*
09.11.2025 España.- En un gesto diplomático que marca un giro en la narrativa oficial, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, reconoció públicamente los claroscuros de la historia compartida entre España y México, subrayando que asumirlos con madurez es esencial para fortalecer los vínculos entre ambos países.
Las declaraciones fueron emitidas en una entrevista publicada este 9 de noviembre de 2025 en el Diario El País, en la que Sánchez enfatizó que normalizar las relaciones con México es una prioridad para su administración.
El mandatario español señaló que la historia entre ambas naciones está marcada por episodios complejos que no deben ser ignorados ni simplificados. Reconocerlos, dijo, no implica renunciar al presente ni al futuro, sino asumir con responsabilidad el pasado para construir una relación más sólida, basada en el respeto mutuo y la cooperación.
Esta postura contrasta con la resistencia que durante años mostró el gobierno español ante las solicitudes de disculpa por los agravios cometidos durante la Conquista, como la carta enviada en 2019 por el entonces presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador.
Sánchez destacó que México es un país cercano en múltiples dimensiones, y que la diplomacia debe ejercerse con discreción pero también con honestidad histórica.
En ese sentido, su declaración representa un intento por cerrar una etapa de tensiones que se agudizó durante el sexenio anterior, cuando el discurso oficial mexicano exigía un reconocimiento explícito de los abusos coloniales.
La respuesta mexicana no se hizo esperar. La presidenta Claudia Sheinbaum celebró el gesto como un avance significativo en el diálogo bilateral, recordando que la memoria histórica no debe ser motivo de confrontación, sino de entendimiento.
En su mensaje, Sheinbaum reiteró que los pueblos originarios merecen justicia simbólica y que el reconocimiento de los errores del pasado es un paso hacia la reconciliación.
Este nuevo enfoque abre la puerta a una etapa de mayor colaboración entre México y España, en áreas como la educación, la cultura, la economía y los derechos humanos. También plantea la posibilidad de revisar los mecanismos de cooperación histórica, incluyendo el papel de las instituciones académicas y culturales en la construcción de una narrativa compartida que no excluya ni idealice.
Agencias.












