*ÍNDICE POLÍTICO.
/FRANCISCO RODRÍGUEZ./
Como si de verdad fuese el fin de las ideologías que auguró Francis Fukuyama, en México acaba de morir el pluralismo político.
Morena se ha impuesto como partido hegemónico.
Es ya el único partido político que puede modificar la Constitución a su antojo…
… o al del líder de ese Movimiento, Andrés Manuel López Obrador.
La presidente formal, Claudia Sheinbaum, los legisladores guindas en el Congreso de la Unión y de la mayoría de las Legislaturas estatales actúan obedientes a la voz de AMLO. Como el perro de RCA Victor.
Los pontificadores de la Cuarta Destrucción se justifican: no es la voz del expresidente. Es la voz del pueblo.
Fin de las ideologías y del pluralismo, porque ni aliados los partidos de oposición lograron descollar en los comicios.
¡Mejor que desaparezcan priístas y panistas!, reclaman los pontificadores de la 4T, porque sólo quieren el poder para regresar al neoliberalismo, o quizá para tan solo retornar a la sensatez.
Sólo deben existir en este mundo de juguete dos bloques de partidos: disminuidos conservadores y exultantes chairos. Todo lo demás sale sobrando.
Fin de las ideologías y de la democracia, porque han encaminado al país a la catástrofe que hasta los morenistas van a padecer, aunque ahora ni siquiera se percaten mínimamente de ello.
Y que no se les ocurra al PAN y al PRI establecer otra coalición electoral. Sólo ellos con los infames verdes ecologistas, con los traidores del trabajo y, si se puede, en regiones locales con los evangelistas de mentiritas y con los rescoldos de la nueva alianza del magisterio, para que nos aporten a los ancestrales movilizadores del voto, a los amos de las rutas.
Sin que los impugnen, podrían reformar la Constitución para eliminar las elecciones.
¿Para qué gastar en ello? Si “el pueblo” quiere que ellos, los cuatroteros, se queden en el poder para siempre.
Total. Con una tómbola podemos escoger a quien suceda a Sheinbaum.
En el moderno catálogo del misal despótico se alinean otros conceptos que igualmente atentan contra la convivencia civilizada: la ideología machista y vejatoria contra los derechos de las víctimas y de sus familiares, donde estén, es la única autorizada. Las plataformas ideológicas de los derechos humanos e incluso las del centro constitucional, no existen.
Van por la destrucción de todo
Los déspotas cuatroteros están sobre la Constitución, sobre todas las leyes, sobre el Poder Judicial y sobre todos nosotros.
Los déspotas no tienen más miramientos que por sus propios intereses. Les valen madres los de empresarios. Para ellos el Estado no existe. Si quienes crean empleos no pueden sortear la crisis que han provocado, pues que quiebren. Que se rasquen con sus uñas todos. Los fideicomisos de investigación científica, los académicos y los artísticos. Aquí no hay más ciencia que la que llama al poeta nayarita Mamado Nervo.
Sostienen que las únicas editoriales que tienen derecho al subsidio son las que se agachan incondicionalmente al “caudillo” y a su sucesora formal. La Jornada, el periódico oficial es avituallado convenientemente con páginas y páginas diarias de propaganda gubernamental pagada con nuestros impuestos, de las 44 que normalmente se tiran a la basura.
Son los nuevos índices de la austeridad y de las cajas de caudales vacías. En el mismo escalafón entra Proceso, que bastante hace por sostener sus ocurrencias y sandeces. Para todos los demás, cero. Que quiebren si no pueden solitos, gritan desde el sanedrín chichimeca los nuevos profetas de la destrucción de todo.
Pretexto, 36 millones de votos
En Palacio Nacional aún dicen desconocer los entrambuliques… aunque desde ahí los hayan ordenado.
Felipa le metió el gol a Pemex, es más abusada que “la mano de Dios”.
Pío es inconmensurablemente honesto, si acaso son prestanombres del bolivianismo, recolectores de las aportaciones para la revolución particular de sus bolsillos.
Sólo debe haber un chicharrón que truene.
Los demás son fifís, o deben pasar forzosamente por las cribas del “fuchi caca” o del “guácala”.
Porque el neoliberalismo es el diluvio y sólo fue el pretexto para que nos metieran asustados 36 millones de votos, que ahora utilizan para las encuestas cuchareadas, para justificar sus violaciones a la ley, para asegurar que sus cambios al texto de la Carta Magna ya no sean impugnables, y para regodearse con indicadores de aceptación inflados y muy tardíos.
No hay ni habrá dinero
Y ya sin controles de ningún tipo, “devolviendo al pueblo” las quebradas CFE y Pemex, la inversión para crear empleos estará desterrada del rancho grande.
Aquí sólo subsistirán los empresarios que se mochen, los que pasen lista, los que “se pongan la del Puebla”, los que doblen la cerviz ante el mandarín de huaraches y su sumisa, aunque radical, sucesora.
Y, claro, los narcotraficantes deben ser cubiertos y ensalzados como patriotas, generadores del único circulante interno.
No los metan a la cárcel. El fin no justifica los medios que se empleen para ello.
La otra masa monetaria viene de los trabajadores desplazados en el extranjero a los que tanto combatieron y reprimieron. Pero ahora son los salvadores de la Patria. Trump, dicen, les va a hacer los mandados.
Este rancho grande es la única aldea global que existe, la única autorizada para producir el aldeanismo mental que supera todos los obstáculos. Somos el centro hegemónico que acude presuroso a rescatar con dinero líquido a las economías caribeñas y centroamericanas que realmente lo necesitan. Aquí, nosotros no lo requerimos. ¡Manden más petróleo a Cuba!
El Ejército para los inconformes
El ágora de los nuevos tiempos es la digitalización del mensaje a través de los ejércitos de bots de Epigmenio Ibarra. Chairos protervos, omniscientes y todoabarcantes que son el único big brother de una realidad de miserables, de extraños en su propia tierra, que si acaso sólo sirvan para votar.
Y si no están convencidos de lo anterior, ya verán cuando el Inegi, en manos de la chaira Graciela Márquez empiece a generar los “otros datos” que sólo a ellos les darán la razón. Ya estuvo bien de manga ancha con la estadística rigurosa. Aquí sí, el fin justifica todos los medios.
Detrás de todos esos malabarismos está el fascismo y si se quiere hasta los nazis del pensamiento único. ¡Faltaba más!
Ya verán cómo todo se va a enderezar para bien del pueblo bueno y sabio, cuando la “científica” galardonada empiece a decirnos que hemos tomado las buenas decisiones, aunque la señora no sepa con qué se comen. Ella estará ahí sólo para obedecer. No hay otra cera más que la que arde.
Y si algunos no se alinean, para eso está el Ejército, aunque los entorchados duden de la lealtad de la tropa, encabronada porque lo único que reciben son apapachos, mientras los generales nadan en el presupuesto de la abundancia, en el paraíso del derroche.
Descanse en paz la democracia
¿Fin de las ideologías? Para nada. Fin del pluralismo político, eso sí.
Los pontificadores nerviosos de la Cuarta Destrucción repiten incansables el decálogo del despotismo.
Sin imaginar que ellos son los que siguen.
No habrá fin de las ideologías…
… pero si muerte de la democracia mexican style.
Pero así es esto del abarrote.
No tardaremos mucho en comprobarlo.
Nada puede subsistir así.
Es demasiado.
Y ya pocos se chupan el dedo.
Indicios
Si no fuera trágico, podría decirse que en un divertidísimo capítulo más de la serie “los patos le tiran a las escopetas”, la señora Sheinbaum preguntó este jueves: “¿Quiénes son los autoritarios? O sea, ocho personas pretenden cambiar una reforma sobre el pueblo de México, o sobre el Constituyente. ¿Si se dan cuenta de la magnitud?” * * * Por hoy es todo. Reconozco que haya leído hasta aquí y le deseo, como siempre, ¡buenas gracias y muchos, muchos días!
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