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/Escrito por Paola Piña /
18.12.2025 /CimacNoticias.com/ Ciudad de México.– Tras las protestas realizadas el pasado 12 de diciembre en las inmediaciones de las oficinas de la Coordinación de Capital Humano del gobierno capitalino, encabezadas por trabajadoras y trabajadores de limpieza de la Ciudad de México, Cimacnoticias entrevistó a mujeres dedicadas a este oficio, quienes denunciaron salarios precarios, escasez de prestaciones, pese a que su labor es un riesgo constante e indispensable para la ciudadanía.
Amelia, nombre ficticio utilizado con fines editoriales para resguardar su identidad, relató en entrevista que formó parte de las personas que participaron en esta manifestación, a la cual fue convocada por sus propios compañeros de trabajo, con el objetivo principal de solicitar la asignación de un “dígito”, requisito indispensable para poder pertenecer a un sindicato y con la expectativa de mejorar sus condiciones laborales, principalmente en lo relacionado con el salario y las prestaciones
Sin embargo, la afiliación sindical no garantiza, por sí sola, el fin de la precarización laboral, pues Martha, otro nombre ficticio empleado por razones editoriales y de protección, madre autónoma y trabajadora del sector de limpieza desde hace diez años, señala que, pese a contar con un sindicato, los salarios continúan siendo bajos en relación con las jornadas extenuantes y el desgaste físico que implica su trabajo cotidiano.
Cabe señalar que, de acuerdo con datos del gobierno de México, el salario de las mujeres trabajadoras de la limpieza en el sector formal oscila entre 5 mil 200 y 7 mil 300 pesos mensuales, mientras que el de los hombres va de 4 mil 900 a 7 mil 700 pesos; estas diferencias dependen, entre otros factores, del nivel de escolaridad con el que cuenten.
En el caso de Martha, su jornada laboral comienza a las 6 de la mañana, por lo que debe salir de su hogar cuando aún no ha amanecido. En una ciudad como la capital del país, donde las mujeres no cuentan con condiciones de seguridad adecuadas, trasladarse en esos horarios expone a mayores riesgos en la calle, lo que se vuelve una amenaza constante para las trabajadoras de limpieza.
Asimismo, aunque el horario habitual de Martha es matutino, señala que en festividades o eventos especiales se les solicita laborar en turnos vespertinos, lo cual, si bien ocurre de manera ocasional, implica enfrentar nuevamente la falta de transporte y los riesgos e inseguridad presentes en la vida nocturna, que continúan siendo una preocupación constante
Sumado a ello, aunque cuentan con un horario fijo de entrada, no existe un horario definido de salida. Martha señala que pueden retirarse una vez que terminan de limpiar la zona asignada; sin embargo, hay ocasiones en las que esto ocurre hasta las 4 de la tarde, lo que implica jornadas de hasta 10 horas antes de poder dejar su carrito de limpieza y regresar a casa.
Maternidad
Esta situación se vuelve todavía más extenuante si se toma en cuenta que la labor de limpieza es un trabajo físico que exige permanecer de pie durante largas jornadas, en muchos casos bajo el sol y sin espacios dignos para el descanso, lo que genera un desgaste acumulado con el paso del tiempo.
Además, muchas de las mujeres que realizan este trabajo son madres, por lo que al concluir su jornada laboral su carga de trabajo no termina, sino que se extiende al ámbito doméstico, como ocurre en el caso de Martha, quien se encarga por completo del cuidado de sus hijos, lo que hace que el descanso no sea una opción para ella.
“Es pesado porque prácticamente pasas la mitad del día en el trabajo y, cuando llegas a casa, sigues con las labores del hogar”, expresó Martha.
Cabe señalar, que en México, en 2024, por cada 100 horas de trabajo total por semana, las mujeres destinan 62 a trabajo no remunerado de los hogares (TNRH) y solo 35.8 horas al trabajo remunerado, mientras que los hombres concentran 71.1 horas en el mercado laboral y apenas 24.6 horas en actividades de cuidado,de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Asimismo, maternar mientras se trabaja en el sector de limpieza no ofrece condiciones laborales adecuadas, ya que a las trabajadoras que acaban de ser madres se les otorgan únicamente 40 días de incapacidad y, una vez concluido ese periodo, deben reincorporarse a sus labores; sin embargo en su zona de trabajo no existen espacios como lactarios, zonas indispensable durante esta etapa.
Riesgos adicionales
Sumado a todo ello, se enfrenta a un riesgo biológico constante debido a la exposición a diversos agentes patógenos, ya que de manera cotidiana manipula residuos de todo tipo, lo que puede provocar infecciones, alergias y otras enfermedades. Además, existe el riesgo de sufrir heridas graves, pues con frecuencia los usuarios desechan materiales peligrosos, como vidrio, sin tomar las precauciones necesarias.
Si bien Martha señala que, cuando enfrentan este tipo de situaciones, se les otorga una incapacidad médica, esta no va acompañada de ningún tipo de indemnización, a pesar de que su salud se ve comprometida. A ello se adhiere que deben invertir tiempo y recursos en acudir a realizarse exámenes médicos para descartar posibles contagios o enfermedades.
En muchas ocasiones, explica, son las y los propios compañeros quienes reúnen dinero para apoyar a la persona que resulta lesionada, ya que, aunque no se les descuente el salario durante la incapacidad, al dejar de asistir al trabajo también dejan de percibir las propinas que otorgan los usuarios, lo que afecta de manera directa sus ingresos por un periodo de tiempo.
Esta es la realidad que enfrentan las mujeres trabajadoras de limpieza, una labor que no solo permanece invisibilizada sino que se desarrolla en condiciones de precariedad, con entornos laborales que siguen siendo poco óptimos, a lo que se suma la doble carga de trabajo que muchas enfrentan al ser madres, profundizando las desigualdades que atraviesan su vida cotidiana.
Asimismo, pese a las exigencias físicas y los riesgos que implica su labor, ambas trabajadoras señalan que el trabajo de limpieza continúa siendo poco valorado socialmente y profundamente estigmatizado, pues quienes lo realizan suelen enfrentar miradas de desprecio y actos de discriminación por desempeñar una labor asociada con la basura.
Ante este panorama, las trabajadoras demandan condiciones laborales justas, acordes con la carga de trabajo que realizan, así como el cumplimiento de los derechos establecidos en las condiciones generales de trabajo y en la legislación vigente.











