*Escrito por Arantza Díaz .
08.03.2025/CimacNoticias.com/ Ciudad de México.- Nombrar las luchas de las mujeres en el marco del 8M, también es acompañar y acuerpar por la defensa de los derechos humanos de las niñas; resulta urgente despojarse del adultocentrismo que rodea el movimiento y colocar a este sector como una de las bases fundamentales de la lucha. En México, las niñas son atravesadas por una cruenta violencia sexual y feminicida, según han reportado organizaciones como la Red Tejiendo Infancias y REDIM, detrás de ellas, no sólo existe un voraz sistema patriarcado, sino también, otros sistemas de opresión como la pedofilia, la discriminación y el acceso a servicios como la salud o la alimentación.
¿De dónde el Estado está quedándose corto?, ¿la violencia que hoy atraviesa los cuerpos de las niñas es resultado de un proceso histórico de omisiones? Cimacnoticias conversó con el vocero de Red Tejiendo Infancias, Juan Martín Pérez para identificar qué estructuras perpetúan las violencias y si, concretamente, se vive un cambio sustancial con el arribo del primer gobierno federal autoproclamado feminista.
De este último apunte se desprende el primer acercamiento: ¿Hay un verdadero cambio con la llegada de la primera mujer presidenta y la consolidación de una Secretaría de las Mujeres? El representante responde velozmente: No, no hay ningún cambio.
«No veo nada, sigue siendo un gobierno profundamente adultocéntrico y un ejemplo contundente es que presentaron el plan nacional de desarrollo con 14 republicas y se les olvidó el 28% de la población; 36.6 millones de niñas, niños y adolescencias. Las asociaciones les propusimos una quinceava república para ellas y ellos, y entre comillas, nos hicieron el favor de meternos una república para infancias dentro de otra, pero focalizada sólo en primera infancia de 0 a 6 años. Pero no veo ningún compromiso o interés en pensar en las niñas, tengo pendiente reunirme con Citlalli [Hernández], pero hay que insistir en que, si van a crear una secretaría y no incluye en atender a las niñas y educar contra el machismo, entonces, la historia siempre se va a repetir», sostiene.
En contra respuesta, Cimacnoticias también conversó con la titular de la Secretaría de las Mujeres, Citlalli Hernández sobre cuáles son sus pretensiones con las niñas y si existe algún proyecto futuro para atender particularmente a este sector. La secretaria compartió que la Semujeres tiene muy presente a las niñas en las políticas de prevención, particularmente, en lo que refiere la violencia sexual y la unión forzada de las infancias. Por ello, se está por anunciar una estrategia de prevención y erradicación del embarazo infantil en conjunto con el IMSS Bienestar que pondrá especial foco en las zonas de mayor marginación del país donde este tipo de violencia sexual es recrudecida.
Pero, ¿y qué pasa con las otras realidades que viven las niñas? Según explica la funcionaria, reconoce las interseccionalidades que atraviesan a las diferentes niñas del país, por ello, refiere que se hará un trabajo exhaustivo en las escuelas, sobre todo, en primarias y secundarias para difundir los derechos humanos y buscar garantizarlos.
«Nosotras estaremos trabajando nacional, estatal y territorialmente para generar estrategias específicas según cada sector o según las realidades de las niñas y las mujeres en cada territorio del país. Vamos a focalizar estrategias así, digamos en las realidades [diversas] que viven las niñas.» [Citlalli Hernández]
Sobre este mismo tenor y ante la necesidad de poner en números qué está sucediendo con las niñas en México, se recogen 3 apuntes esenciales: El feminicidio, la violencia sexual y la violencia territorial (militar – narcotráfico).
La violencia feminicida también atraviesa a las niñas
Al preguntarle a Juan Martín cuál es la palabra con la que definiría la llegada de las niñas a este 8M la respuesta es: Violencias, así, en plural.
Entre los asuntos más apremiantes está el repunte de violencia feminicida documentada por REDIM. Y lo primero de donde hay que partir, según el especialista, es que nos encontramos en un contexto de transición dolorosa respecto a todos los avances que tenemos en cuanto asuntos normativos y de institucionalidad con la secretaría de las mujeres, que «lamentablemente no se ha acompañado de un cambio cultural y eso es evidente»
Hay una fragmentación en las luchas por la igualdad de género y se pierden la esencia que es el cambio cultural, entonces, la pertinencia de buscar hacerlo desde una lógica diferente es la oportunidad con las niñas; oportunidad de hacerlas más participes en todo lo que esto implica, estimular su autonomía, pero también, en términos de su participación activa como hacedoras de cambio.
Esto no significa responsabilizar a las mujeres, el responsable absoluto es el Estado, pues es quien tiene un compromiso ante la CEDAW, está en su propio marco constitucional en ley por una vida libre de violencia. Las oportunidades están en reconocer que las niñas son personas y aunque parezca una obviedad, es una necesidad.
Para el especialista de Red Tejiendo Infancias, una de las estructuras que ha perpetuado el feminicidio de las niñas es -además de la omisión del Estado-, la cultura patriarcal y sus profundas raíces en la familia como institución. Desde su perspectiva, urge que dejemos de ver a las niñas como propiedad familiar; instrumentos para usarlas para vestirlas como queremos, hacerlas como queramos; someterlas desde su primera infancia a la sumisión y el silencio, pues también hay que recordar que 8 de cada 10 situaciones de abuso se dan en contextos familiares, las víctimas son, sobre todo, niñas.
Esta imposibilidad del cambio cultural lleva a que las familias, en su ánimo de cumplir el mito de la familia feliz; papá proveedor, la mamá con doble jornada, la hija princesa y el hijo fuerte. Ese marco guía a las personas y esto fuerza a que la educación de las niñas persiga roles de género que alimentan la violencia patriarcal, mientras que, del otro lado, los niños son criados bajo un sistema de profunda misoginia, violencia y dominación. Para Juan Martín, esta es la clave para erosionar al sistema, por ello, llama a la Secretaría de las Mujeres a construir una verdadera agenda política para mejorar las condiciones de las mujeres desde su primera infancia y esto sólo se logrará, con una política pública integral interinstitucional.
«Las niñas deben tener autonomía, entornos seguros y ser reconocidas como sujetos de derechos.»
La Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) presentó su Balance Anual 2024, destacando un aumento en los feminicidios de niñas y adolescentes, de 68 casos en 2023 a 73 en 2024. Este incremento pone en evidencia la carencia de mecanismos eficaces en materia de protección y seguridad para las niñas y mujeres adolescentes a nivel nacional.
De acuerdo a datos proporcionados por REDIM, en octubre de 2023 se reportaba un feminicidio de mujeres de 0 a 17 años cada 5 días en el país. Sin embargo, para el mismo periodo en 2024, este intervalo se modificó a cada 4 días y medio, lo que refleja un aumento alarmante en la violencia feminicida contra niñas y adolescentes en México.
En este mismo periodo, la violencia feminicida con armas de fuego se mantuvo sin cambios. Entre enero y octubre de 2023 se contabilizaron 10 feminicidios de niñas y adolescentes con arma de fuego de mujeres, cifra que se repitió para 2024.
Entre 2015 y 2024, en México se registraron 811 feminicidios de niñas y adolescentes, de los cuales 114 fueron con arma de fuego y 128 con arma blanca. El Estado de México encabezó con 132 casos, seguido por Veracruz con 64 y Jalisco con 61, concentrando estas tres entidades el 30% de los feminicidios.
Se documentó a nivel nacional, de enero de 2015 a octubre de 2024, un total de 1,740 homicidios dolosos de mujeres de 0 a 17 años. Si se le suma los 811 feminicidios que tuvieron lugar en el mismo periodo, se obtiene un total de 2,551 asesinatos de niñas y mujeres adolescentes. Lo que refleja la necesidad de crear políticas que permitan salvaguardar la vida de las infancias mexicanas.
Violencia sexual: Niñas, no madres
Juan Martín Pérez de la Red Tejiendo Infancias, explica que abordar las estructuras en la violencia sexual está ligado a un entramaje de mucha complejidad, pues un embarazo infantil – adolescente está directamente vinculado a la violencia, falta de oportunidades y precariedad. El especialista explica que, la vida sexual en nuestro país comienza a los 15 años de edad, la mitad de este sector, lo hace sin ningún método de protección, lo que tiene una estrecha relación con la pobre educación sexual.
El segundo apunte necesario es la educación con el sesgo machista. Pérez aborda que, la educación desde el núcleo familiar es profundamente violenta, entonces, los adolescentes tienen los primeros contactos con el sexo a través de la pornografía; una pornografía grotesca, de violencia y dominación, así, las mujeres se relacionan desde un sitio de asimetría donde, sin educación sexual, no hay apertura para exigir o negociar el uso de preservativos.
Un tercer bloque está directamente relacionado a la violación sexual de adultos en contra de niñas y adolescentes. Sucintamente, el especialista nombra otro sector que es poco nombrado pero que es necesario hacerlo: Las menores que están convencidas que su deseo es embarazarse.
«Es un asunto que nos parte como personas defensoras, pero al indagar en su realidad, encontramos que al ser madres ya les da una identidad; les permite escapar de contextos de violencia y abusos porque hay alguien -con amor romántico- que les ofrece la posibilidad de salir de ahí. Sin embargo, el resultado es que la tercera parte de las unidades familiares están encabezadas por mujeres; las mujeres terminan maternando solas», Martín Pérez.
En México, se registraron durante 2022 un total de 7 mil 255 nacimientos que tuvieron como madres a niñas de entre 10 y 14 años, siendo desglosándose de la siguiente forma:
- De 10 a 14 años: 15.5%
- De 15 a 19 años: 29.59%
- De 10 a 19 años: 45.10%
A pesar de que, a comparación de otros países de la región, México ha dado pasos importantes en materia de derechos sexuales y reproductivos, como la despenalización del aborto a nivel federal como mandato de la Suprema Corte de Justicia -y que aún, la mitad de las entidades siguen sin acatar-, se demuestra que el Estado aún no blinda a las niñas y adolescentes mexicanas.
Las niñas siguen maternando, el abuso sexual es una pandemia incontenible y los programas de educación sexual son endebles.
Este fenómeno no debe ser observado desde lo particular, sino entendido como un fenómeno sistémico e interseccional que atraviesa con más violencia a las mujeres precarizadas o pertenecientes a comunidades indígenas – afro.
“En términos globales, la cantidad de niñas, niños y adolescentes atendidas por violencia sexual en México durante 2023 ( 9,802 casos) se posicionó como la segunda mayor para un año desde que se tiene registro (2010) y duplicó el promedio anual de casos observados en el país entre 2010 y 2023 (4,247)”. (Red por los Derechos de las Infancias en México)
En ese sentido, el informe Violencia sexual contra la niñez y adolescencia en México (2019-2021) también destaca que “En México, las víctimas de violencia sexual de entre 1 y 17 años son principalmente mujeres; ellas representaban el 92.3% de las niñas, niños y adolescentes atendidas por esta grave violación a sus derechos a nivel nacional en 2023.
La población adolescente también representa una proporción significativa de las víctimas de violencia sexual de 1 a 17 años de edad: alrededor de tres de cada cuatro casos de violencia sexual atendidos en el mismo periodo correspondieron a personas de entre 12 y 17 años”. Los Estados con mayor número de reportes fueron: Estado de México, Jalisco y Veracruz.
De acuerdo con el Balance Anual 2024 REDIM a violencia sexual ejercida contra niñas, niños y adolescentes es una problemática que pone en vulnerabilidad sus derechos humanos, pues afecta su integridad física, psicológica, y desarrollo integral. De acuerdo con el Balance Anual de REDIM, indica que en 2023 se registraron 9,802 casos de personas de 1 a 17 años atendidas en hospitales por violencia sexual, de las cuales el 92.3% correspondían a mujeres
REDIM denuncia que este tipo de violencia afecta con mayor desproporcionalidad a las niñas y adolescentes, debido a que nos encontramos en un contexto nacional de violencia sexista y adulto centrista. Sin embargo, también hace énfasis en visibilizar los efectos de la violencia sexual ejercida contra los niños, pues a menudo quedan invisibilizados por estigmas
Contextos de violencia en la frontera sur: Entre militares y narcotráfico
Hace 18 años el Estado decidió emprender una guerra contra el narcotráfico, dice Juan Martín, que es una disputa de poder territorio y las víctimas son, las personas pobres, los jóvenes y las mujeres. Esta idea se teje con la triplicación del gasto militar y el recorte al gasto social, particularmente, por la igualdad sustantiva y los derechos humanos de las mujeres.
Como resultado histórico, el defensor explica que México se ve atravesado por una red de macrocriminalidad liderada por las élites políticas y militares; un gran negocio donde las niñas y las mujeres, son trofeos de guerra. Desde Tejiendo Redes Infancia, se han identificado 2 fenómenos con el aumento de la militarización y la violencia del crimen organizado, particularmente, en la frontera sur del país.
- La desaparición de adolescentes y mujeres jóvenes bajo dos factores: Esclavas sexuales y feminicidios
- Incremento de la violencia sexual, porque en la zona, hay hombres extasiados con el poder militar y que en su cultura creen tener «deseos sexuales incontrolables», pero además tienen impunidad garantizada.
Está tan interiorizado el acuerdo patriarcal en el contexto de guerra que es una réplica más de lo que ya sucedió en Chihuahua, Sinaloa, en Guanajuato, Estado de México y ahora, Chiapas porque ahí se está dando la confrontación y la lucha territorial, donde las niñas y mujeres quedan en medio, el agravante, es que, además, son de pueblos originarios que tienen otras implicaciones de mayor vulnerabilidad por la discriminación histórica y estructural de estos territorios. (Juan Martín)
Sandra de los Santos documentó para Cimacnoticias que Chiapas ha sido una de las entidades del país donde las mujeres enfrentan múltiples violencias, desde la violencia doméstica hasta el feminicidio, pasando por la trata de personas y la violencia institucional. La Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres (AVGM) en el estado no se ha traducido en acciones contundentes, lo que ha dejado en situación de vulnerabilidad a miles de mujeres y niñas.
De acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo, en 2024 Chiapas registró 32 feminicidios, siendo Tuxtla Gutierrez, Tapachula, Palenque, Benemerito de las Ámericas y Pipijijiapan los lugares que se encontraron en la lista de los 100 municipios con violencia feminicida. Asimismo, hubo 59 homicidios dolosos contra mujeres.
Las organizaciones feministas han denunciado en múltiples ocasiones que las instituciones encargadas de la protección de los derechos de las mujeres operan con insuficiencia de recursos y falta de voluntad política, lo que ha impedido avances reales en la garantía de una vida libre de violenciasEl Estado mexicano hace 18 años decidió emprender una Guerra que es una disputa de poder territorio y las víctimas son, las personas pobres, los jóvenes y las mujeres.
Hemos triplicado el gasto militar y se ha recortado el gasto social, cuando se hace una guerra se militariza el país y las instituciones civiles quedan debilitadas como lo hemos visto actualmente; vemos incremento en las violencias y la impunidad.
Tenemos ahora un país con redes de macrocriminalidad lideradas por las élites políticas y militares; un gran negocio donde las niñas y las mujeres, son trofeos de guerra.
La desaparición de adolescentes y mujeres jóvenes con dos factores: Esclavas sexuales y feminicidios
Incremento de la violencia sexual, porque en la zona, hay hombres extasiados con el poder militar y que en su cultura creen tener «deseos sexuales incontrolables», pero además tienen impunidad garantizada.
Está tan interiorizado el acuerdo patriarcal en el contexto de guerra que es una replica más de lo que ya sucedió en Chihuahua, Sinaloa, en Guanajuato, Estado de México y ahora, Chiapas porque ahí se está dando la confrontación y la lucha territorial, donde las niñas y mujeres quedan en medio, el agravante, es que además, son de pueblos originarios que tienen otras implicaciones de mayor vulnerabilidad por la discriminación histórica y estructural de estos territorios.
Demandan al gobierno de Chiapas garantizar a las mujeres una vida libre de violencia
Los conflictos entre grupos políticos y armados, así como el proceso electoral han puesto en riesgo la vida de infancias y adolescencias en al menos 10 municipios de Chiapas, en los últimos dos meses se han registrado 8 niñas, niños y adolescentes asesinados y 3 más heridos por la escalada de violencia por el control del poder político local.
Hoy se sabe por las defensoras de derechos humanos que trabajan en la zona, que esta situación y escalada de violencia ha expuesto a 200 mil niñas, niños y adolescentes en esas localidades, al grado que en los últimos cinco años, a causa de estas violencias en Chiapas, han perdido la vida 473 niñas, niños y adolescentes según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública 2023
Las niñas y adolescentes son directa e indirectamente las más afectadas por la violencia criminal en la región. En muchas ocasiones sufren violencia sexual, esclavitud, trauma psicológico, abandono escolar, desplazamiento forzado, invisibilidad y en general violaciones a sus derechos humanos.
Según la Organización de las Naciones Unidas, las niñas tienen un 90% menos de probabilidad de tener acceso a la educación que los niños en zonas de conflicto. También son víctimas de matrimonios infantiles, de trabajo esclavo o de ser reclutadas como niñas soldados.
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