No es tu luz la que molesta, es su sombra

  • Mis proyecciones en el espejo .

/ Por Paula Roca /

 

No es tu luz la que molesta, es su sombra

Allá afuera hay muchos supervisores generales de la humanidad —esas personas que parecen estar a la espera de tus errores, reacciones o tropiezos para presionar el botón de tu culpa.

 

Se filtran en tu vida con una sola intención: criticarte, juzgarte y minimizarte. Como si llevaran una lupa en mano, analizan cada uno de tus movimientos esperando el momento justo para señalarte. Pero no lo hacen por justicia o preocupación: lo hacen porque no soportan que alguien más brille con luz propia.

 

Son seres que viven del reconocimiento ajeno, incapaces de alimentar su ego de forma sana. Su satisfacción es fugaz, porque su toxicidad los convierte en linternas sin pila: pueden robarte energía por un instante, pero tarde o temprano se apagan, consumidos por su propia oscuridad.

 

No permitas que te vulneren. Protégete. Conócete. Porque cuando sabes de qué estás hecha, se vuelve casi imposible que alguien logre manipularte o herirte.

 

Estas personas saben cómo despertar a tu juez interno, ese que absorbe sus críticas y las da por ciertas. Son mentes maquiavélicas que utilizan cualquier herramienta para maximizar tus errores y minimizar tu valor.

 

No lo consientas. La fortaleza es tu vacuna, y solo se construye con autoconocimiento.

 

Recuerdo cuando un familiar narcisista me dijo: “Qué bueno que vas a terapia”, mientras me juzgaba y se comparaba conmigo asegurando que su vida era perfecta. En ese momento tuve dos caminos: responder y engancharme… o simplemente dejar pasar sus palabras.

Elegí lo segundo. Y solo le escribí: “No te voy a contestar”.

 

Cada quien elige su camino: o brillas, o intentas apagar la luz de los demás.

 

A menudo se cree que ir a terapia es sinónimo de estar roto. Pero si todos nos permitiéramos ese espacio, al menos una vez en la vida, aprenderíamos a conocernos… y a encontrar la humanidad que tanto nos falta, con nosotros mismos y con los demás.

 

Si te amas, puedes amar dentro de un todo.

Pero si pasas la vida juzgando, comparando y supervisando a los demás… tal vez el que más necesita terapia eres tú.