*Escrito por Paola Piña.
19.05.2025 /CimacNoticias.com/Foto de Solomon Onyeagoro/ Ciudad de México.- A dos años del inicio de la guerra civil en Sudán, la violencia sexual contra mujeres y niñas continúa siendo utilizada como un arma para humillar, controlar y desplazar comunidades. Ante este panorama, Amnistía Internacional emitió el informe titulado “They raped all of us”. Sexual violence against women and girls in Sudan (“Nos violaron a todas”. Violencia sexual contra mujeres y niñas en Sudán), que da testimonio de la crisis de derechos humanos que existe contra las sudanesas.
La República del Sudán es un país geográficamente africano, pero con vínculos políticos y culturales con el Medio Oriente. Está ubicado en el noreste de África y su capital, Jartum, es el centro político, cultural y comercial del país. Con una población aproximada de 50 millones de personas, el inglés es su lengua oficial, aunque el árabe también es ampliamente utilizado, al igual que lenguas locales como el dinka, nuer, bari, zande y shilluk, entre otras.
Desde el 15 de abril de 2023, Sudán atraviesa una guerra civil provocada por el enfrentamiento entre las Fuerzas Armadas de Sudán (SAF) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF). El conflicto inició en Jartum, pero pronto se extendió a otras regiones del país como Darfur, Kordofán del Norte y el estado de Gezira. Ambas facciones militares disputan el control del país tras el colapso del proceso de transición democrática.
Desde ese momento, asta guerra ha dejado miles de asesinatos, millones de desplazados y ha desencadenado una grave crisis humanitaria, caracterizada por asesinatos de civiles, violencia sexual y una escasez alarmante de alimentos y servicios básicos.
Uno de los aspectos más alarmantes de este conflicto es el aumento del riesgo de violencia sexual contra mujeres y niñas. A pocos días del inicio de los enfrentamientos, comenzaron a surgir informes sobre violaciones, esclavitud sexual y otras formas de violencia.
Sin embargo, los casos de violencia sexual aumentaron drásticamente en Sudán en diciembre de 2023, cuando las RSF tomaron el control de ciudades clave del estado de Gezira, como Madani y Hasahisa, y continuaron a medida que el conflicto se expandió por la región.
Entre 2023 y octubre de 2024, Amnistía Internacional documentó al menos 36 casos de violación en cuatro estados sudaneses, incluyendo a niñas de apenas 15 años. La mayoría de las víctimas eran refugiadas o familiares de personas desplazadas en campos de Uganda. Todas identificaron a combatientes de las RSF como responsables de estos crímenes de lesa humanidad.
“Las agresiones de las RSF contra mujeres y niñas sudanesas son repulsivas, depravadas y tienen como objetivo infligir la máxima humillación. Las Fuerzas de Apoyo Rápido han atacado a civiles, especialmente mujeres y niñas, con una crueldad inimaginable durante esta guerra”, denunció Deprose Muchena, director general de Impacto Regional en Derechos Humanos de Amnistía Internacional.
Las RSF han sometido a mujeres de Jartum a esclavitud sexual, reteniéndolas durante días o incluso semanas en casas aleatorias o cerca de puestos de control, donde eran violadas y maltratadas repetidamente.
Amnistía Internacional documentó dos casos particularmente graves de esclavitud sexual. Uno de ellos es el de “Mariam”, una mujer de 34 años y madre de cinco hijos, secuestrada de su casa en el barrio de Jabra, en Jartum, el 15 de mayo de 2023. Fue llevada a una vivienda en la zona de Riyad, donde fue retenida durante 30 días y violada diariamente por distintos soldados. Fue liberada únicamente cuando su salud comenzó a deteriorarse gravemente.
En otro caso, 24 mujeres y niñas fueron secuestradas por miembros de las RSF y llevadas a un hotel en Nyala, Darfur del Sur, donde permanecieron varios días en condiciones equivalentes a esclavitud sexual.
Numerosas sobrevivientes relataron que fueron violadas por ser consideradas sospechosas de estar vinculadas a las Fuerzas Armadas de Sudán. Personal médico también fue víctima de estos crímenes: algunas enfermeras fueron violadas si no lograban salvar a soldados heridos. En un caso documentado, una enfermera fue secuestrada por 13 soldados, obligada a tratar a combatientes heridos y luego violada en grupo hasta quedar inconsciente. En otro caso, una médica fue asesinada tras resistirse a una violación.
Sobrevivientes: una lucha contra los impactos de la violencia sexual
Amnistía Internacional denunció que ninguna de las sobrevivientes ha recibido atención médica o psicológica adecuada tras ser atacadas. Muchas no han podido denunciar estos crímenes por miedo a represalias, estigmatización o debido a la continuidad de los combates.
Las secuelas físicas y psicológicas son devastadoras. Algunas víctimas reportaron dificultades para caminar, dolores persistentes en los riñones y menstruaciones irregulares. Una de ellas sufrió una hemorragia grave cuando le fue abierta una herida de cesárea durante una violación, lo que desencadenó complicaciones médicas posteriores.
A pesar de la falta de apoyo estatal, algunas organizaciones dentro de Sudán han brindado asistencia médica a las víctimas. La organización SORD, por ejemplo, ayudó a mujeres que desarrollaron fístulas, contrajeron VIH o hepatitis B. También brindó atención prenatal a 41 niñas en la ciudad de Kassala.
“La experiencia de esos treinta días tuvo un impacto duradero en mi salud. Antes era fuerte y saludable; ahora estoy enferma casi todos los días. Necesito apoyo para ir a Kampala y recibir tratamiento médico adecuado”, relató Mariam, sobreviviente de Jartum.
A dos años del conflicto, las acciones siguen siendo insuficientes
A pesar del tiempo transcurrido, no se han tomado medidas significativas para apoyar a las víctimas de violencia sexual. Ante esta situación, Amnistía Internacional exige al gobierno sudanés que garantice atención médica, psicológica y humanitaria a las sobrevivientes, incluyendo servicios de salud sexual y reproductiva.
También exige investigaciones rápidas e imparciales sobre estos crímenes, que se enjuicie a los responsables en procesos justos, se otorguen reparaciones a las víctimas, y se refuerce la cooperación internacional para prevenir y atender la violencia sexual en el contexto del conflicto.
Finalmente, Amnistía Internacional hace un llamado a los socios internacionales de Sudán como la Unión Europea, Arabia Saudita, Reino Unido y Estados Unidos, a que exijan el cese inmediato de la violencia sexual, aumenten la financiación humanitaria, prioricen la protección de mujeres y niñas en las negociaciones, aseguren el acceso humanitario y brinden vías seguras a quienes huyen del país, sin forzar su regreso.
Mujeres como botín de guerra
La Organización de las Naciones Unidas (ONU), hay una preocupación por el incremento de este delito que usa a las mujeres como botín de guerra y que también ha sido una característica común en el conflicto armado del país.
Las mujeres y las niñas en tiempos de guerra son tratadas muchas veces como “botín”. La violación es una táctica utilizada como estrategia de terror y como forma de tortura. Las consecuencias físicas y mentales de estas agresiones dejan huellas emocionales y físicas imborrables.
Esta forma de agresión también puede ser utilizada como parte de una limpieza étnica, tal y como se vio con las violaciones sistemáticas y los embarazos forzosos de la antigua Yugoslavia en los años noventa.
Las violaciones, la esclavitud sexual y otras formas de violencia sexual cometidas en el contexto de un conflicto armado son crímenes de guerra.
Mireya Cidón, Aministía Internacional España