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EUA. 26 octubre 2020.- La NASA no tiene dudas: hay agua en el satélite de la Tierra, no en bóvedas a kilómetros de la superficie, sino en la superficie misma.
El inaudito descubrimiento fue hecho por científicos del ‘Stratospheric Observatory for Infrared Astronomy’ (SOFIA), quienes publicaron los hallazgos con observaciones en Nature Observatory.
Son dos publicaciones con distintas revelaciones: la primera con las señales de que existe agua en la superficie lunar, y la segunda que habla incluso “trampas frías”, depósitos en donde el agua puede acumularse.
A través de sus redes sociales, el administrador de la agencia espacial norteamericana, Jim Bridenstine, realizó este importante anuncio.
NEWS: We confirmed water on the sunlit surface of the Moon for the 1st time using @SOFIAtelescope. We don’t know yet if we can use it as a resource, but learning about water on the Moon is key for our #Artemis exploration plans. Join the media telecon at https://t.co/vOGoSHt74c pic.twitter.com/7p2QopMhod
— Jim Bridenstine (@JimBridenstine) October 26, 2020
“Confirmamos agua en la superficie iluminada por el sol de la Luna por primera vez usando el telescopio SOFIA. Aún no sabemos si podemos explotarlo como recurso, pero aprender sobre el agua en la Luna es clave para nuestro planes de exploración Artemisa”, mencionó.
Por el momento, se barajan dos fuentes razonables de la llegada de este líquido vital al satélite: el viento solar o micrometeoritos (pequeños impactos de rocas espaciales).
Los estudios
El estudio principal está radicado en Nature Astronomy bajo el título “Agua molecular detectada en la Luna iluminada por el sol por SOFIA”.
SOFIA ha detectado moléculas de agua (H2O) en el cráter Clavius, uno de los cráteres más grandes visibles desde la Tierra, ubicado en el hemisferio sur de la Luna. Las observaciones anteriores de la superficie de la Luna detectaron alguna forma de hidrógeno, pero no pudieron distinguir entre el agua y su pariente químico cercano, el hidroxilo (OH). Los datos de esta ubicación revelan agua en concentraciones de 100 a 412 partes por millón, aproximadamente equivalente a una botella de agua de 12 onzas, atrapada en un metro cúbico de suelo esparcido por la superficie lunar.
“Teníamos indicios de que H2O, el agua familiar que conocemos, podría estar presente en el lado iluminado por el sol de la Luna”, dijo Paul Hertz, director de la División de Astrofísica en la Dirección de Misiones Científicas en la Sede de la NASA en Washington. “Ahora sabemos que está ahí. Este descubrimiento desafía nuestra comprensión de la superficie lunar y plantea preguntas intrigantes sobre los recursos relevantes para la exploración del espacio profundo “.
El segundo texto científico también fue publicado este lunes en la misma revista y sostiene que los cráteres en la zona iluminada del astro mantienen debajo hielo.
“Si puedes imaginarte parado en la superficie de la luna cerca de uno de sus polos, verías sombras por todo el lugar”, dijo Paul Hayne, profesor asistente en el Laboratorio de Física Atmosférica y Espacial en CU Boulder. “Muchas de esas pequeñas sombras podrían estar llenas de hielo”.
Hayne y sus colegas exploraron fenómenos en la Luna llamados “trampas frías”, regiones sombreadas de la superficie que existen en un estado de oscuridad eterna, siendo los lugares donde se ocultan estos suministros de agua congelada.
SOFIA (Stratospheric Observatory For Infrared Astronomy) es un observatorio modificado en un avión Boeing 747 con un telescopio reflector capaz de hacer observaciones a través del infrarrojo.
En abril de 2019, SOFIA detectó la molécula de hidruro de helio en la nebulosa planetaria NGC 7027, conocida hasta dicho momento solo en laboratorios.
Este descubrimiento es vital en el marco del inicio de las operaciones de Artemisa, la misión con la que la NASA desea que la humanidad regrese al satélite. La misión principal con astronautas está prevista para 2024.
Es importante señalar también que, debido a los Acuerdos de Artemisa, las agencias espaciales que logren llegar a la Luna podrán explotar sus recursos, incluido el agua.
El principal tratado de este acuerdo es que los países que se suscriban podrán hacer uso de la exploración de los astros con fines pacíficos y registrar los objetos espaciales: “La capacidad de extraer y utilizar recursos en la Luna, Marte y los asteroides será fundamental para apoyar la exploración y desarrollo espacial seguro y sostenible”.