Manuel J. Jáuregui
Ninguna culpa tiene nuestra niñez y, sin embargo, es víctima directa de la más atroz incompetencia y crueldad oficial.
Su salud y su educación -es decir, su bienestar- son dos de los principales ingredientes de los que son responsables nuestros gobernantes.
¡Y en ambos les quedan debiendo a quienes conforman el futuro de México!
A los niños enfermos les hacen falta medicinas y atención adecuada en nuestros hospitales públicos (ejemplo de ello lo pueden palpar en el reportaje de ayer de este su periódico respecto a la desatención que padecen en el IMSS), pero además, la EDUCACIÓN de nuestra niñez no parece importarles ni una pizca a nuestros pseudogobernantes.
¿En qué mundo les parece más importante a estos señores la reapertura de los BARES, cantinas y antros, antes que las escuelas?
Ahora que, dejen ustedes, amigos, en la reapertura de las escuelas el problemón es ¿a qué instalaciones van a regresar cuando por fin se permitan las clases presenciales?
Las escuelas públicas, tras más de UN AÑO de olvido completo se encuentran en un estado de ABANDONO y deterioro tal que se han convertido en lugares inhabitables, inservibles: en muchas de ellas la maleza se ha apoderado de sus patios, las ventanas sirvieron de tiro al blanco a los traviesos; baños, salones y demás espacios internos requieren abundante REMODELACIÓN, para la cual, dicho sea de paso, NO HAY DINERO, y al parecer, ni ganas.
También se ha tolerado impunemente, a consecuencia del abandono, el vandalismo y por tanto, en muchas de nuestras escuelas públicas, se han robado los cables, pupitres, pizarrones y demás enseres necesarios para educar a nuestra niñez.
Fijar una fecha, aun a distancia, para el regreso a clases de nuestros NIÑOS es lo de menos: lo de más es que un gran número de ellos no tienen escuela a donde regresar.
RESTAURAR las escuelas a un estado de funcionalidad que les permita ser usables requerirá, más que tiempo, abundante dinero.
Júrenlo, denlo por hecho, que el Gobierno en Nuevo León que está por salir NO LE VA A ENTRAR a este tema, y el federal se limpiará las manos del problema echándole el paquete al Gobierno local.
La incompetencia, el signo de nuestros tiempos, recae y victimiza, pues, a nuestros niños y jóvenes.
Es, hasta cierto punto lógico, que quienes carecen de una buena educación no valoren la misma y en consecuencia en su lista personal de PRIORIDADES, la educación -una buena educación- se encuentra en un lugar muy secundario.
Hoy día parece ser que las elecciones de junio 6 son lo único que les importa a nuestros gobernícolas, lo demás les tiene -claramente- muy sin cuidado.
Tomar y CONSERVAR el PODER es para ellos lo único que importa: si los niños enfermos no tienen medicinas, pues es bronca de Zoé Robledo, si además las condiciones de los hospitalizados resultan ser infrahumanas, ¡qué lástima!
Y si por su ineptitud nuestros niños y jóvenes se quedan sin una buena educación, pues qué lástima, ya que además ni la necesitan.
Eso PIENSAN nuestros retrógradas gobernantes, por lo mismo ni se inmutan ni se preocupan por el futuro de las nuevas generaciones, literalmente les vale mádere.
Parece haber una mentalidad de que el que es burro quiere que todos sean burros, consideran a la buena educación un adorno innecesario.
Les concedemos, sin discutir, amigos lectores, que los gobernantes de hoy escalaron los peldaños del poder político no gracias a una buena educación, sino pese a carecer de ella.
Su vocación de activistas y agitadores -en algunos casos notables- los llevó lejos en este País, que es prueba negatoria del dicho, en otras partes aplicable, de que “los pueblos tienen los Gobiernos que se merecen”.
Si esto acaso es cierto, será en otras naciones del globo terráqueo, porque ciertamente no lo es en México.
Aquí tenemos la mejor población con el peor Gobierno y lo hemos tenido -casi ininterrumpidamente- por los últimos 100 años.
Para cerrar, no queremos que piensen, amigos lectores, que nos abruma el pesimismo.
No, para nada, pues les tenemos dos NOTICIAS: una buena y una mala.
La mala es que el próximo 6 de junio hay elecciones, y la buena es que el 6 de junio tendremos elecciones.
¡Inmejorable oportunidad para darle una BARRIDA a los maletas comunistólogos, cediéndole la oportunidad a quienes tengan sus prioridades bien establecidas, en el orden correcto.
Entre ellas, escuchar y atender a los ciudadanos, evitando la tentación TIRÁNICA de querer imponer, en todos los renglones de la vida nacional, sus caprichos personales… y en el orden que mejor les parezca a ellos.
“¡Al diablo con las instituciones… y con los niños!”.