Yo Campesino /
• Quien protestó cumplir y hacer cumplir la Constitución, juró en falso.
/ Miguel A. Rocha Valencia /
Otra vez no nos equivocamos. La nueva jefa del Ejecutivo mintió desde campaña y juró en falso al asumir el poder y nos muestra a propios y ajenos que no habrá quien la detenga en sus decisiones, ni siquiera quien ejerza la titularidad del poder Judicial. Lo dijo muy claramente.
Convertida en la encarnación de una facción del pueblo de 36 millones de personas y no de 130 millones de mexicanos, la ex jefa de gobierno de la CDMX fue tan clara que seguramente aquellos 200 empresarios a quienes ofreció que sus inversiones estaban seguras y que no le interesaba apoderarse del poder Judicial escucharon perfectamente y tomaron nota.
Mostró ante el mundo entero que si para ella un ordenamiento judicial no tiene fundamento no vale y que, si así lo considera, lanzará a la hoguera de la nueva santa inquisición elegida por el pueblo sabio y agradecido, a quien se atreva a transgredir sus criterios conocedores de las leyes fundamentales dictadas hoy, por la 4T y su extraviado profeta.
Con su declaración que pudo tener un matiz menos agresivo como el de daré vista a la consejería Jurídica, lo estudiaremos o lo combatiremos conforme a derecho, la titular de la Presidencia de la República simplemente desoye un mandamiento de las leyes positivas y de un poder Judiciales aun no extinguido.
Es decir tal vez la idea inicial era esa, extinguir a ese poder de la República para renovar a todos sus miembros por la vía electoral, seguros de que el público agradecido les había de dar la razón en las urnas, máxime que la clientela se amplió con los nuevos adendums a los programas sociales sin importar el costo financiero que representan.
Pero si ya de por sí las miradas y oídos de los inversionistas estaban atentos a lo que ocurre en México con especial énfasis a la pantomima de reforma Judicial que no es otra cosa sino subyugar a jueces, magistrados y ministros al Ejecutivo bajo la amenaza ya claro de que quien no se ajuste a los mandatos o pretenda controvertir o sublevarse contra la suprema autoridad, será sujeta a juicio sumario por eso que habrá de sustituir a la judicatura federal.
No sólo se trata de un no acato que ya de suyo es grave sino de la amenaza para los actuales y quienes los sustituyan. Nadie contra mí que represento a la voluntad del pueblo, “ni siquiera ocho ministros” podrán frenar sus decisiones. Esa es la real advertencia y el ejemplo, por eso fue tajante y fuerte la advertencia. Quedó claro.
Ahora habrá que esperar si los empresarios van a cumplir su palabra luego de confirmar sus sospechas y temores acerca del establecimiento de una autocracia dictatorial en el país que probablemente –lo dudo-, tenga las mejores intenciones, pero en los hechos hará que algunos la vuelvan a pensar y otros de plano pongan su mira en otras latitudes.
Dinero es dinero y quienes lo tienen no se van a arriesgar a que de repente les venga una expropiación por interés nacional como ya ocurrió en minería energía y comunicaciones.
Recordemos que previo, la mayoría de Morena y secuaces hicieron cambios en la ley de Amparo y que se hicieron ajustes a ramas productivas para, por un lado, nadie se pueda proteger contra decisiones de gobierno en casos de interés nacional y el otro desaparecen comisiones federales reguladoras amén de que deja en los monopolios públicos determinaciones donde antes había árbitros, en especial en casos de concesiones.
En suma, más allá del conflicto que ahora se profundiza y en el que miembros del poder Judicial tomarán acción desde su propia tribuna mañanera, está la credibilidad que ante el mundo empresarial contraviene la señora presidenta. ¿Quién le va a creer?
La verdad es que, ante los hechos, los llamados CEO que días antes escucharon las palabras “les aseguro que yo personalmente les aseguro que sus inversiones serán respetadas y seguras durante mi mandato… estén tranquilos”, no creo que estén muy confiados de alguien que luego de protestar cumplir con la Constitución y las leyes que de ella emanen, cumpla con su promesa.
Ya sabemos a dónde nos llevan, pero ¿Fue necesario abrir el frente de batalla en estos momentos y dejar claro cuáles son las intenciones reales de la 4T?
Como están las cosas en materia económica, vemos muy difícil que se cumplan metas, probablemente las de regalar dinero si, pero en la realización de obras y otras promesas donde entraría la iniciativa privada casi con el 85 por ciento de la inversión, no. ¡¡¡Fuera máscaras!!!