*Expertos UNAM analizan las redadas en Los Ángeles
/ Michel Olguín Lacunza /
Estados Unidos enfrenta una de las mayores olas de protestas sociales de los últimos años. La reciente decisión del gobierno de Donald Trump de intensificar las redadas migratorias e intentar deportar a cerca de 3 mil personas al día –en su mayoría latinoamericanos, particularmente mexicanos– ha provocado manifestaciones de costa a costa, con epicentro en California, resumieron José Luis Valdés Ugalde y Raúl Benítez Manaut, especialistas del Centro de Investigaciones sobre América del Norte.
Probablemente “la crisis crezca más de lo que imaginamos, sobre todo si Trump sigue en su terca disposición de actuar violentamente en contra de los manifestantes que expresan su punto de vista frente a las detenciones ilegales que se llevan a cabo”, señaló Valdés Ugalde, también editor en jefe de la revista Norteamérica.
El investigador dijo que la respuesta oficial ha incluido la imposición de un toque de queda en el centro de Los Ángeles, así como el despliegue de fuerzas militares, incluyendo 2 mil elementos de la Guardia Nacional y 700 marines.
“Estas protestas surgen por las detenciones masivas y arbitrarias realizadas por ICE, el servicio de inmigración y control de aduanas de Estados Unidos. Lo inédito ha sido la magnitud y generalización de las manifestaciones de protesta en distintos estados”, resaltó.
La represión afecta no sólo a migrantes indocumentados, sino también a personas con situación legal establecida, y eso ha detonado una desaprobación generalizada de opositores y de amplios sectores de la sociedad civil.
Aunque esta política se alinea con las promesas de campaña de Trump, no se trata de una estrategia electoral. No es una jugada política, sino el cumplimiento extremo y violento de un compromiso de campaña que Trump está llevando al extremo, añadió Valdés Ugalde.
Una situación controvertida
El toque de queda decretado por la alcaldía de Los Ángeles –que abarca apenas un poco más de kilómetro cuadrado de la ciudad– ha sido presentado como una medida legal para controlar actos de vandalismo cometidos por grupos radicales infiltrados entre manifestantes pacíficos. No obstante, la medida ha provocado controversia.
No sé si se justifica plenamente, señaló el experto. “Pero es una respuesta de la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, y del gobernador Gavin Newsom, para recuperar el control de la situación y enviar un mensaje claro a Donald Trump: que el gobierno local puede contener la situación sin necesidad de intervención federal o militar”.
El uso de fuerzas militares en escenarios de protesta ciudadana representa una grave amenaza para la democracia estadunidense: “Se está rompiendo con un principio democrático fundamental: la libertad de expresión. La convivencia civil es agredida por una corriente autoritaria que representa al trumpismo y los sectores más duros del Partido Republicano”.
Aunque el ex director del CISAN considera que el impacto económico directo de las protestas aún es limitado, sí anticipa posibles consecuencias comerciales en el marco del T-MEC, debido a preocupaciones estadunidenses sobre la reforma judicial recientemente aprobada en México.
Debates
De acuerdo con Benítez Manaut, el toque de queda sí se justifica, y al mismo tiempo no. De hecho, la alcaldesa Karen Bass del gobierno de Los Ángeles, California, está muy molesta con el gobierno federal de Estados Unidos, y ha declarado que la situación la ha causado Donald Trump. De igual manera, el gobernador de California, Gavin Newsom, está muy confrontado con Trump, pues legalmente para que se despliegue la Guardia Nacional que controle a los manifestantes, ésta debe ser pedida por el gobierno del estado al gobierno federal. “No hay ninguna necesidad de mandar fuerzas federales o marines de fuerzas especiales”.
Desde entonces hay un conflicto en el estado de California con el gobierno federal de Estados Unidos, agregó Benítez Manaut.
A esta situación crítica se suma el caso muy sonado de un policía que le disparó una bala de goma en la pierna a una periodista de Australia, con lo que se armó un lío mundial en la prensa internacional y el reclamo del gobierno australiano.
“Todo esto calienta los ánimos, sobre todo porque hay algunos manifestantes muy radicales que son los anarquistas o provocadores que han incendiado coches y luego se paran encima con la bandera mexicana”.
Esto ha llevado a algunas personas en Estados Unidos a decir que hay una invasión mexicana de extranjeros que son violentos, y es muy grave que usen esos argumentos.
Antedecentes
Anteriormente, se han vivido protestas en Estados Unidos que han llevado a un toque de queda. Por ejemplo, en 1991, Rodney Glen King, una persona afroamericana, fue un taxista conocido por haber sido golpeado violentamente por varios policías blancos de Los Ángeles.
El hecho fue grabado en video y ampliamente emitido por televisión. La absolución de los agentes agresores provocó la reacción de la población negra desatando los disturbios de Los Ángeles de 1992. Sin embargo, en esta ocasión dicha situación surge con la población latina, sobre todo mexicana, destacó Raúl Benítez.
Derecho a expresarse
Por supuesto que se justifican las propuestas pacíficas, enfatizó el profesor universitario. De hecho, la primera enmienda de la Constitución de Estados Unidos establece que la gente tiene el derecho a la libre expresión.
“Lo que no se vale es que haya grupitos pequeños de protesta muy violentos y provocadores que buscan llevar a situaciones de represión”.
Se trata de una estrategia muy común que usan muchos países para radicalizar la situación, ejercer la represión y controlar. “Eso es lo que busca Donald Trump, hacer un uso muy extremo de sus poderes presidenciales”, añadió Benítez Manaut.
Sin embargo, su actuar se contradice con la ley para el despliegue de la Guardia Nacional, que establece que sólo se puede activar con la petición del gobernador del estado.
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