Con respecto a la llegada de Emilio Lozoya Austin a nuestro país, con lo que se espera se rompa el pacto de impunidad que pactó el gobierno entrante con el saliente, hay mucha tela de donde cortar antes de llegar al presidente Peña. Y de los peones que sacrificarán primero, para recobrar lo perdido en las encuestas, están los sacrificables “socios” veracruzanos. De aquí al 2021 tendremos circo casi a diario.
Del tema habla hoy en su columna Arturo Reyes: “Dos hechos no deben ni pueden perderse de vista. Los núcleos alrededor de los cuales giran las denuncias en su contra por presuntos sobornos multimillonarios, que habrían servido incluso para pagar campañas electorales del PRI incluyendo la de EPN, se ubican en Veracruz, en el municipio de Coatzacoalcos: las plantas petroquímica Etileno XXI y Agro Nitrogenados.
En la del primer caso empresarios brasileños habrían pagado fuertes sobornos no solo a funcionarios del gobierno mexicano y de Veracruz sino a legisladores que aprobaron la reforma energética con la que se encubrió la maniobra, y en el segundo la planta con la que según iban a producir fertilizantes era chatarra.
Hasta que Lozoya no declare y ofrezca pruebas –se habla de muchas horas de grabación o video grabación que va a presentar– no se sabe cuántos veracruzanos podrían resultar implicados, pero hay antecedentes que hacen pensar que el escándalo va a salpicar al Estado”. Lea más en su Prosa Aprisa en la sección de Ellos columnas…