Partido de la Revolución Democrática (PRD) partido por el cual logró una diputación federal por la vía plurinominal (2003-2006).

En Excélsior se registra un caso paradigmático: Isabel Zamorano cubría Presidencia de la República en el sexenio de Luis Echeverría Álvarez (1970-1976) y continua dos sexenios más (José López Portillo, 1976-1982, Miguel de la Madrid, 1982-1988) y unos años más del de Carlos Salinas de Gortari, 1988-1990).

En los 90 Carmen Lira, actual directora de La Jornada. Carmen fue reportera del diario Unomásuno de 1977 a 1984. En 2001, la periodista especializada en asuntos internacionales, Ernestina Hernández, fue designada subdirectora del Unomásuno, cargo que desempeñó hasta noviembre de 2002. El Sol de México es dirigido por Isabel Zamorano desde 2004. Zamorano es una periodista de larga trayectoria en el medio. Como ya se mencionó, es la única mujer periodista que ha cubierto la fuente de Presidencia de la República por más de tres sexenios.

Hay casos de direcciones fugaces como la de Margarita Michelena, quien en la década de los ochenta fundó y dirigió el periódico Cuestión, un diario cuyo eslogan era: “un periódico hecho sólo por mujeres”. El caso de Isabel Arvide, quien, al inicio del sexenio de Ernesto Zedillo, estuvo al frente del periódico Ovaciones, desafortunadamente su gestión duró solo unos días. Otro caso de dirección breve fue el de la periodista de origen español, Pilar Ferreira, quien dirigió, durante 2002, El Sol de México que se edita en la ciudad de México. Excélsior fue dirigido en 2003 por Patricia Guevara, sólo por unos cuantos meses.

En el terreno del columnismo político eran escasas las mujeres autoras de este tipo de textos: Adelina Zendejas, Susana Schendel, María Luisa Mendoza “La China Mendoza”. Irma Fuentes, Isabel Arvide, una de las pocas columnistas políticas en México. Olga Moreno fue una columnista que nunca firmó con su nombre. “Café Político” se publicó por varias décadas en El Heraldo de México, Lourdes Galaz, autora de “Página 9” en La Jornada. Otras mujeres periodistas como Nidia Marín, en Excélsior, Aurora Berdejo, en El Sol de México, y Nadia Piemonte, en El Financiero, publican columnas.

Panorama adverso para mujeres periodistas

Actualmente, el panorama para las mujeres periodistas no es el óptimo, a pesar de la legislación el aumento de homicidios, agresiones y descalificaciones públicas en los últimos años en contra de periodistas y quienes ejercen el derecho a la libertad de expresión, es prueba fehaciente de que la labor de las y los periodistas no es fácil. Un agravante mayor es la situación de impunidad en la que se mantienen los crímenes cometidos contra quienes comunican hechos y ejercen su opinión libremente.

Como en todas las esferas sociales, las mujeres se han integrado en el mundo del periodismo y la comunicación y ejercen la libertad de expresión, como reporteras de diferentes fuentes, columnistas, conductoras de noticiarios en radio y televisión, editoras de sección o directoras, y cada día se nota más su presencia.

En México el 30% de las notas de los diarios son escritas por mujeres, de ello la mayoría son culturales, sociales, educativas y de espectáculos. Las fuentes políticas y económicas eran exclusivas del género masculino y las páginas de información general estaban prácticamente vetadas para las mujeres, y ni qué decir de las secciones de policía y deportes, según reportes de la Red de periodistas Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC).

Actualmente están Carmen Aristegui, Lydia Cacho, Elvira Hernández Carballido, Lucía Lagunes Huerta, Norma Alicia Moreno Figueroa, (primera, de muchas, periodista mexicana asesinada en el ejercicio de sus labores periodísticas) Denisse Dresser, Denise Maerker, Miroslava Breach (asesinada), Anabel Hernández García, Katia D’Artigues Beauregard, Marcela Turati, Daniela Pastrana, Blanche Petrich, Daniela Rea Gómez, Ana Lilia Pérez, Eillen Truax, Lizbeth Ortiz Acevedo y muchas más que con su labor periodística contribuyen a la democracia y al fortalecimiento de los derechos humanos.

En el caso de las mujeres periodistas, los obstáculos y la violencia que afronta habitualmente el periodismo en la región se ven acrecentados o adoptan formas específicas como consecuencia de las desigualdades de género por el hecho de ser mujeres. Si bien las mujeres periodistas enfrentan los mismos riesgos que sus pares hombres cuando investigan y reportan sobre corrupción, crimen organizado y violaciones de derechos humanos, también enfrentan riesgos específicos por el hecho de ser mujeres y en la intersección de otras identidades como la raza y la etnia.

El asesinato, secuestro, intimidación, amenaza a las y los comunicadores, viola los derechos fundamentales de las personas y coarta severamente la libertad de expresión. Es deber del Estado prevenir e investigar estos hechos, sancionar a sus autores y asegurar a las víctimas una reparación adecuada.

Del 1 de enero de 2013 al 31 de julio de 2016, primer trienio de Enrique Peña Nieto, CIMAC registró 248 agresiones en contra de las periodistas, en tanto que del 1 de enero de 2019 al 31 de julio de 2022, primer trienio de López Obrador, hubo 767 casos. Lo anterior representa un incremento de 519 casos, es decir, un 209.27 por ciento.

La Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en México (RNDDHM) informó que desde el año 2020 al 2023, 33 mujeres periodistas y defensoras de derechos humanos en México fueron víctimas de feminicidio y 23 tentativas de asesinatos y de acuerdo al Registro Nacional de la Red de México, señala que mil 547 mujeres periodistas y defensoras de derechos humanos de este país han sufrido hasta 6 mil 870 agresiones diversas.

“En los últimos cinco años la libertad de prensa y las condiciones laborales de las mujeres periodistas ha sufrido, evidentemente, un deterioro. Salimos de una pandemia que vino a profundizar la precariedad laboral y salarial, el cierre de medios y despidos masivos de periodistas, los conflictos armados, la delincuencia organizada, la llegada al poder de grupos conservadores y ultraderechistas que están deteriorando la libertad de expresión”, señaló Rosa María Rodríguez Quintanilla, co Coordinadora de la Red Internacional de Mujeres Periodistas con Visión de Género (RIPVG), capítulo México.

La libertad de expresión es un derecho humano esencial en cualquier régimen democrático, por lo que su ejercicio pleno y libre demanda genera condiciones adecuadas para que mujeres periodistas puedan hacer su uso de palabra en condiciones de seguridad, pero según ONU Mujeres las periodistas están más expuestas a la violencia, principalmente por ser mujeres con voz pública y el fin en cuanto a la libertad de expresión es uno: silenciarlas.