*Ninguna ha de prestar su nombre ni su género para después renunciar en favor de un hombre.
Crecí en la cultura del “te toca”: “Te toca lavar los trastes”, “te toca acarrear el agua”, “te toca servir a tus hermanos en la mesa” o “te toca vender las gelatinas”.
Esa historia que muchas otras mujeres también padecieron, sin importar que vivieran en ciudades o en pueblos.
Estoy segura de que mi abuela, quien murió a los 34 años con ocho hijos, no lo pensó. Si mi madre lo pensó, nunca escuché que se quejara. Aceptó con resignación esa vida de violencia y de pobreza.
Yo me atreví a romper ese paradigma: no me tocaba ser ingeniera o empresaria y lo soy. No me hubiera tocado ser integrante de un gabinete o jefa delegacional y lo fui. No me hubiese tocado ser senadora y aquí estoy.
Para que a las mujeres “les toque” ser legisladoras, alcaldesas, gobernadoras, secretarias de Estado o ministras, requieren de espacios y oportunidades; el trabajo, la persistencia y los conocimientos ya los tienen.
Por ello, el pasado 23 de mayo celebramos la aprobación de reformas a nueve artículos de la Constitución para garantizar la paridad de género en los tres poderes, órganos autónomos, gobiernos de los estados y municipales.
Un logro histórico para las mujeres en nuestro país, tras una larga lucha por sus derechos políticos.
Entre los artículos que se reformaron se encuentra el 41, el cual establece que se tiene como finalidad establecer la obligatoriedad de observar el principio de paridad en los nombramientos de las personas titulares de las secretarías de despacho del Poder Ejecutivo Federal y sus equivalentes en las entidades federativas, así como en los organismos autónomos, y la postulación de candidaturas de los partidos políticos.
Con ello se establece, en las instituciones públicas, la obligatoriedad de paridad de oportunidades laborales y políticas para mujeres y se termina la exclusividad de espacios autoproclamada de los hombres en la vida pública.
Ya lo establece “el papel”, ahora es responsabilidad de todas velar por que se cumpla la ley y no quede únicamente en intenciones.
Si se ha luchado tanto para lograr esta ley, ya que la tenemos, no es momento de flaquear.
Es momento de vigilar para que no sucedan casos como los de Chiapas o Oaxaca en los que se postula a mujeres a puestos de elección popular y una vez que ganan, sus esposos, hermanos o familiares toman el cargo.
Es, pues, responsabilidad de las mujeres cumplir y hacer cumplir esta ley. Compromiso cabal y no de pantalla. Ninguna ha de prestar su nombre ni su género para después renunciar en favor de un hombre.
Que los hombres se olviden de ese recurso trapacero. No debemos prestarnos a esa farsa. ¡Nunca más una Juanita o una Manuelita!
Me congratulo del consenso de todas las fracciones políticas en la aprobación unánime de un derecho fundamental de las mujeres y celebro la participación de legisladoras como la de la senadora Kenia López en este gran logro.
Las mujeres, al igual que los hombres, tenemos el derecho de participar en la vida pública. No se trata de un tema de quitar, se trata de un tema de paridad de género.
XÓCHITL GÁLVEZ
SENADORA DEL PAN
@XOCHITLGALVEZ