/ Clara Scherer /.
En 2016 se publicó una nota: “Cada 10 minutos muere una mujer en México por enfermedades cardiovasculares”. https://www.jornada.com.mx/2022/04/16/politica/006n4pol
Una tragedia silenciosa, como muchas otras que suceden a las mexicanas. Y con esos deseos de entender sinrazones, una va topando necedad tras necedad.
Primero, hay quienes afirman que esto se debe a la poca libertad con la que la sociedad les permite a las mujeres administrar su tiempo. Exacto, ya adivinaron. Entre ser la esposa perfecta, la madre incomparable, la profesionista destacada, la mejor ama de casa, ¿a qué hora atienden su salud corporal y emocional? Estadísticas hay que hablan sobre la presencia constante de mujeres en clínicas y hospitales, pero, casi siempre, para cuidar de otras, otros y otrites.
Luego, pese a que las enfermedades del corazón son la primera causa de muerte para las mujeres en México, sólo 30 por ciento de los cardiólogos son del género femenino, cifra que cae a 10 por ciento en el caso de las cardiólogas intervencionistas, una alta especialidad dedicada al diagnóstico y tratamiento de las enfermedades del corazón y los grandes vasos por medio de catéteres. Por eso, aún son pocos los estudios sobre el impacto de las enfermedades cardiovasculares en mujeres. A partir de los 50 años de edad, las mujeres pueden infartarse, incluso más que un hombre, pero les va peor, pues suelen atender sus síntomas de forma tardía o simplemente no tomarlos en cuenta. Se llama sesgo de género y, si son hombres quienes investigan, les interesa especialmente lo que les pasa a los hombres.
¿Por qué hay tan pocas cardiólogas? Claro, las limitantes a la hora de optar por una especialidad. Al ser chicas jóvenes, las descalifican por la prejuiciosa razón de que se van a embarazar. Y aquellas que logran avanzar en su propósito de especializarse, ya sabrán de las dobles y triples jornadas, del acoso y el hostigamiento, del saber que hay que hacer el doble esfuerzo para lograr una sonrisa y, quizá, una oportunidad.
Muchas felicidades, lograron unas cuantitas llegar a ser cardiólogas intervencionistas, pero sus dificultades no han terminado. Seguramente ganarán menos que sus colegas y seguirán siendo relegadas por no poder estar presentes al cien cada vez que se ofrezca. Está más que documentado que por cada 100 pesos que un hombre gana en una posición directiva en el sector salud, una mujer gana sólo 82. De que la desigualdad invadió todos los ámbitos, ¡no queda duda alguna!
Nuevamente, la solución feminista está siendo la adecuada: la sororidad. “Aproximadamente sólo el 6% de los cardiólogos intervencionistas somos mujeres. La clave está en el apoyo en hospitales y especialidades para que más de ellas puedan dedicarse a la profesión sin descuidar otros aspectos de su vida”, doctora Emma Miranda Malpica, cardióloga intervencionista y una de las primeras jefas de residentes de cardiología del país.
Debemos insistir en que la paridad y la igualdad de oportunidades deben cruzar todas las estructuras y sistemas del país. Especialmente el sector salud: dos terceras partes de todo el estudiantado en medicina son mujeres, 80% del personal de enfermería es femenino, al igual que 55% del personal médico. Sin embargo, quien toma las decisiones en el sector son, con mayor frecuencia, hombres”. Y, por supuesto, ellos no entienden ni saben lo que significa ser mujer, trabajar en áreas médicas, ser responsable en lo privado y en lo público. ¡Urge un Sistema Nacional de Cuidados para que el corazón no se aburra de querer!
https://mexicocomovamos.mx/mujeres-sector-salud/.
https://www.opinion51.com/p/sofia-ramirez-camino-empedrado-mujeres-salud…