*Palabra de Malinche
Escrito por Cirenia Celestino Ortega.
En días recientes, tras el hallazgo de crematorios clandestinos, fosas y centros de reclutamiento en Teuchitlán, las mujeres fueron el centro de la noticia: las buscadoras que, llorando frente a las cámaras, se aferraban a alguno de los más de mil 300 objetos que daban pista de que alguna o alguno de sus desaparecidos habían pasado por el lugar. Las mujeres fueron noticia en tanto fueron víctimas indirectas de la desaparición y víctimas directas de la estigmatización de su labor.
Unos días después, se hizo presente el “no estás solo”, una frase que solemos decir a las víctimas de violencia machista, pero esta vez para solapar a un agresor sexual, Cuauhtemoc Blanco. Nuevamente las mujeres fueron noticia. En este caso se trató de las mujeres en la política usadas por el partido mayoritario para dar la espalada a las ciudadanas.
En el ámbito de la comunicación, la serie Adolescencia ha sido ampliamente recomendada por cuestionar los mandatos de la masculinidad en una narración centrada en entender las razones que llevaron a un joven a cometer feminicidio.
Estos ejemplos son muestra de una tendencia mundial de la presencia de las mujeres en las noticias: aunque hemos avanzado en el acceso al ámbito político en paridad, la realidad es que los cargos se siguen ocupando para gobernar en masculino y, por tanto, su representación mediática da cuenta de ese sexismo. Mientras que, las víctimas y las mujeres en resistencia frente a las violaciones graves a los derechos humanos son desprestigiadas y revictimizadas.
Aunque la política ahora esté en un 50 por ciento en manos de mujeres, el poder sigue siendo masculino y su representación social y noticiosa se informa desde la versión de ellos: los agresores, los hombres con poder político, económico y fáctico criminal.
Las narrativas mediáticas son controladas por las instituciones. Un 75 por ciento de las noticias en el mundo se basan en lo dicho por un hombre, más del 60 por ciento de las cuales son funcionarios públicos (GMMP, 2020). ¿De qué se pierde el mundo con esta hegemónica versión de la realidad?
Los medios de comunicación influyen en lo que las sociedades creemos saber, en lo que aceptamos como cierto y legítimo. La idea de “democracia” también está dictada por lo que los medios comunican sobre las formas de gobierno y quiénes participan en ellas.
De esta manera, se ha construido la simulación de la igualdad. El hecho de tener a la primera mujer presidenta, gobernadoras y congresos paritarios no ha garantizado que las condiciones de vida de las mujeres cambien. El poder aprendido en masculino se sigue ejerciendo indistintamente del sexo de quién ocupe el cargo.
Las desigualdades que vivimos las mujeres tienen dos características centrales: la brecha (numérica) y el sesgo (cualitativo). La brecha se ha cerrado en muchos ámbitos, la política, por ejemplo, aunque no en los medios. El sesgo, sigue siendo masculino y patriarcal.
Aunque no ha sucedido en la política, cuando hablamos de los medios, el hecho de que una mujer produzca las noticias sí se ha traducido en el cuestionamiento al sistema de medios ha sido omiso, indiferente y violento con las mujeres.
Cuando hablamos del derecho a la comunicación, no hablamos únicamente de aparecer en los medios, hablamos de hacer real la democracia.
Sandra Chaher, integrante de la organización Comunicar Igualdad de Argentina, lo refirió en la CSW69, sacar a las mujeres de los medios “es un socavamiento de las mujeres para retirarnos del espacio público. No solo silencia las voces de mujeres, sino el silenciamiento de la agenda de género a través de las voces de las mujeres. Sacarnos del espacio público afecta la toma de decisiones y los debates, es decir, afecta la democracia”.
Narrar la guerra, las desapariciones o la violencia machista desde la voz de los perpetradores es una de las formas más eficaces para debilitar la democracia. Desparecen a las mujeres como sujetas de derechos, quienes dignamente exigen justicia y el fin de la impunidad.
Nombrar y ser nombradas implica ser actoras sociales reconocidas como tal. Los medios tenemos un pendiente con las madres buscadoras, estar a la altura de su valentía para transformar el mundo que se niega a escucharnos.
*Cirenia Celestino Ortega
*Periodista feminista y defensora de los derechos humanos de las mujeres.