#ParaEntender: Sexo y género, ¿sabes la diferencia?

02.08.2024. A propósito de la reciente controversia en el boxeo olímpico, sobre los hombres XY, los comentarios y descalificaciones vertidas en las redes no sólo muestran a personas confundidas que victimas del pensamiento único creen tener discernimiento para analizar el tema cayendo en una torre de Babel, sino además se expone un fenómeno conocido en la psicología “de no querer saber”, es decir “la ignorancia deliberada”.

Las redes sociales están creando esa necesidad en las personas de mostrar continuamente su opinión o creencias a los demás con una pérdida del tacto o el respeto que primaba en las conversaciones cara a cara lo que ha llevado a la cultura de “la cancelación”, sobre todo cuando hay categoría que se alejan de sus creencias; como cuando escuchamos hablar de sexo, género e identidad de género, pues se confunden los términos ante lo inédito o las filias y fobias afloran, en lugar de profundizar y conocer un mundo que está en constante cambio.

En este caso en particular hay que atender lo que Aristóteles decía “Todos los hombres (y mujeres) desean por naturaleza saber” pero en este etapa de la humanidad, es sorprendente cómo es que la gente se cierra y prefiere aferrarse a sus paradigmas antes de entender el mundo pues abrirse a modificar su pensamiento es una afrenta a su ego.

Añadía el filósofo: La ignorancia, por tanto, se presenta como un estado indeseable de la mente y se supone que nadie quiere continuar en la ignorancia de forma voluntaria, pero las inmediatez de las redes lo determinan así. Un mundo demasiado aprisa donde lo que menos se tiene es tiempo para pensar o analizar.

En un artículo, Gerd y Rocío proponen la hipótesis de que la ignorancia deliberada se debe al arrepentimiento anticipado. El arrepentimiento es una emoción negativa que la gente experimenta después de escoger la opción A y descubrir luego que la opción B era mucho mejor. No pueden traicionarse a sí mismos.

El arrepentimiento anticipado es una emoción que ocurre antes de que se realice la elección. La anticipación de que uno podría lamentar haber elegido puede influenciar la elección. Proponen también la hipótesis de que la gente que tiene aversión al riesgo, a modificar su pensamiento, es más probable que opte por la ignorancia deliberada.

Pero es tema de otra historia. Por ahora nos ocupan las siguientes categorías, que dichos sea, son cosas diferentes.

El sitio web de Planned Parenthood, una organización sin fines de lucro que lleva más de 100 años trabajando por la salud sexual y reproductiva en Estados Unidos, ofrece una explicación detallada de lo que implica cada uno de esos conceptos.

¿Qué es el sexo asignado o “sexo biológico”?

El sexo asignado es una etiqueta que se te da al nacer basada en factores médicos que incluyen tus hormonas, tus cromosomas y tus genitales. A las personas se les asigna masculino o femenino, y esto es lo que se coloca en sus certificados de nacimiento. Esta regla tiene sus excepciones en algunos países, pero en la gran mayoría solo existen esas dos opciones de sexo.

Cuando la anatomía sexual y reproductiva de alguien no se ajusta a las definiciones típicas de femenino o masculino, esas personas son descritas como intersexuales.

A veces, al sexo que se nos asigna al nacer le llaman “sexo biológico”, pero este concepto no captura del todo las complejas variaciones biológicas, anatómicas y cromosómicas que pueden ocurrir. Tener solo dos opciones (biológicamente hombre o biológicamente mujer) podría no describir lo que está sucediendo dentro del cuerpo de una persona.

En lugar de decir “sexo biológico”, algunas personas usan la frase “asignado hombre al nacer” o “asignada mujer al nacer”. Esto reconoce que alguien (a menudo, el personal médico) está tomando la decisión de registrarlo así. La asignación de un sexo biológico puede o no coincidir con lo que está sucediendo con el cuerpo de una persona, cómo se sienten o cómo se identifican.

¿Qué es el género?

El género es mucho más amplio y más complicado que el sexo asignado. El género incluye los roles de género, que son las expectativas que la sociedad y las personas tienen sobre comportamientos, pensamientos y características que acompañan al sexo asignado de una persona.

Por ejemplo, las ideas sobre cómo se espera que se comporten, se vistan y se comuniquen hombres y mujeres contribuyen al género. El género también es un estado social y legal como niñas y niños, hombres y mujeres.

Es fácil confundir sexo y género. Solo recuerda que el sexo biológico o asignado se trata de biología, anatomía y cromosomas. El género es el conjunto de expectativas, normas y características de la sociedad sobre cómo se supone que deben actuar hombres y mujeres.

¿Qué es la identidad de género?

Tu identidad de género es cómo te sientes por dentro y cómo expresas esos sentimientos. La ropa, la apariencia y los comportamientos pueden ser formas de expresar tu identidad de género. Los sentimientos sobre la identidad de género comienzan tan temprano como los 2 o 3 años.

La mayoría de las personas sienten que son hombres o son mujeres. Algunas personas se sienten como mujeres masculinas o como hombres femeninos. Algunas personas no se sienten ni hombres ni mujeres. Estas personas pueden elegir etiquetas como “no binario” o “de género fluido”.

El sexo asignado y la identidad de género de algunas personas son bastante similares, o están alineados entre sí. A estas personas se les llama cisgénero. Otras personas sienten que su sexo asignado no coincide con su identidad de género, es decir, el sexo asignado puede ser “mujer”, pero la identidad de género es “hombre”. A estas personas se les llama transgénero o trans.

En resumen, la identidad de género y el sexo son conceptos distintos pero a menudo mal entendidos. Mientras que el sexo se refiere a características biológicas y asignaciones al nacer, el género abarca expectativas sociales y culturales sobre cómo deben comportarse y presentarse hombres y mujeres. La identidad de género es la forma en que una persona se identifica internamente y se expresa externamente en este aspecto.

Reconocer la diversidad de identidades de género y comprender que no todas se alinean con el sexo asignado al nacer es fundamental para promover la inclusión y el respeto hacia todas las personas.

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Cuando hay una anomalía disfuncional, como la de la boxeadora argelina, pertenece a la categoría del sexo biológico. No es una mujer transgénero. se trata de una enfermedad rara.

No es el primer caso que una persona presenta este tipo de anomalías genéticas en los deportes, que es donde mejor quedan expuestas tales disfuncionalidades.

Imane Khelif esta inscrita en las anomalías del desarrollo sexual (ADS) o desarrollo sexual diferente (DSD) constituyen un amplio grupo de patologías originadas por anomalías en alguna de las etapas del desarrollo fetal del sexo genético (cromosomas sexuales), del sexo gonadal (ovarios o testículos) o del sexo genital interno o externo (masculino o femenino). Su frecuencia es baja e inferior a 1/2000 recién nacidos, por lo que se incluyen dentro de las “enfermedades raras”.

Son situaciones extraordinarias que requieren regulación sin duda, pero no obedecen a la autoidentidad y son personas que sobreviven como pueden, muchas aprovechando sus ventajas biológicas en los deportes ante la omisión y mutis de las autoridades del Comité Olímpico Internacional al que parece no importarle la seguridad de las mujeres atletas.