Nuestra grandeza

/Guadalupe Loaeza/

Este fin de semana tenemos una cita impostergable. Una cita que nos hará sentir sumamente orgullosos. Es una cita con nuestro pasado, nuestra identidad y con lo que somos desde los tiempos precolombinos hasta nuestros días. Esta cita es una oportunidad maravillosa de reencontrarnos gracias a la exposición La grandeza de México. Es ver por primera vez, imagínense ustedes, 879 piezas, ya sea repatriadas o prestadas de otros países, y sentirse agradecidos, por ejemplo, con el gobierno francés, el que más piezas nos prestó, junto con Alemania, Italia, Suecia y Estados Unidos. Estas piezas se exhiben en el edificio de la Secretaría de Educación Pública junto con 1,525 obras. Ya las vi y me maravillaron, tanto como las que descubrí en el Museo de Antropología. Hablamos entonces de dos exposiciones en una sola y cada una por sí misma nos muestra nuestra grandeza.

Como bien dice David Marcial Pérez en El País: “México ha puesto especial ahínco en la recuperación de piezas históricas repartidas por el mundo. Van más de 5.000 obras repatriadas en los menos de tres años de sexenio, según ha anunciado la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto… Parte de ese acervo recuperado integra la exposición La grandeza de México, un recorrido desde los tiempos precolombinos hasta el siglo XX, que cuenta también con los últimos hallazgos arqueológicos en el país y un puñado de cesiones de museos e instituciones internacionales”. Ejemplo de este esfuerzo fue el reclamo de México por una subasta en Munich, Alemania, en septiembre del 2021. La Secretaría de Cultura y el INAH interpusieron una denuncia ante la Fiscalía mexicana: “La venta de estas piezas constituye un delito de acuerdo al derecho mexicano y fomenta y contribuye además al tráfico a la delincuencia trasnacional organizada”. Entonces se habían identificado 74 piezas arqueológicas en el catálogo, cuyo precio inicial iba de 150 euros, hasta 100,000. Conociendo a Alejandra, no se iba a cruzar de brazos ante tal arbitrariedad, y había que conmemorar, con bombo y platillo, los 200 años de nuestra independencia. El 27 de septiembre de 1821 dejamos de ser la Nueva España para convertirnos en una nación independiente: ¡¡¡México!!!

Mi visita a la exposición del Museo de Antropología me sorprendió porque muchas de sus piezas hacen homenaje al maíz original (pequeño y diferente al que acostumbramos consumir) y están representadas por mujeres. Por ejemplo, yo nunca había visto la Señora de la falda de estrellas, procedente de Tehuacán, Puebla. Es una escultura bellísima la cual sintetiza las ideas sobre el ciclo de la vida y el cosmos. Sus senos indican que se trata de una mujer de cierta edad que fuera una deidad y madre; su falda está cubierta con símbolos asociados a las estrellas. Tampoco conocía el incensario que representa a un anciano, procedente de Palenque. Gracias a su sabiduría, los abuelos y antepasados ocupaban un lugar muy importante en Mesoamérica. Y mucho menos había visto a La joven de Amajac, la misma que aparecerá en lugar de Colón en el Paseo de la Reforma. Esta escultura pertenece al posclásico tardío (1450-1521). A esta “joven” la encontraron a principios de año en Hidalgo de Amajac, Veracruz, y “representa a una joven mujer de élite, posiblemente una gobernante. Su estilo es similar a las representaciones de diosas huastecas de la tierra y la fertilidad, pero con una influencia externa, posiblemente nahua, como se aprecia en el hueco de los ojos para incrustaciones, rasgo propio de la escultura mexica. Además, el paño que presentan las mujeres huastecas frente a la falda es siempre liso, y aquí vemos un adorno de nudos y listones”, dice textualmente la cédula. Confieso que me quedaron algunas dudas respecto al origen de esta escultura que permaneció enterrada por cinco siglos; por su estado de conservación parece que fue colocada en el sitio donde la encontraron hará apenas unos cuantos años.

Para terminar no puedo dejar de coincidir con lo que dijo mi amiga Alejandra Frausto en la inauguración de la exposición: “… porque la grandeza de México está presente en todas estas manifestaciones artísticas del pasado. Porque no son ruinas ni tepalcates, no es un pasado muerto sino testigos hablantes de lo que hemos sido y podemos ser… ¡Que viva y reviva la grandeza de México!”.

No se olviden de nuestra cita de este fin de semana.