* La denuncia, la visibilización, son indispensables.
*¿Qué puedes esperar de un país que sólo el 2% de los actos criminales son sancionados penalmente?
* Autor: Mercedes Núñez Cuétara.
¿Para quién en México es noticia un asesinato? ¿a quién en México le sorprende la existencia de una mujer desaparecida? ¿a quiénes en México nos indignan los asaltos a mano armada en carreteras? ¿a quiénes en México nos preocupa el hallazgo de fosas clandestinas con decenas de cuerpos de personas migrantes? Celebro la existencia y la labor de personas indignadas, alertas y que trabajan en su cotidiano porque estas situaciones violentas cesen. Sin embargo, la mayor parte de la población está acostumbrada a estas noticias.
Nuestras vidas, la economía, la política y la dinámica de nuestras ciudades y comunidades no cambian por ninguno de estos hechos violentos. Eso es a lo que se conoce como normalización de la violencia, hechos que consideramos “comunes” y que vamos incorporando a nuestro cotidiano.
Es importante aclarar que la perpetración de violencia no se da únicamente por el proceso de normalización. Muchos estudios evidencian que el problema de la violencia en México está sustentado por factores sociales o sistémicos como la impunidad, la desigualdad e incluso por racismo.
El tema de la impunidad actualmente resalta entres estos factores ¿Qué puedes esperar de un país que sólo el 2% de los actos criminales son sancionados penalmente1? Si en lugar de ver el número lo traducimos en historias de vida, en México una persona puede matar a otra con la plena convicción de que no tendrá ninguna consecuencia por ello e incluso puede hacerlo para obtener algún beneficio económico, personal o político de dicha violencia.
Esta impunidad se incrementa si la persona violentada pertenece a algún sector o colectivo históricamente vulnerado como mujeres, migrantes, infancias, comunidad LGBTIQ+, etc.
Además de los factores sociales están los factores de ámbito personal o individual, enraizado también en lo social, y que son clave para entender esta normalización.
En México si vives violencia es por tu culpa, o porque no te cuidaste lo suficiente, o porque fuiste a un lugar peligroso, o porque no eran horas para estar fuera, o porque algo tendrías que ver en el asunto… Se criminaliza a las víctimas o se les tacha de descuidadas. La culpa la tiene la víctima, no el victimario.
Este fenómeno se explica en lo que Bauman identificó como proceso de individualización2. Dicho proceso refiere que en las sociedades postmodernas se responsabiliza al individuo tanto de sus éxitos como de sus fracasos. Este proceso exime al Estado o a las autoridades que deben procurar la seguridad de hacer su trabajo. Somos las personas en nuestros ámbitos privados y con nuestros recursos las responsables de nuestra seguridad y nuestro cuidado.
Por lo anterior, e incluso como mecanismo de defensa, nos aproximarnos al tema de las violencias como algo lejano, fuera de nuestro cotidiano. Como si a nosotros no nos fuera a pasar porque no somos descuidados ni criminales. Poner a la violencia lejos de nuestro entorno, cuando claramente no lo está, es sentirnos seguros. Esa falsa seguridad creada, existente sólo en nuestro imaginario, contribuye al incremento de las violencias.
Muchos de los cambios sociales pasan por alzar la voz y tomar postura ante las situaciones. Pocas personas en México lo hacen y no nos damos cuenta que nuestro silencio contribuye a perpetuar la violencia. Actualmente, son pocos los movimientos que desde el esfuerzo personal y comunitario levantan la voz para frenar esta violencia.
Uno de ellos son los colectivos de madres buscadoras y otro el movimiento de mujeres. Actualmente se empieza a visibilizar también un movimiento incipiente entre el gremio de transportistas. Sin embargo, habrá que ver cómo se desenvuelve este último.
Abordar la normalización de la violencia desde el ámbito individual o personal es también una ventana de oportunidad para poder romper con ella.
Visibilizar las situaciones violentas, denunciarlas, apoyar a los movimientos que con sus acciones cotidianas la combaten es algo que podemos hacer cada una y cada una de nosotros. Evidenciar que la violencia no es normal, también está en nuestras manos.