Ana Lilia Herrera
Columna
La recomendación de garantizar que las mujeres participemos plenamente en la formulación de políticas gubernamentales y en su ejecución en todos los sectores y a todos los niveles, fue atendida con creces: México será el primer país del mundo que establezca en su Constitución el principio de paridad transversal.
Resultado de una larga lucha por consolidar los derechos políticos de las mujeres, y gracias a la experiencia, inteligencia y valentía de muchas que unieron, dejando a un lado intereses partidistas, su experiencia, inteligencia y perseverancia, el Congreso de la Unión aprobó una serie de reformas constitucionales para lograrlo.
Se estableció así en nuestro país, “la obligatoriedad del principio de paridad en los nombramientos de las personas titulares de las secretarías de despacho del Poder Ejecutivo Federal y sus equivalentes en las entidades federativas, así como en los organismos autónomos y la postulación de las candidaturas de los partidos políticos”.
Adiós a los tribunales para ejercer un derecho que ahora quedó explícito incluso en el artículo 115 de la Carta Magna, dejando en claro que los ayuntamientos estarán integrados por un presidente o presidenta municipal de elección popular directa, así como las regidurías y sindicaturas de conformidad con el principio de paridad.
La presencia de mujeres en cargos de decisión es urgente para fortalecer la perspectiva de género en las políticas públicas que permitan frenar la violencia que se vive en las calles y en los hogares, para evitar que de un plumazo, como está ocurriendo en la autodenominada Cuarta Transformación, desaparezcan presupuestos y servicios como los refugios para víctimas de violencia, las estancias infantiles o las escuelas de tiempo completo, entre otros.
Los niveles de violencia contra las mujeres que prevalecen en toda la República y que incluso llegan a los feminicidios, así como las profundas desigualdades en todos los ámbitos de la vida privada y pública, no pueden estar sujetos a ocurrencias o caprichos: exigen claridad, además de continuidad en su atención.
La aprobación de esta reforma llega a tiempo para estar vigente y ser aplicable en el próximo proceso electoral, gracias a la suma de voluntades, a los acuerdos alcanzados por las diferentes fuerzas políticas en el Congreso y, en especial, a la perseverancia y experiencia de colectivos como Mujeres en Plural y 50+1.
Se trata de una medida permanente para que las mujeres estemos representadas en los órganos de decisión, pero sobre todo para responder en los hechos a las necesidades urgentes de millones de mujeres que exigen presupuestos, políticas públicas y justicia todos los días.