Ola de atentados explosivos sacude a Ecuador .

 

01.09.2023.- Una serie de ataques con coches bomba en Ecuador ha sacudido al país en menos de 30 horas, generando una emergencia.

Los ataques, que no causaron víctimas ni heridos, han sido vinculados por las autoridades a un intento de amedrentar al Estado y frenar las intervenciones destinadas a desarmar las cárceles y aislar a reclusos peligrosos.

Cuatro coches bomba estallaron en total, con dos de ellos ocurriendo en la capital, Quito, y los otros dos en el sur del país. Los ataques en Quito, que ocurrieron con horas de diferencia, marcaron la primera vez que se produjeron atentados de este tipo en la ciudad.

Aunque las autoridades no han establecido una relación definitiva entre los ataques de Quito y los del sur, se han detenido a seis personas en relación con estos eventos, todas ellas con antecedentes penales.

Los ataques con coches bomba son un episodio preocupante en medio de una creciente violencia en Ecuador. Estos actos de violencia reciente se producen después del asesinato de un candidato presidencial unos días antes de las últimas elecciones.

El Gobierno respondió al atentado trasladando a algunos presos a otras prisiones, incluido un líder de una banda de crimen organizado.

El ataque más significativo ocurrió frente a una oficina del Servicio Nacional de Atención a Personas Privadas de Libertad, que supervisa el sistema penitenciario. Otra explosión tuvo lugar cerca de donde antes funcionaba la misma institución.

Aunque las autoridades no han atribuido directamente la responsabilidad a ningún grupo criminal, han relacionado los ataques con el traslado de reclusos que tuvo lugar el día anterior.

El secretario de Seguridad, Wagner Bravo, declaró que esta violencia reciente es una respuesta a las acciones del Estado para controlar la violencia en las cárceles y al traslado de seis presos, posiblemente involucrados en el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio en agosto.

Bravo señaló que como parte de esta reacción violenta, se retuvo a un grupo de policías y custodios en una cárcel del sur del país. En relación con este incidente, se detuvo a seis personas, tres de las cuales habían sido arrestadas anteriormente pero luego fueron liberadas bajo medidas sustitutivas.

Un video que circuló en redes sociales y que las autoridades confirmaron como auténtico mostraba a un hombre acompañado por un grupo de policías y guardias penitenciarios pidiendo a las autoridades que no tomen decisiones que atenten contra los derechos humanos de los presos. Según el video, unas 30 personas estaban siendo retenidas.

A pesar de las preguntas de los periodistas, el Servicio Nacional de Atención a Personas Privadas de Libertad no ha comentado públicamente sobre el secuestro de los uniformados en la prisión de Cuenca, que se encuentra a 300 kilómetros al sur de la capital, Quito.

Entre los restos de las explosiones en Quito, se encontraron cilindros de gas de uso doméstico, combustible, mechas lentas y tacos de dinamita. La zona permanece acordonada.

El alcalde de Quito, Pabel Muñoz, sugirió que las explosiones podrían estar relacionadas con “acciones de seguridad que está tomando el gobierno”. Hizo hincapié en que los antecedentes de los detenidos muestran la necesidad de que la justicia actúe con rapidez y contundencia.

Estos ataques se suman a una serie de eventos violentos que han afectado a Ecuador en los últimos años. Las autoridades han atribuido gran parte de esta violencia a enfrentamientos entre bandas criminales que compiten por el control de rutas de tráfico de drogas y territorios para su distribución.

Las cárceles del país han sido testigos de violentos disturbios que dejaron decenas de muertos, lo que llevó a las autoridades a trasladar a los reclusos en un intento de reducir los conflictos entre pandillas.

La violencia también ha tenido un impacto importante en la seguridad pública, con un aumento en el número de homicidios y otros delitos violentos. La Policía Nacional registró 3,568 muertes violentas en los primeros seis meses de 2023, en comparación con las 2,042 reportadas durante el mismo período en 2022. El año pasado se cerró con 4,600 muertes violentas, la tasa más alta de la historia del país y el doble del total de 2021.

La ciudad de Guayaquil ha sido uno de los epicentros de esta violencia, pero otras áreas del país, como Esmeraldas, una ciudad costera del Pacífico, también se consideran peligrosas. En esa ciudad, seis vehículos gubernamentales fueron incendiados a principios de esta semana, según las autoridades.

 

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