Notimex un caso de misoginia contra periodistas.

Palabra de Antígona.

Salvar al periodismo mexicano, coincido con Soledad Jarquín.

En solidaridad con las madres que buscan justicia y no detienen su andar.

A mis queridas maestras: Adelina Zendejas, Dolores Cordero, María Lisa Mendoza y Teresita de Barbieri.

A mi madre Rosario López Souza.

Sara Lovera

Nada sería igual sin ellas. Mis camaradas en favor de un mundo donde el trabajo no sea sólo explotación, mis colegas periodistas que pelean por la libertad de expresión y pelean para informar al pueblo, mis maestras que me enseñaron el camino y el sentido, mi madre quien además de darme la vida, me dio su compañía y su amor, esas madres que han convertido la maternidad impuesta en lucha cotidiana contra la impunidad y ellas, mis compañeras en el camino en busca de la autonomía y el derecho a la salud sexual y reproductiva.

Por ello mayo es un mes de grandes significados en mi vida. En varios sentidos. Es el mes de las y los trabajadores; el mes de la búsqueda de la libertad de prensa en todo el mundo; el mes de las mujeres, de las madres, esas que han dejado el fogón para tomar las calles, movilizarse y buscar justicia y el mes de la salud de las mujeres. Es también el mes de las flores, donde se pueblan las calles de jacarandas, lilas y las hojas de durazno, brindando un gran espectáculo que nos reconcilia con la naturaleza y la tierra.

Hoy sin embargo tenemos que asumir, como dice Ignacio Ramonet, en un excelente texto aparecido en un conjunto de periódicos de América Latina y Europa, La pandemia y el sistema-mundo, que a estas alturas, “ya nadie ignora que la pandemia no es sólo una crisis sanitaria. Es lo que las ciencias sociales califican de hecho social total, en el sentido de que convulsiona el conjunto de las relaciones sociales, y conmociona a la totalidad de (las) los actores, de las instituciones y de los valores”.

Y esta convulsión ha tocado un valor fundamental para quienes, como yo, con toda esa carga de las mujeres que me formaron, creo como en nada, en el valor de la palabra, la libertad para escribirla, decirla y propagarla. Por eso pienso en ellas, sin quienes nada sería igual.

Y ahí están esas figuras que nutrieron y nutren mi existencia. En medio del “hecho total mundial”, donde ya no se sabe cómo será la post pandemia, luego de ser trastocados los valores por los que han velado mis camaradas, colegas, amigas y contemporáneas.

Lo que es necesario decir es que, en ningún lugar del mundo, ellas, sin las cuales nada sería igual, se han o nos han callado. Están alertas contra lo que pueda suceder y trastoque el breve camino recorrido. Del miedo y la perplejidad, sus voces están ahí, para evidenciar que esta pandemia ha sacado a la luz todos los pendientes, y cómo la desigualdad, el signo del sistema que, sin duda, tendrá que reconfigurarse cuando esto termine, si ha de terminar.

Otra vez Ramonet es didáctico: “La humanidad está viviendo –con miedo, sufrimiento y perplejidad– una experiencia inaugural. Verificando concretamente que aquella teoría del «fin de la historia» es una falacia. Descubriendo que la historia, en realidad, es impredecible”.

Pero el suceso. Sin precedentes y todavía sin suficiente interpretación, sí obliga a mantener algunos valores fundamentales. Desde 1993, cada 3 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Libertad de Prensa, que implica una prensa libre, pluralista e independiente. Un valor que se asocia al otro, el del derecho de la gente, del pueblo, de todas y todos, a ser informado y a cuidar a quienes informan, porque de ellos y ellas, en todo el mundo, pende la democracia. Una palabra usada, en desuso.

En este marco. Pensando en la tarea de la prensa y la información. No el derecho expresarse, que es consustancial a la humanidad, –redes sociales- sino ese de la prensa, del periodismo profesional, para poder contar lo que se atestigua, usar la mirada de lince necesaria para relatar la historia cotidiana, para allegarse de datos y hechos, para contar con libertad amplia y profundamente a la gente.

Por cierto, el texto de Ramonet, maestro del periodismo, promotor incansable de lo que llamó el quinto poder, el de la gente para juzgar a los medios, mediante observatorios de la ciudadanía, me regaló el texto que comento, fundado sustentada documentación, escrito comprensible, donde no escatima nada. Hay que leerlo. Fuente. Le Monde Diplomatique en español (https://mondiplo.com/la-pandemia-y-el-sistema-mundo)

La Estulticia

Y todo viene a cuento porque mientras el debate sanitario y/o económico está por ahora en manos de los patriarcas, que compiten, espían, controlan y mienten, en las márgenes, el buen periodismo, profesional y contumaz investiga, cuenta. Sus actores y actoras, con muchos otros y otras trabajadoras, todos los días ponen el cuerpo en peligro. Informan, buscan explicaciones y narran la perplejidad.

Un grupo de enfermeras atacadas; algunos miles de parturientas sin espacios para dar a luz; centenas de mujeres sin poder salir a ganarse el pan, las informales y aquellas otras que en medio de la prohibición a lo largo de América Latina marchan por sus hijos e hijas este mayo de las madres.

Y, ahí están las y los informadores. Hoy bajo la sospecha de los poderes, los fáticos y los elegidos. Porque atrás de la crisis del capitalismo y el sistema, está el lodo de la explotación, el abuso, la mentira y le violencia familiar, que se ha ensañado en muchos hogares en estos días, y la otra, la de las calles. Sobre la que digo no nos hemos callado.

Reitero y todo viene a cuento por la denuncia de Manuel Ortiz, ex director de noticias de Notimex, a quien que yo sepa, todavía nadie desmiente. Pues este señor, ha informado Carmen Aristegui, reveló que Sanjuana Martínez, directora de Notimex, le ordenó que atacara a Dolia Estévez, corresponsal en Estados Unidos del diario Milenio; a la conocida Lydia Cacho; a la multipremiada Anabel Hernández; a la reportera de La Jornada Blanche Petrich; a la conocedora del pueblo Marcela Turati; a María Guadalupe Lizárraga Hernández, fundadora del portal Los Angeles Press y a la misma Carmen Aristegui.

La denuncia se da en un contexto muy complicado para la agencia de noticias del gobierno -creada por Luis Echeverría en los años 70-, porque ahí ya cumplieron más de 80 días una huelga, rota por la directora, que como esquirola mayor, ha mantenido el hilo informativo con un grupo de personas que con ella colaboran y no obstante el mandato de la Junta de Conciliación y Arbitraje que declaró legal la huelga. De modo que todos los días viola la Ley Federal del Trabajo. En mayo el mes de las y los trabajadoras, se ha despedido en Notimex a hombres y mujeres, a ellas, aun cuando estén embarazadas.

No existe el menor pretexto para mantener esta situación ilegal. Muy semejante a lo que sucedió en el diario La Jornada, donde fue despedida la mismísima Secretaria General del Sindicato, la periodista Judith Calderón y, por cierto, ese diario también es dirigido por una mujer, Carmen Lira, me harán saber los patriarcas. Pero como dicen las feministas, cuerpo de mujer no garantiza solidaridad feminista, ni lucha por los derechos que las feministas han enarbolado hace más de dos siglos. Por tanto, es sólo un dato.

Paralelamente, ARTICLE 19 y Signa_Lab, confirman esto hechos, dichos y circunstancias. Me dirán con razón que no es excepcional que se conspire contra la prensa libre. Es interminable la lista de agravios y asesinados de compañeras y compañeros; y también hubo en el pasado reciente órdenes para espiar y callar a quienes son críticos del y los gobiernos. Que ya no temen a señalar al mismísimo ejecutivo.

Eso es cierto. Pero lo increíble es que suceda en un momento de México donde se nos ofreció una transformación, una de esperanza con un sentido “ético” donde la corrupción se arrasaría y la injusticia sería cosa del pasado. Vemos que no. Esto que nadie ha podido desmentir, es inaudito. Inaudito que se pretenda callar a un grupo de mujeres periodistas, que, con distintos métodos, enfoques y puntos de vista, son impecables en su compromiso informativo y periodístico.

Ahora se han manejado algunos nombres que, en mayo -el mes de la libertad de prensa-, de personajes del gobierno son enviados a atacar a estas periodistas en redes sociales y distintas plataformas, sin que venga a cuento. Algunas de ellas “dieron motivos” con sus investigaciones periodísticas, digo, dieron motivos al pueblo de México para votar como votaron en 2018. Periodistas que han mostrado a lo largo de los años esa capacidad profesional, con un periodismo libre, pluralista e independiente. Fundamental, decía para la democracia.

En este contexto expresiones certeras de la periodista Soledad Jarquín Edgar, nombrada presidenta del Jurado del Premio Nacional de Periodismo 2019 y quien desde el 2 de junio de 2018 se ha encargado de exigir justicia por el asesinato de su hija, la fotoperiodista María del Sol Cruz Jarquín, quien además de hacer una férrea defensa de los derechos laborales de las y los periodistas, advirtió que bien se sabe que desde los poderes fácticos y hasta las más altas representaciones del poder gubernamental, es constante la tentación de coartar la libertad de prensa, al periodismo, una tarea fundamental para el desarrollo de una sociedad libre, con todo lo que eso significa.

También dijo que cada día y de muy diversas formas, la violencia contra las y los periodistas está presente: desde la denostación, las amenazas y hasta el silencio letal, con lo cual se trastoca la tarea informativa, entonces reflexionó, y yo subrayo, que: “Es tiempo de justicia para el periodismo mexicano, agraviado en cada uno de los asesinatos que se han cometido en contra de mujeres y hombres que cumplían con su trabajo”, así de simple.

Junto a ella, o tomando sus palabras, coincido en que son tiempos difíciles para el ejercicio del periodismo, pero no debemos acostumbrarnos a ello. Y denunció, y yo con ella, que está vigente, algo que se registra cada día, las acciones retrógradas en detrimento al derecho a informar y el derecho de la sociedad a ser informada. Criticar, atemorizar a las y los periodistas, es negar a la gente su derecho a saber y conocer.

Y este es el punto. El deterioro con que se manejó, desde el comienzo de esta administración la agencia Notimex, preocupa, en particular, porque en donde debería escucharse no se escucha y se ha dejado en la penuria y sin derechos a trabajadores y trabajadoras de muchos años. Se ha hecho de la manera menos higiénica y racional que una pudiera pensar. Y, a diferencia, de casos semejantes, -despidos y cierre de programas- aunque menos agresivas ha pasado en otros medios de comunicación gubernamentales como Radio Educación. En Notimex se ha lastimado al sindicato, que es de las y los trabajadores, no de sus dirigentes. Grave.

A eso se suma la denuncia de atacar a las periodistas mencionadas. Increíble, en pleno siglo XXI, en medio de la crisis sanitaria que cambiará el curso de la historia y a pesar de una reiterada, constante, catilinaria diaria en Palacio Nacional, que el gobierno de hoy no es igual a los de antes, antidemocráticos, rapaces, antidemocráticos y corruptos. Pues que alguien me explique. Veremos.