*Escrito por Arantza Díaz .
14.04.2025 /CimacNoticias.com/ Ciudad de México.- Investigar en contextos de narcotráfico; desde el desdén de las esferas más altas del Poder Ejecutivo y entre una cacería a manos del Ejército es un panorama difícil de sortear que amenaza con cooptar los derechos de la prensa y las libertades de quienes la ejercen. Bajo esta premisa nació el conversatorio «Narrar en la tormenta», un punto de encuentro entre periodistas y personas defensoras que, desde el inicio de su carrera han narrado a contracorriente del sistema.
Participando Santiago Maza (La Corriente del Golfo), Armando Talamantes (Quinto Elemento Lab), Lucía Lagunes Huerta (Comunicación e Información de la Mujer – CIMAC) y Leopoldo Maldonado (Artículo 19), «Narrar en la Tormenta», implicó reconocer las estructuras de la violencia cuando se elige el camino de la investigación y de la defensa de los derechos humanos; es nombrar el exilio, la muerte, el aniquilamiento moral y el cansancio de sentir que se lucha en contra de algo imbatible.
Armando Talamantes abrió el diálogo sosteniendo que, existe un fenómeno que ha golpeado fuerte a la prensa y a la par, abre el camino para la desinformación y las fake news: La polarización y pérdida de credibilidad en los medios. Desde su perspectiva, se ha vuelto más crudo comunicar, pues es frecuente que la población no confíe en el trabajo del periodista, el problema esencial no es ser cuestionado, sino politizar el trabajo de investigación y pretender transformarlo en un golpeteo político, por lo que Talamantes atinó en referir que, sin importar la bandera que esté al poder, el periodista de investigación siempre será enemigo natural del poder.
Por otra parte, se acotó un problema que nos atañe a toda la población: ¿Cómo hacer para que las personas se interesen en estos trabajos de investigación?, peor aún, ¿cómo seguir resistiendo ante un Gobierno que niega realidades y la pérdida de instituciones como el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI)?
Aunque la respuesta es difícil de esbozar, para Talamantes una solución inmediata es amplificar los contenidos, es decir, hacer extensiva la información a través de formatos novedosos que permitan sintetizar el trabajo y con ello, empujar la agenda a distintos sectores, particularmente, de personas jóvenes que se han acostumbrado a un sobreconsumo de contenido diario en plataformas como Tiktok.
De acuerdo con el Observatorio de la Unesco de Periodistas Asesinados, hasta el 10 de marzo, se registró el asesinato de 10 periodistas, de este universo, 8 se dieron en América Latina; la mitad, en México (4). Sin obviar, es evidente que las y los periodistas no están exentos de la ola recrudecida de violencia y desaparición que atraviesa al país; el homicidio de periodistas es, probablemente, una de las señales más claras de la descomposición social, como apunta Leopoldo Maldonado de Artículo 19, asesinar a una persona periodista es una afectación colectiva, es arrebatarnos la verdad.
Y si bien tampoco se pueden negar las malas prácticas dentro del gremio como la alienación al sistema, las fake news y tergiversación informativa que muchos medios han hecho han hecho, no se puede negar que la resistencia periodística existe; personas que pelean por la verdad, que evidencian la corrupción, que le pisan los talones al crimen organizado y que enfrentan una cacería -física y digital- a manos del propio Estado y su articulación más fiel: Las fuerzas castrenses.
«Los periodistas jugamos un papel crucial en términos de ser los vigilantes, no siempre lo hacemos bien, pero estamos ahí para poner el dedo en la llaga. Nuestro país estaría mucho peor son los periodistas», zanja Armando Talamantes.
A la par, Lucía Lagunes Huerta, directora de CIMAC repara: Hay diferentes tipos de muertes.
Las mujeres periodistas: banalización de la violencia
Desde la trinchera del periodismo feminista, Lucía Lagunes atajó que existe una banalización sobre lo que sucede con las mujeres, particularmente, si de violencia se trata; matan a una tras otra, una al día, diez al día. El fenómeno de deshumanización es cruel y convierte a las víctimas en cifras.
En el territorio del periodismo, el camino tampoco es sencillo; no sólo es enfrentar lo que implica el ejercicio, sino también, pelear contra la violencia en razón de género que pretende acorralar, amedrentar y señalar a las periodistas.
¿Y si se ejerce el periodismo con perspectiva feminista?, Lucía Lagunes responde:
«Hace 36 años ser feminista y ser periodista era sinónimo de que no eras periodista, las dos cosas no se pueden, y pensábamos por qué no, claro que se puede es un enfoque distinto en la noticia, implica una especialización y un compromiso de rigor. Era mucho más difícil porque los medios no estaban abiertos a eso»
Hoy, el periodismo feminista ha logrado sobrepasar esta barrera y convertirse en un elemento clave en los medios de comunicación que, parece, han sumado esta mirada a sus agendas. O al menos, eso podría parecer.
Para la directora de CIMAC, no basta con que los medios se cuelguen la medalla de tener una sección «feminista» o de incluir la perspectiva de género en sus notas; no basta si los valores patriarcales están a la orden del día en las redacciones, si lucran con el dolor de las mujeres para sacar la nota, si ejercen el extractivismo con sus historias y viran toda su agenda sólo a hablar de violencia feminicida. No necesitamos periodismo «a la moda«, necesitamos acción política.
«En los medios a cualquier cosa se le dice periodismo feminista, con que diga mujeres o «las» es suficiente, pero eso generó un vacío de contenido; se vació el tema. Pareciera que lo único importante para abordar en el periodismo es la violencia contra las mujeres y hay un montón de temas más como las muertes maternas, la desigualdad, la pobreza, la migración, donde quiera ahí estamos las mujeres y no nos están mirando como sujetas de derechos humanos, sino como las víctimas que hay que atender.
También creo que ha habido una especie de zopiloteo que es aprovecharse del dolor de las mujeres y un extractivismo de venir, contar la historia y no volver a acompañar, aunque estemos hablando de procesos de largo aliento, como por ejemplo un litigio de feminicidio puede llevar hasta 20 años» (Lucia Lagunes).
Al interior de las redacciones, para las mujeres que ejercen el periodismo el panorama no ha cambiado mucho y el doble estigma, parece, se ha vuelto una condicionante natural de quienes ejercen la labor. Lo preocupante es cómo, las periodistas transitan el dolor de ser acosadas, agredidas y violentadas en soledad, pues resulta complejísimo que las redacciones y las autoridades crean en su palabra, esto, bajo el cobijo patriarcal que apunta a que las mujeres tienden a exagerar en sus vivencias y más aún, en la actualidad, donde someter a tela de juicio se ha vuelto una tendencia fuerte en meses recientes con el avance de ideologías de derecha que presuponen que las mujeres hacen denuncias falsas con el fin de cooptar los derechos de sus congéneres. Un ejemplo concreto de esto, es el grupo Colectivo Nacional No Más Presos Inocentes.
«Para las mujeres periodistas hay un doble estigma cuando somos atacadas, socialmente no se nos cree porque dicen que las mujeres exageramos siempre y que no era para tanto; cuando las mujeres periodistas denuncian tampoco se les cree, no se les cree en sus redacciones, entre sus pares tampoco. No hay un entorno fácil de cobijo y entre las compañeras vivimos mucho desde la soledad y la decepción estas violencias»
Leopoldo Maldonado de Artículo 19, colocó sobre la mesa las expectativas que se tienen para las mujeres periodistas en un futuro próximo. Un apunte necesario, a sabiendas de que hay una mujer periodista en la cabeza del Poder Ejecutivo y de que el país goza de una sólida Secretaría de las Mujeres a servicio de colaborar y diseñar políticas públicas que permitan abolir las violencias sistémicas que atraviesan a las mujeres.
La verdad, refirió Lucía Lagunes, es que las periodistas han sido sometidas a un «aniquilamiento moral» -citando a Carmen Aristegui-, una realidad que se ha vuelto, en extremo, agotador para las mujeres. Sin embargo, a pesar de este doble estigma, las periodistas han logrado resistir y abrirse camino, especialmente, en los medios digitales y alternativos; espacios que las mujeres han hecho suyos y que, a la fecha, dirigen con éxito. Hay cada vez más periodistas siendo directoras de estos portales digitales, mismos, que hacen trabajos extraordinarios de investigación y documentación con perspectiva de género.
Sin embargo, el futuro inmediato no es claro, pues aunque la presencia femenina en los medios sea poderosa, no hay ninguna garantía echada, por el contrario, pareciera ser que se «perfeccionan» las estrategias del Estado para cooptar las libertades de prensa que van desde el espionaje con el software de Pegasus, hasta algunas estrategias que, refiere Lucía, han identificado como impedir el registro a presidencia y hacer imposible que los medios independientes -y de investigación- puedan asistir a un espacio tan público como las mañaneras del pueblo.