Sin tacto.
Por Sergio González Levet.
[Ayer, por un importuno dedazo realicé un milagro similar al de Jesús en el Sermón de la Montaña, guardadas las infinitas diferencias (todavía o caigo en eso de quererme sentir el hijo de Dios, y espero nunca cometer ese grandísimo error, como otros sí lo hacen). Pero yo también multipliqué algo, como Jesús los panes y los pescados. En mi caso fueron los candidatos a diputados federales de Veracruz, que en el cuerpo de la columna se consignan como un poco más de 300 y sin embargo en el título aparecen como 500. Una disculpa y prometo cuidarme con más denuedo de los duendes tipográficos.]
Hay gente que nace con fortuna, otros con inteligencia, unos más heredan grandes fortunas. A algunos les toca un padre bondadoso e inteligente.
Y ciertos seres reciben la simpatía, el carisma. He ahí el elemento fundamental del que echan mano los candidatos que reciben votos como las arenas del mar. Hay personas así, que nacieron con gracia y la supieron sumar a otras condiciones. Son los reyes del voto, los nacidos para ganar.
Manuel López Obrador, en ese sentido, fue rey por un día, con sus inigualables 30 millones de sufragios en favor de su candidatura a la Presidencia en 2018. Tuvo una simpatía adquirida a lo largo de 18 años de intentar e intentar llegar a la silla mayo. Fue un poco mártir porque le quitaron la elección que ganó en 2006, y otra hubiera sido la historia de México, porque no estaba tan enojado ni era tan viejo.
En Veracruz y hacia las alcaldías hay candidatos que tienen todo para llevarse la elección limpiamente.
En Veracruz-Puerto, el rey del voto es Miguel Ángel Yunes Márquez. Dos veces un buen munícipe en la vecina Boca del Río, adjunta el apego popular que ha conseguido su hermano Fernando, dueño de una especial sensibilidad en su trato con la gente. Si le añadimos la poderosa estructura que forjó su padre, un formidable operador político, sin igual en la actualidad, llega con la divisa de un nacido para ganar.
Hay que nombrar también a Ricardo Ahued Bardahuil, quien tiene un arraigo popular indudable en Xalapa, al grado que es el único con posibilidades de remontar el enojo y la animadversión de los capitalinos en contra el presidente municipal Hipólito Rodríguez, el primero emanado de Morrena, que está haciendo una administración municipal desastrosa, por decir lo menos, considerada la peor en la historia de la ciudad. Aunque hubo en el pasado algunos alcaldes bastante malitos, ninguno le llega ni a los talones de la estulticia del actual.
Juan Manuel Diez Francos transformó Orizaba de un pueblo feo y sin personalidad a una ciudad moderna, con una singular economía, turística y pujante. Va por su tercera presidencia, y seguro que sus paisanos se arremolinarán a votar por él.
Son los candidatos exitosos, que seguramente ganarán sus elecciones, de acuerdo con el análisis electoral de la fecha.
Aunque aquí no le hacemos al adivino, y en estos tiempos tan absurdos que corren, todo puede suceder… digo.
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