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/ Yamiri Rodríguez Madrid /
En mayo de 2019, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) presentó a la opinión pública su Informe Especial sobre la problemática de los linchamientos en el territorio nacional. Conforme al reporte, “los linchamientos son actos ilícitos, que constituyen una de las expresiones más graves de la crisis que en materia de inseguridad, violencia e impunidad enfrenta nuestro país, donde como consecuencia de la desconfianza y lejanía de la sociedad respecto de las autoridades, la falta reiterada de cumplimiento y aplicación de la ley, así como la incapacidad de las distintas instancias de gobierno para generar condiciones que permitan la convivencia pacífica entre las personas, se canaliza o dirige el hartazgo e impotencia de estas últimas, ante una realidad que las vulnera y lastima, para que incurran en acciones violentas en contra de aquellos que consideran o suponen, cometen delitos o atentan en su contra o de la comunidad a la que pertenecen”.
Desafortunadamente, en casi cinco años las cosas no han cambiado. Muestra de lo anterior se dio hace unos días en el municipio de Martínez de la Torre, uno de los más violentos de la entidad. El 16 de diciembre, en la báscula de San Manuel, un grupo linchó a un sujeto que no logró escapar como sus secuaces, luego de matar a un productor citrícola. Los golpes -a patadas, piedras y martillos-, provocaron que horas después el presunto delincuente muriera en un hospital. La situación en las básculas en esa importante región económica ya está rebasada; y la gente, harta.
Pero este no es el primer linchamiento en la entidad, aunque esperemos sea el último. Precisamente en diciembre del año pasado, muy cerca del Club de Golf de Emiliano Zapata, un trailero fue linchado, supuestamente a manos de pobladores, por haber causado desmanes en la vía pública. De acuerdo con el reporte, lo ataron de manos y pies a un poste y lo golpearon hasta matarlo porque no respetó la pluma de entrada de un lugar y la derribó con su unidad.
Unos días antes, el 13 de diciembre, también de 2022, en la localidad de Cerro Gordo, en el mismo municipio, un presunto ladrón también murió luego de haber sido linchado, cuando los vecinos detectaron que en un vehículo rojo transportaban electrodomésticos.
En 2019, como ya lo habíamos comentado con anterioridad, al menos seis personas murieron linchadas en territorio veracruzano; otras 23 lograron salvarse de la turba que intentó agredir a quienes les parecían sospechosos. En sólo dos casos que se registraron en el municipio indígena de Soledad de Atzompa, murieron seis personas. Primero, cuando cuatro presuntos secuestradores fueron sorprendidos por habitantes, quienes molestos ante la inseguridad, acudieron al rescate de unos profesores, tras la voz de alerta. Unos días después aparecieron ahí mismo dos jóvenes más quienes fueron localizados calcinados en un paraje.
Urgente poner mucha atención en estos temas para evitar más linchamientos en nuestro estado.
@YamiriRodriguez