Línea Política .
/ Agustín Contreras Stein /
QUEDÓ claro que el presidente López Obrador, no actuó, en ningún momento conforme a la ley. Para él, la ley era su propio mandato y nada más, como una manifestación fehaciente de que el poder lo puede todo.
Finalmente, firmó y ordenó como uno de sus últimos actos de gobierno, el dictamen de reforma judicial y la mandó a publicar en el Diario Oficial de la Federación, muy a pesar de que había de por medio sendas suspensiones provisionales en materia de amparo para que esta ley no se publicara hasta en tanto no hubiera una resolución definitiva de los jueces que intervinieron y que ordenaron que no se concretaran, respetando los actos reclamados.
Pero, en fin, para el presidente no hay ley que lo detenga e hizo las cosas a su manera, fuera de la ley, indiscutiblemente y con la complacencia del congreso federal que también fue notificado de una suspensión anterior para que la reforma judicial no entrara en discusión y aprobación en comisiones.
Así se las gasta el gobierno de la cuarta transformación, de la cual ya no se espera un respeto a la constitución ni a las leyes que de ella emanan, porque el ejemplo ya cundió y la tendencia de las nuevas disposiciones del gobierno que entrará en funciones el primero de octubre, seguramente que tampoco se sujetarán al marco legal de todas sus acciones. Solo quedará la legislación en materia internacional para los acuerdos que se tengan a ese nivel, porque en eso sí tienen que sujetarse a dichas disposiciones, porque no serán de manera unilateral, sino en base a lo ya establecido por las partes.
“No me vengan con que la ley es la ley”, será una frase para la historia del país, con lo cual ya tendrán mucho que comentar las nuevas generaciones.
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EN LOS UMBRALES POLÍTICOS, LA TOMA DE PROTESTA
FALTAN ESCASOS trece días para que México sea testigo de una transición más del poder. Un poco todavía ensombrecida por los resultados electorales que no acaban de satisfacer a nadie, pero Claudia Sheinbaum, se prepara para recibir la banda presidencial y protestar como nueva jefa del gobierno federal y continuar ejerciendo el poder que se le trasmitirá por el propio congreso federal. Desde luego, que tomando en cuenta las circunstancias políticas en que se dará este acontecimiento no se espera que López Obrador, salga por la puerta de atrás, sino que intentará, todavía de último momento, ser el protagonista de este acto que debiera ser absolutamente republicano.
De acuerdo a los días que faltan para que tenga lugar esta ceremonia en la sede del congreso, sí es que no hay oposición para que así sea, puede decirse que la toma de protesta ya está en los umbrales políticos y conforme se acerca pareciera que los astros se van alineando para la futura presidenta, aunque eso sí, como ya lo comentamos, dentro de una frialdad política de por lo menos el setenta y cinco por ciento de todos los mexicanos.
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Y CUITLÁHUAC, NO SE FUÉ
EN POLÍTICA NO hay que adelantar nada, aún cuando se esté cien por ciento seguro de que va a ser llamado. No es el primero de los políticos que sufren este desencanto, pero aquí el problema del gobernador Cuitláhuac García Jiménez, es que lo admitió y lo publicitó con mucha antelación sin que selo hubieran autorizado. Pensó que el presidente seguiría defendiéndolo y apostando por él, cuando en realidad todo lo que dijo el mandatario del gobernante veracruzano, era porque desde aquí, en la administración estatal, se le estaba surtiendo de recursos económicos para sus proyectos presidenciales. Ahí están, por ejemplo, los subejercicios que siguen siendo investigados y que, si otra cosa no sucede, tendrá que responder por ellos cuando su protector ya no se encuentra cien por ciento en el poder.
Cuitláhuac, propiamente, se conformó con los halagos, los cuales, indudablemente, le salieron muy caros y no le han servido para nada frente a la presidente electa que lo ha rechazado públicamente.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
