Para vivir en Veracruz, el té de tila, el bolillo y la sábila con lazo rojo.

La Fiesta del Té

Brisa Gómez

Para vivir en Veracruz, el té de tila, el bolillo y la sábila con lazo rojo.

Abrir los medios genera un vuelco en el corazón, suena cursi, pero no es así, se trata de una sensación provocada por el número de crímenes que se cometen en Veracruz de manera cotidiana, donde las descripciones, las fotos, los detalles sangrientos muestran una realidad a la que llegamos poco a poco.

Nos pasó como al sapo, al que metieron en una olla de agua colocada sobre el fuego y poco a poco se fue acostumbrando al aumento de temperatura, hasta que quedó hervido, casi sin darse cuenta.

Así estamos en Veracruz con la violencia en general, pero sobre todo con la violencia hacia las mujeres.

Un día una mujer asesinada; un día más, otras dos; una semana después seis o siete, y así fue subiendo el feminicidio, el homicidio doloso, la violación, la desaparición, ante argumentos de la sociedad que justificaban los crímenes con expresiones como “algo andaban haciendo”, “el que nada debe, nada teme”, “pero quería seguir con su marido, aunque le pegaba” y otros, mientras las autoridades gozaban de esa cortina para no hacer su trabajo, total la justificación estaba en boca de la gente.

Apenas esta semana la violencia le arrancó la vida a un par de jóvenes en Xalapa, además de una mujer atacada en un bar y otra más en su casa, en pleno centro de la capital a escasas cuadras del cuartel San José. No hay detenidos.

También 13 personas fueron asesinadas en una fiesta en Minatitlán, entre ellas al menos dos mujeres y un niño de apenas 1 año de edad, supuestamente por una rencilla entre grupos de la delincuencia organizada que dejó dolor y miedo en una sociedad compuesta por 8 millones de habitantes. Sin detenidos.

Eso sin contar los crímenes cometidos contra mujeres en otras partes de la entidad, y el de la alcaldesa de Mixtla de Altamirano, ocurrido apenas hace unos días cuando viajaba por carretera en una zona donde docentes y otros presidentes municipales han sufrido asaltos, ataques, intentos de secuestro. Tampoco hay detenidos.

Apenas este 25 de abril, integrantes de la Remufever salieron a reclamar no sólo la violencia, sino el nivel de irresponsabilidad, el desdén de las autoridades y la ineficacia que hay en el servicio público en general, desde el Gobernador y su Gabinete, hasta el Fiscal y su equipo. La disputa entre unos y otros y el uso de la violencia como un garrote para pegarse mediáticamente.

Nada para nadie, ninguno actúa, ninguno atiende, todos se echan la bolita, se atacan y siguen usando el cuerpo de las mujeres, los feminicidios, las muertes de jóvenes, como un botín político. Les sirve para evidenciar la omisión, pero no hacen su chamba.

Mientras la sociedad platica del miedo que sienten de salir a la calle; la preocupación de dejar ir a sus hijos e hijas a las fiestas; de los hombres solos, en que se han convertido los empresarios, que sacaron a sus familias de Veracruz por temor a un secuestro; de las jóvenes que mandan ubicación en tiempo real cuando suben al transporte, de las amigas que piden avisar cuando se llega a casa.

En medio de eso, el único mérito que alguien (sólo el presidente) le reconoce a Cuitláhuac García, como gobernador, es ser honesto; pues carece de otros atributos para gobernar y que garanticen que está haciendo el trabajo para el que fue contratado.

Es como el mal chiste que dice “Usted necesita una operación muy delicada en el cerebro, para el procedimiento tenemos al Doctor Fulano, es especialista en neurocirugía, pero también tenemos a Mengano, que es muy honesto, ¿a quién prefiere?. La respuesta del paciente será que pide al Doctor, a lo que su interlocutor le insiste por la otra persona, que es muy honesta, aunque no tenga ni idea de lo que tiene que hacer, pero es el contratado por la 4T para las cirugías delicadas”.

Así nos está pasando en esta administración, en Gobernación tenemos a un Secretario que no entiende, ni quiere entender, ni mucho menos atender los asuntos de género, desdeña a las titulares de áreas enfocadas a la atención de los derechos humanos y derechos de las mujeres, sólo quiere pelear y culpar al Fiscal. 

En la Fiscalía tenemos a un sujeto que pasó dos años encerrando y acusando a los enemigos del régimen en turno y ahora pasa el tiempo evidenciando el nivel de inseguridad, sólo quiere pelear y mostrarse como víctima de los ataques del Gobierno nuevo y la deficiencia de la Seguridad.

El Secretario de Seguridad Pública va por la vida armado, entra a las primarias públicas con la pistola al cinto, donde existen peligrosos niños de entre 6 y 12 años que lo pueden atacar a él o a su jefe el Gobernador. No turna expedientes de elementos acusados de participar en delitos contra la población y sólo culpa a la Fiscalía de no hacer su trabajo.

El Gobernador, pues -dice- “es muy honesto” (aún no hay elementos para comprobarlo), pero a casi cinco meses de haber entrado en funciones, no ha hecho nada, ni siquiera poner en marcha los programas que ha presentado, en los que aparentemente no hay ni pies ni cabeza.

Presentó hace 3 meses el programa Cero Tolerancia a la violencia. 90 días después no ha funcionado, pues en un día cualquiera mueren dos o tres mujeres, incluyendo la alcaldesa que habló en representación de las autoridades municipales para frenar la violencia feminicida, el acoso, el hostigamiento y la violencia de género.

Por eso, en Veracruz, para sobrevivir, sólo nos queda tomar té de tila para aguantar los corajes, el bolillo para pasar el susto y la sábila con lazo rojo, para protegernos “de todo mal” porque al parecer estamos sólo “a la buena de Dios”.

Porque aquí tod@s estamos loc@s

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