/ María Doris Hernández Ochoa . /
Las migraciones en el mundo se están convirtiendo en caóticas por su crecimiento; es el movimiento que busca salidas hacia países que ofrezcan mejores oportunidades de seguridad, vida, trabajo y futuro.
Actualmente más de 270 millones son migrantes, alrededor del 4% de la población mundial, lo que significa fuerte riesgo en la búsqueda de rutas y medios para llegar al punto geográfico deseado, además de los que implica el caer en manos de asaltantes, traficantes y otros riesgos.
México es un ejemplo hasta cierto punto negativo sobre la migración de sus habitantes desde el momento en que poco más de 10 millones se fueron a vivir a los Estados Unidos, más del 3% de la población.
Negativo porque para cualquier país es señal de debilidad la salida de fuerza laboral y una evidencia de que el gobierno no ha sabido generar las condiciones de seguridad para crear fuentes de empleo bien remunerado, lo cual conlleva la fuga de talentos en todos los campos, desde el trabajo técnico hasta el científico.
Gracias a esa población migrante cuya permanencia no es posible calcular, viven con lo indispensable muchas familias que reciben remesas en dólares, lo que dinamiza la economía nacional. Pero esto es una eventualidad.
En fronteras de otros países sucede el mismo fenómeno migratorio, como salvavidas para sobrevivir como los casos de los países africanos y algunos del Medio Oriente o por motivos de seguridad, como sucede ahora en Ucrania; pero no todos los países abren sus puertas.
En el caso mexicano, la frontera de Cd. Juárez y Tijuana contiene a más de 26 mil migrantes que proceden de varios países en espera de ser admitidos en los Estados Unidos, con cada vez más rigurosas condiciones de ingreso y cuando se entra ilegalmente, los capturados no son repatriados, sino devueltos a México, incrementando el problema de su sostenimiento tarea a cargo del Instituto Nacional de Migración, dependiente de dos secretarías que operan con bajo presupuesto, pese a la contribución del tesoro de los Estados Unidos.
Además de la afectación de los migrantes en su seguridad y protección, sufren el desprecio y la indiferencia de la mayoría de los mexicanos, que olvidan que por tradición somos país de apoyo y ayuda a los migrantes los que se integraron sin ningún riesgo.
Olvida que Tampico fue receptor de miles de ellos desde hace más de 100 años que impulsaron su desarrollo: surgieron comerciantes, grandes empresarios y hasta políticos.