*La autora de Balún Canán, a cien años de su nacimiento, sigue vigente y continúa dialogando con nosotros, coincidieron Julia Santibáñez, directora de Literatura y Fomento a la Lectura y Sara Uribe, coordinadora de la Cátedra Extraordinaria Rosario Castellanos de Literatura y Géneros.
“Estamos absortos. Y los que nos rodean no advierten más que nuestra distracción, nuestra falta de interés en los asuntos comunes y se desesperan y nos hacen reproches y acaban por abandonarnos. No es que el poeta busque la soledad, es que la encuentra”.
Son las palabras de Matilde Casanova, personaje del relato Álbum de familia, de Rosario Castellanos.
La autora de Balún Canán, a cien años de su nacimiento, sigue vigente y continúa dialogando con nosotros, coincidieron Julia Santibáñez, directora de Literatura y Fomento a la Lectura y Sara Uribe, coordinadora de la Cátedra Extraordinaria Rosario Castellanos de Literatura y Géneros. En conversación con Gaceta UNAM evocaron a la poeta, ensayista, novelista, periodista, académica y funcionaria universitaria y diplomática.
Julia Santibáñez señaló en la entrevista que Rosario Castellanos “se dedicó a dar visibilidad a las autoras, tanto en Mujer que sabe latín como en sus columnas del Excélsior. Ahí también hay una militancia importante, porque pone a las mujeres, escritoras, en un lugar de relevancia que no tenían en absoluto en los 70 (siglo XX)”.
Rosario se asumía siempre como poeta, acotó. “Su primera novela Balún Canán es de 1957 y sus primeros libros de poesía son de 1948, lo que nos señala que realmente lo suyo era la poesía”. Julia Santibáñez citó un fragmento del poema “Autorretrato”, publicado por la UNAM en Material de Lectura (https://bit.ly/poesia-rosario-castellanos):
Sería feliz si yo supiera cómo.
Es decir, si me hubieran enseñado
los gestos,
los parlamentos, las decoraciones.
En cambio me enseñaron a llorar.
Pero el llanto
es en mí un mecanismo descom-
puesto
y no lloro en la cámara mortuoria
ni en la ocasión sublime ni frente
a la catástrofe.
Lloro cuando se quema el arroz
o cuando pierdo
el último recibo del impuesto predial.
Sara Uribe, por su parte, afirmó que Rosario era una mujer muy disciplinada, “sabía muy claramente que en su vida quería que la palabra, que el lenguaje, le diera una suerte de ancla y de certeza. Sobre todo en su obra ensayística, pero también en su poesía, ella está siempre muy obsesionada con algo que es la naturaleza de la vida, lo efímero de las cosas. Todo pasa, todo se marcha, todo tiene un fin, entonces ¿qué es lo que queda?”.
Lo dice en algunos de sus ensayos y de sus poemas: “lo único que tiene de eternidad la humanidad es el lenguaje, es la palabra, la palabra es lo único que te permite una certeza, un ancla, un punto de eternidad. Para Rosario Castellanos la vida sin la escritura hubiera sido impensable”, agregó Sara Uribe.

Universitaria
Rosario Castellanos era una universitaria de cepa, recordó Julia Santibáñez. “Estudia licenciatura y maestría en la Facultad de Filosofía y Letras, donde da clases; luego es titular de la Dirección General de Información y Prensa, la nombra el entonces rector Ignacio Chávez en 1961. Y cuando el doctor Chávez tiene que renunciar, al inicio de su segundo periodo, ella renuncia en solidaridad con él”.
El 21 de septiembre de 1968, la autora de Oficio de tinieblas escribió en el periódico Excélsior: “la represión genera la subversión. Y todos anhelamos una paz que emane de la justicia, no de la violencia”.
La directora de Literatura y Fomento a la Lectura afirmó que a Rosario, el año 1968, le toca por los dos costados: “derechos humanos, justicia; y la UNAM, los estudiantes, ella misma como profesora y como exalumna. Tiene justamente estos versos bellísimos con los que cierra Memorial de Tlatelolco: ‘Recuerdo, recordemos / hasta que la justicia se siente entre nosotros’. Son absolutamente actuales; seguimos esperando a que se siente entre nosotros, en tantos y tantos temas”.

Sara Uribe contó que la Dirección de Literatura y Fomento a la Lectura, a cargo de Julia Santibáñez, “ideó un proyecto interesantísimo y genial. Afortunadamente ella tiene una amistad con el hijo de Rosario Castellanos, Gabriel Guerra, y en algún punto en esta terquedad de buscar algún evento que fuera de verdad memorable y único, como lo es la exposición Un cielo sin fronteras, se topó con que Gabriel tenía un archivo, unas cajas guardadas con documentos, objetos, fotografías”.
Le tocó la fortuna de estar presente en el momento en que se abrieron. “Y fue de verdad una ilusión, y además también un gozo, encontrar todo este material inédito que nos revela, por ejemplo, en esas fotografías, el rostro de Herlinda Bolaños (nana de Gabriel Guerra), de la que se ha hablado mucho, pero no teníamos su imagen”.
Es uno de los proyectos más significativos, consideró Uribe, “que se hizo en colaboración con el Colegio de San Ildefonso, la Cátedra Rosario Castellanos, y muchas dependencias más. Me parece un esfuerzo importantísimo y fundamental para hacer un hito, por lo inédito de estos objetos y documentos”.
Un cielo sin fronteras, Rosario Castellanos. Archivo inédito, se exhibe en el Colegio de San Ildefonso hasta el 24 de agosto de 2025.
Feminismo
¿Quién en 1973 está hablando de escritura de mujeres?, cuestionó Julia Santibáñez. “En el 73, Rosario Castellanos escribió un libro de crítica literaria sobre autoras. Si el sistema dice que el canon es masculino, ella va a contracorriente y habla de Clarice Lispector, Corín Tellado, Doris Lessing, Virginia Woolf, Silvina Ocampo, María Luisa Mendoza”.
La escritora chiapaneca fue una adelantada a su tiempo, acotó Sara Uribe. “También la podemos mostrar como una precursora que incursionó en temas tan importantes como por ejemplo, el feminismo y también la denuncia y la visibilidad de las opresiones sobre los pueblos indígenas”.
Es una autora señera, clave para poder entender a la literatura mexicana y al México del siglo XX, agregó Uribe. “Rosario Castellanos fue una gran lectora de Simone de Beauvoir, Virginia Woolf, Betty Friedan, de muchas de las autoras que estaban en ese momento planteándose las problemáticas más importantes del feminismo, sin embargo, no tenían un eco tan claro. Y Rosario sí pudo hacer esta lectura y luego una transformación, no tanto en repetir lo que ellas decían, sino en cuestionarlo adaptando esos feminismos europeos y norteamericanos a la cuestión de la mujer mexicana en particular”.
La autora de Un montón de escritura para nada afirmó que Castellanos “hizo una suerte de feminismo a la mexicana, de adaptación de esas ideas, produciendo preguntas muy particulares que iban dirigidas tanto a las mujeres como a los hombres de su tiempo”.
Uribe precisó que la UNAM acaba de editar una antología que lleva por título La rueda del hambriento, cuento de uno de sus libros menos conocidos que es Ciudad real, pero que “justamente en él creo una de las exploraciones más interesantes sobre la naturaleza humana y la diferencia entre el opresor y el oprimido”.

Ahora estoy de regreso.
Llevé lo que la ola, para romperse, lleva
—sal, espuma y estruendo—,
y toqué con mis manos una criatura viva; el silencio.
Heme aquí suspirando
como el que ama y se acuerda y está lejos.
Rosario Castellanos, «Nostalgia», en Poesía no eres tú. Obra poética (1948-1871), 4a ed., México, Fondo de Cultura Económica, 2004, p. 119.
Cine y poesía para homenajear a la escritora
Como parte de las celebraciones por el centenario del natalicio de la escritora chiapaneca (25 de mayo de 1925), Cultura UNAM lleva a cabo el evento Actividades por los 100 años de Rosario Castellanos. Con la presentación de diversos proyectos culturales, la entidad le rinde homenaje a una de las mujeres más influyentes y destacadas de la literatura mexicana.
Se trata de la proyección de una serie de películas que se presentarán en la Sala de Cine Goya de El Colegio de San Ildefonso, a las 12 h, y abordan la vida y obra de la escritora.
En este ciclo, el próximo 8 de junio se presentará la cinta Los adioses, de la directora Natalia Beristáin; el 22 de junio, se proyectará El secreto de Romelia, de Busi Cortés; el 29 de junio, Figuras de una pasión, de Rafael Corkidi; el 6 de julio, Los tres Reyes Magos, de Fernando Ruiz y Adolfo Torres Portillo; el 20 de julio Balún Canán, de Benito Alazraki y el 3 de agosto, Oficio de Tinieblas, de Archibaldo Burns.
Consulta otras actividades disponibles hasta el 24 de agosto:
https://literatura.unam.mx/actividades-por-los-100-anos-de-rosario-castellanos-cultura-unam/
Asimismo, la colección Voz Viva, contiene dos volúmenes con el registro sonoro de Rosario Castellanos leyendo su propia obra. El primero es una antología poética de la escritora con fragmentos leídos en su voz, tomados de su libro Poesía no eres tú. Contiene poemas como “Misterios gozosos”, “El pobre”, “Linaje”, entre otros. https://vozviva.unam.mx/handle/123456789/100
En el apartado de Poesía, los poemas recitados por la también periodista, provienen de dos fuentes: grabaciones realizadas en 1961 y grabaciones efectuadas con sus propios medios por Raúl Ortiz y Ortiz en 1971, que fueron donadas posteriormente a la UNAM. Este acervo incluye poemas como “Diálogo del sabio y su discípulo”, “Amanecer”, “Nacimiento”, “Presencia”, por mencionar algunos, y que pueden ser escuchados y leídos en: https://vozviva.unam.mx/handle/123456789/190

Prendida de las lámparas, de Elena Guiochins, es una coproducción de Teatro UNAM y la Compañía Nacional de Teatro. Su directora es Mariana García Franco y contará con la participación de Luisa Huertas, Dulce Mariel y Ana Karen Peraza.
Mariana García Franco explicó que Elena Guiochins nos muestra en la puesta en escena distintos momentos de la vida de Rosario Castellanos. Durante el montaje “dialogaron con ella, desde las mujeres que somos, desde las personas que somos”.
Rosario es inconmensurable, añadió. “Entonces, ¿cómo traduces esto?, ¿cómo traduces en la escena lo prolífica que es su obra, su pensamiento y su manera de habitar? Hay algo que es muy interesante: la obra de Rosario es su propia biografía. Actoralmente o escénicamente eso es interesante: cómo el cuerpo habita a la palabra, cómo la vida va de la mano junto con la escena, y cómo nos relacionamos afectivamente con lo que vamos articulando de lo que estudiamos sobre Rosario, cómo esas palabras se vuelven un territorio afectivo en nuestros cuerpos”.
Lo que hace Elena Guiochins es una pincelada de varios momentos, recalcó. “Y lo que está en la escena, o el concepto total de la escena, es donde empezamos a poder traducir un poco todo esto tan complejo que es Rosario”.
La escena es muy íntima, precisó. “Las y los espectadores están muy cerca del escenario, entonces hay algo que necesitamos: que dialoguemos. Espero que eso ocurra porque esa es la intención”.
Para Mariana García Franco “es muy importante lo que Rosario Castellanos genera en nuestros cuerpos con su poesía, por ejemplo, como un vértigo”.
A través de Vindictas a la luz, que busca visibilizar el trabajo de las dramaturgas, la propuesta escénica recorre distintas etapas de la vida de Rosario Castellanos: niña, estudiante y embajadora, interpretadas por Luisa Huertas, Dulce Mariel y Ana Karen Peraza.
Prendida de las lámparas se presenta en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón del Centro Cultural Universitario, del 24 de mayo al 6 de julio y del 31 de julio al 23 de agosto, con funciones jueves y viernes a las 20 horas, sábados a las 19 horas y domingos a las 18 horas. Los boletos tienen un costo de $150 pesos de viernes a domingo, con descuentos del 50 % para estudiantes, maestros, exalumnos de la UNAM e INAPAM, y de $30 pesos en las funciones de #JuevesPuma para el público en general.
Fuente: Gaceta UNAM