Pemex, grillete infernal.

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/ Verónica Malo Guzman /

No hay grillete más pesado que el que uno mismo se impone con ilusiones de grandeza. Por eso, lo que en otras naciones es palanca de riqueza, aquí se ha convertido en un yugo infernal: un grillete de pobreza y atraso. El poeta López Velarde lo clavó hace más de un siglo: “El Niño Dios te escrituró un establo y los veneros del petróleo el diablo”. Cien años después (1921–2025), dicho veneno sigue ahí: Pemex es el instrumento más eficaz del Estado para financiar obras faraónicas, alimentar la corrupción -y castigar al pueblo con deudas eternas e impagables-.

No, no fue el demonio: fueron administraciones que, década tras década, han hundido a Pemex en el pantano. Esta caída se aceleró en el sexenio pasado, olvidándose del rescate, exaltando el despilfarro.

Pemex ya no es orgullo: es una olla de combustión de pérdidas y contaminación. En 2024 reportó una pérdida neta de 620 mil 605 millones de pesos, con una deuda de 97 mil 600 millones de dólares. Eso sin contar los estragos del primer trimestre de 2025: otros 43 mil 328 millones de pesos en rojo, mientras la deuda saltó a más de 101 mil millones de dólares. Es reactor de pérdidas; boca sin fondo..

Sí, la promesa de un rescate estatal suena a cruel broma. Pese a recibir inyección presupuestal -136 mil millones de pesos destinados a amortizar deuda en 2025-, los adeudos con proveedores suman aproximadamente 600 mil millones de pesos. Y eso que, en el primer semestre de 2025, el huachicol le costó a la petrolera 7 mil 650 millones de pesos, un aumento del 33% respecto al año anterior.

La producción es raquítica: cayó 12% en enero de 2025 a solo mil 365 millones de barriles diarios. No es solo que Pemex no funcione: es encima que su problema fue trasladado a Hacienda… creando una bomba de tiempo para las finanzas públicas.

La obra emblema, la refinería Olmeca (antes Dos Bocas), brilla por su costo sobredimensionado (16.8 mil millones) y su incapacidad operativa: no tiene ductos adecuados, por lo que parte de su diésel ultra bajo azufre tuvo que exportarse, no refinarse localmente. Hoy opera a solo el 65% de su capacidad, con 220 mil barriles al día, y apenas llegó a 192 mil en junio de 2025.

Como si esto no bastara… llegó el escándalo internacional: el Departamento de Justicia de EE.UU. acusa a dos empresarios (Rovirosa y Ávila), de sobornar a funcionarios de Pemex entre 2019 y 2021 con artículos de lujo y efectivo para asegurar contratos por al menos 2.5 millones de dólares, sobornos estimados en unos 150 mil dólares. Rostros de corrupción cruzando ideologías, mientras el compromiso nacional contra la corrupción se exhibe como puro chiste.

¿Y la respuesta de las autoridades? Silencio cómplice. Si el Departamento de Justicia de los Estados Unidos tiene que ser nuestro árbitro, vamos bien… para atrás.