No tiene mucha ciencia gobernar.

Norma Meraz

En el mes de junio de 2019 el Presidente Andrés Manuel López Obrador expresaba que gobernar no tiene mayor complicación.

Sin embargo, hoy en día el propio Presidente apunta que “no es fácil gobernar, no crean que sin tamalitos de chipilín”.

En menos de un año se empieza a dar cuenta de que no es suficiente recorrer el país 10 veces y darse baños de pueblo, para gobernar un país con más de 120 millones de personas.

Un territorio donde la mitad de su población vive en la pobreza y el abandono; donde hay mexicanos que no hablan el español y nadie los defiende si caen en la cárcel porque no hay quien les traduzca su lengua y libren la prisión.

Para gobernar hacen falta muchos otros elementos como leer, viajar a otros países, conocer la historia no solo del país sino también la universal.

Darle una repasada a las obras de Nicolás Maquiavelo, las de Hobbes y Spinoza, sería recomendable.

El Príncipe de Maquiavelo (que no es su única obra) es una pieza esencial del pensamiento político que permanece vigente luego de 500 años.

En esta obra, Maquiavelo resalta que “los gobernantes deben honrar mucho el talento, proteger las artes, el comercio y la agricultura, además de inspirar seguridad a los gobernados.”

Añade que “la reputación del que gobierna pende mucho del mérito de las personas que lo rodean y que hay en los gobernantes tres tipos de talentos: unos, que saben descubrir cuanto les importa saber; otros, que disciernen con facilidad el bien que se les propone, y otros, que no entienden por sí, ni por medio de otro.

“Los primeros son sobresalientes; los segundos, buenos y los terceros, absolutamente inútiles”, apunta Maquiavelo.

Yo agregaría que es indispensable tener sensibilidad suficiente para asumir con seriedad los grandes problemas. Y hoy me refiero justo a la crisis de inseguridad que sufrimos las mujeres.

Si el 50% de la población mexicana somos mujeres, el otro 50% sin hijos de esas mujeres pues hasta hoy no ha habido varón que haya parido un hijo.

El no apoyar desde el gobierno el movimiento feminista es sin duda una torpeza mayor.

Un estadista responde con argumentos, datos y buenas razones no con epítetos y descalificaciones, pues esta política ha llegado a polarizar no sólo a la población en general sino hasta a los periodistas.

No olvidemos que más de la mitad del padrón electoral son mujeres y que ellas sí votan. De cada 10, votan 7 y los hombres de cada 10 votan 4.

Viendo estos datos, las próximas elecciones retratarán otra realidad.

Otro tema de suma importancia es la presunción de que la epidemia del COVID-19 no impactará a México, que el país está vacunado contra todo mal efecto de este virus.

No se trata de sembrar pánico, pero demasiada seguridad no es conveniente.

Hoy, ya se registran más de 3 mil muertos por este virus en el mundo y 90mil personas contagiadas. La mayoría de los decesos han sido en China donde se originó, pero aún se desconoce qué lo produce y cómo se combate.

Esta epidemia, por supuesto, está empezando a hacer estragos en la economía mundial.

Los bancos centrales bajarán el costo del dinero, mientras en México seguimos con tasas de interés muy altas. Tomando en cuenta la volatilidad de los mercados, las economías entrarán al “sube y baja”.

Ante la incertidumbre, la cadena del miedo puede ser más peligrosa que el problema de la epidemia en sí.

Estamos en una coyuntura económica mundial con vulnerabilidad global.

Sin querer crear pánico, vale la pena reflexionar acerca del riesgo sanitario.

Respecto al impacto económico creado por la epidemia, recordemos que China es el proveedor mundial número uno de todo tipo de bienes de capital y esto genera que el gran peso de China genere incertidumbre.

La epidemia se ha extendido a Corea del Sur, Japón, Italia e innumerables países. Y mientras eso ocurre en el mundo, aquí el poder Ejecutivo Federal deslegitimiza el movimiento de las mujeres que claman apoyo y seguridad por sus vidas, y se refiere a éste, como una “conspiración de los conservadores”.

En México la economía se debilita y la inseguridad avanza.

Para el Presidente López Obrador es prioritario vender cachitos de lotería para los que no habrá premio.

Viéndose así, “no tiene mucha ciencia gobernar”.

¡Digamos la Verdad!