*Marilú Domínguez Pantoja, investigadora de la UV, impartió la ponencia “El efecto del enojo y el estrés sobre el sistema inmunológico”,
*Dentro de la celebración por el Día del Químico, organizada por la Clínica Universitaria de Salud Reproductiva y Sexual.
/Claudia Peralta Vázquez / Fotos: Omar Portilla Palacios /
07/12/2022, Xalapa, Ver.-Estudios científicos recientes han revelado que pequeñas dosis de estrés agudo, no mayor a tres horas diarias, son benéficas para potenciar el sistema inmunológico, afirmó Marilú Domínguez Pantoja, investigadora y docente de la Universidad Veracruzana (UV), al participar en la celebración del Día del Químico, organizada por la Clínica Universitaria de Salud Reproductiva y Sexual (CUSRS).
En este evento, la académica de la Facultad de Medicina impartió la conferencia “El efecto del enojo y el estrés sobre el sistema inmunológico”, ante estudiantes de servicio social, personal del área química y autoridades de la CUSRS, representados por su director, Alejandro Escobar Mesa, y la coordinadora de Servicios Auxiliares y Diagnósticos, Diana Aurora Carmona Cortés.
En el Auditorio “Gonzalo Pardo Fernández” de la CUSRS, Domínguez Pantoja comentó la creencia que se tiene respecto a que el estrés es perjudicial para el organismo, sin embargo, algunos estudios respaldan y sugieren todo lo contrario.
Por ejemplo, el estrés agudo podría generarse por diferentes agentes estresores o situaciones que se presentan durante la jornada laboral, previo a una entrevista de trabajo, la presentación de un examen o una exposición, por el tráfico que ocasiona llegar tarde a la escuela, a una cita o reunión.
“Cualquiera que sea el agente estresor va a causar una vulnerabilidad y resiliencia.”
El problema surge cuando las personas enfrentan un estrés crónico de más de tres o cuatro horas al día; es decir, viven estresadas debido a una relación sentimental tóxica, peleas constantes en el hogar, mala higiene del sueño, ambiente laboral incierto, o desenvolverse en áreas con altos índices de inseguridad, por citar algunos ejemplos.
Para entrar en contexto, la Maestra y Doctora en Ciencias de la Salud por la UV, explicó que el sistema inmune (formado por células, moléculas, tejidos y órganos) protege al ser humano de un patógeno, virus o parásito que llegue a ingresar al organismo.
Su tarea es reconocer y diferenciar entre algo extraño y algo propio, sobre todo cuando se presenta una enfermedad autoinmune.
En el caso de las emociones, de acuerdo a la Asociación Estadounidense de Psicología (APA, por sus siglas en inglés), son un patrón de reacción complejo que involucra elementos experienciales, conductuales y fisiológicos.
Es la forma en que las personas lidian con asuntos o situaciones personales e importantes, entre ellas: enojo, alegría, ansiedad, tristeza, felicidad, disgusto, miedo o sorpresa.
“Los seres humanos utilizamos el sistema inmunológico y las emociones para ajustarnos a las condiciones cambiantes de nuestro entorno.”
Por tanto, las emociones no son malas, por el contrario, son naturales, agregó; se regulan por medio de neurotransmisores como la serotonina, adrenalina, dopamina, e incluso muchos fármacos antidepresivos funcionan también.
En este caso, el estrés produce la liberación de un neurotransmisor llamado noradrenalina, lo cual va a desencadenar un fenómeno llamado “lucha o huida”, que prepara a los individuos para correr, huir o adaptarnos; de igual forma ocurre con el miedo.
“Cualquier agente fisiológico o psicológico que nos desencadene estrés –en el caso último pueden ser recuerdos o experiencias de nuestro pasado– producirá la activación de diferentes ejes en nuestro cerebro como el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal.”
En ambos se liberará adrenalina, noradrenalina, los cuales van a ir específicamente a células que contengan receptores para esas moléculas.
Posteriormente, las células se activarán y generarán diferentes cambios a nivel corporal, cerebral, metabólico, en el comportamiento y fisiológico como: aumento de la presión arterial, incremento o disminución del aprendizaje y la memoria. Lo más común es el cambio en las poblaciones de leucocitos, hablando del sistema inmune.
Al referirse al sentimiento de enojo, dijo que en este proceso se habla de más y se dicen cosas sin pensar, lo cual tiene una explicación fisiológica por los cambios en el cerebro y niveles altos de cortisol que suprimen la actividad de la corteza prefrontal, encargada del buen juicio.
Alejandro Escobar reconoció la dedicación de los profesionales de la química y su labor cotidiana en la CUSRS.
Recordó que durante la pandemia de COVID-19, si bien la mayor parte del personal tuvo que permanecer en confinamiento, los químicos mantuvieron los espacios abiertos, lo cual habla de la ética, responsabilidad y compromiso con la atención de la salud.
En el marco de la celebración, trascendió que la propuesta de que el 1 de diciembre se conmemorara al profesional de esta área fue hecha por la química María de los Ángeles Zaldo Arredondo, egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), durante el Congreso Panamericano de Química de 1948, con sede en La Habana, Cuba.