NO TODO ES EL (LA) PRESIDENTE

*DESDE A JANELA :

FELIPE DE JESÚS FERNÁNDEZ BASILIO

Un error de apreciación muy extendido no solo en México, también lo es en gran parte del mundo, es creer que todo lo bueno y también todo lo malo de un Estado deviene de los aciertos y de los errores de quien encabeza el poder Ejecutivo.

En pocas palabras, se califica al Estado en su conjunto de acuerdo a la percepción que se tiene del individuo que encabeza al gobierno.

Y es precisamente por esa situación que el ciudadano común es incapaz de valorar las virtudes de una república con democracia liberal, tal y como la había en México y también es por ello baste una propaganda machacona en la que se contrasten con supuestos, y también los reales, defectos de un expresidente con las virtudes, también supuestas y reales, de algún otro y/o del que está en turno, para difamar y acabar con todo un sistema de gobierno que con pesos y contrapesos para sustituirlo por otro que carezca de ellos.

Veamos, Peña sin lugar a dudas es una persona frívola y seguramente corrupta, al igual que muchos gobernadores que el tristemente célebre “Nuevo PRI” tuvo en la segunda década de este siglo (muchos de ellos hoy alineados al actual gobierno), y su frivolidad y corrupción están ampliamente documentadas tanto por investigaciones periodísticas basadas en información entregada por el mismo Estado (INAI) como por la simple observación del estilo de vida que hasta la fecha lleva.

Más el que Peña haya sido un presidente corrupto de marca, no quiere decir que el todo Estado mexicano de su tiempo lo fuera y muestra de ello está en que el INAI obligó a difundir muchas de sus corruptelas.

De igual manera, el poder legislativo era bastante independiente de la figura presidencial; tan es así que, para sacar adelante sus iniciativas, como el “Pacto por México”, tuvo que negociar ampliamente con otras fuerzas políticas, las cuales no eran parte de su gobierno ni tampoco sus aliadas electorales.

En suma, no todo el Estado mexicano era igual a Peña Nieto y no solo eso; muchísimas veces el Estado mexicano fue capaz no solo de frenar, sino también de exhibir los actos de corrupción en los que tanto el presidente como su administración incurrieron.

Después de Peña llega López, otra persona bastante corrupta (su modo de vida bastante acomodado, teniendo un empleo remunerado muy pocos años lo demuestra muy bien) pero que se dedica a fomentar la percepción de que ve por los más necesitados y a decir que todo el Estado mexicano estaba lleno de corruptos insaciables; pero que resulta es que es aún peor, porque se dedica a destruir y/o mimetizar con su corrupción al resto del Estado mexicano.

Pero aún en tiempos de López hubo instancias dentro del Estado que fueron capaces de contener e incluso de exhibir la corrupción de su régimen y de gracias a ellas supimos de los fraudes en SEGALMEX, la destrucción de la Selva Maya, la inoperancia y el alto costo de Dos Bocas, etc.

Claro, ahora esas instituciones lo están pagando con su aniquilación (INAI) o su sometimiento forzado (Poder Judicial), y lo están pagando porque se creó una percepción a través de dádivas gubernamentales de que López era una especie de justiciero para los más necesitados, cuando no precisamente era lo pregonado.

Luego entonces, se contrasta ante la opinión pública a un presidente al que se le dijo, y en verdad lo fue, corrupto con otro que se  dijo que era un justiciero, aunque también era igual de corrupto que el primero, con la finalidad de que esa comparación trascendiera a las instituciones que había para sustituirlas por otras que ni si quiera están bien diseñadas, aunque muchos ciudadanos de a pie piensan que son mejores, solo por el hecho de que creen que el presidente que las impulsó fue mucho mejor que los que estuvieron con las de antes.

Más lo que ya no se analiza son las particularidades de cada institución en una y otra época; por ejemplo, no se contrasta la eficiencia del Seguro Popular con la del INSABI que le sucedió o con la del IMSS-Bienestar actual o con la eficiencia que alcanzó la CNDH hasta antes de que López literalmente la aplastara con una Piedra.

Así es, la propaganda demagógica hace que recaigan todas las virtudes y defectos de un Estado en las de una sola persona; lo cual aparte de ser una falsedad, ya que en realidad es al revés, genera un autoritarismo provocado por la ciudadanía y este a su vez crea un atraso económico y social debido a la poca confianza que provoca un Estado unipersonal.

felfebas@gmail.com

Twitter: @FelipeFBasilio