*El informe de ACNUR concluye que el trabajo formal y justamente pagado es la principal vía para solucionar el proceso de movilidad y superar las vivencias de violencia.
15.12.2024. Ciudad de México.- En el marco de los 16 días de activismo contra la violencia de género, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, presentó el estudio cualitativo “Afrontando riesgos de violencia de género en México: la perspectiva de personas forzadas a huir”.
A partir de entrevistas semiestructuradas a informantes clave, grupos focales con mujeres y hombres en movilidad (por separado) y entrevistas en profundidad con mujeres sobrevivientes, el estudio recopila la perspectiva de personas solicitantes, refugiadas y con necesidades de protección internacional en torno a qué es la violencia de género, así como los riesgos que identifican de vivirla en sus trayectos y en México. Las personas también compartieron mecanismos de afrontamiento que utilizan frente a estos riesgos, así como los servicios que conocen para buscar ayuda.
Una realidad que destaca el estudio es que la violencia de género es una experiencia constante para las mujeres. Con independencia del lugar de ocurrencia o del tipo de perpetrador, todas las mujeres participantes expresaron haber experimentado algún tipo de violencia, fuera resultado o no de su proceso de movilidad. En muchos casos, la violencia de género fue la razón de abandono del país de origen y en otros, su principal motivo para desear salir de México. Las experiencias fueron sobre todos los tipos de violencia de género (violación, agresión física, agresión sexual, matrimonio o uniones forzadas, denegación de recursos o servicios y maltrato psicológico o emocional) y en varios casos se experimentó dos o más tipos de violencia.
Es así como ser mujer, viajando sola, con niños, niñas o adolescentes o en grupo con personas migrantes, por la frontera sur y ser interceptada por miembros del crimen organizado, conductores de transporte o personas en centrales camioneras tiene como resultado posible alguna forma de violencia sexual, secuestros extorsivos o, en casos donde la mujer es separada o aislada, de violaciones tumultuarias.
El informe señala que las personas en trayectorias migratorias o de movilidad irregulares, sin acceder al sistema de asilo, encuentran mayores riesgos de exposición a violencia de género, y que la desconfianza provoca que se acerquen con menor frecuencia a servicios de respuesta. Personas solicitantes de la condición de refugiadas y refugiadas identificaron que era más fácil acceder a estos servicios al entrar en contacto con autoridades y organizaciones.
Los hombres que participaron en la evaluación también compartieron experiencias de violencia de género, especialmente relacionadas a incidentes de secuestro por crimen organizado.
Todas las personas participantes calificaron sus experiencias vitales de movilidad como llenas de miedo y ansiedad. Las personas reconocieron utilizar distintos mecanismos de afrontamiento para protegerse de la violencia, tales como uso de métodos anticonceptivos, viajar con el perpetrador de violencia familiar como una forma de protección, mantener relaciones de pareja con hombres que conocen en el camino, selección de la agresión sexual hacia ellas para proteger a sus hijas y cambio de localidad o de ruta cuando el agente persecutor y perpetrador de violencia localiza a las mujeres, entre otras.
El informe concluye que el trabajo formal y justamente pagado es la principal vía para solucionar el proceso de movilidad y superar las vivencias de violencia.
Las personas identificaron a organizaciones humanitarias y a entidades de gobierno como los Centros de Justicia para Mujeres y los Institutos de la Mujer como espacios clave para recibir asistencia.
Bajo la política de ACNUR para la prevención, mitigación de riesgos y respuesta a la violencia de género, las operaciones del organismo tienen la obligación de llevar a cabo evaluaciones periódicas a fin de comprender mejor los tipos y alcance de la violencia de género en el contexto específico, identificar factores de riesgo, brechas y oportunidades de intervención, y así asegurar que sus procesos de planeación y proyectos respondan a las necesidades reales de las personas bajo su mandato.
Las acciones y programas tempranos y efectivos para la prevención y respuesta a la violencia de género son intervenciones esenciales para la vida y son una prioridad en el trabajo de ACNUR. En México, ACNUR trabaja de la mano de socios especializados, organizaciones aliadas e instituciones clave del gobierno para fortalecer la atención y respuesta a la violencia de género para personas solicitantes, refugiadas y con necesidades de protección internacional y busca continuar este trabajo en 2025.