Persisten desigualdades entre géneros.

*Es de la mayor relevancia no perder de vista los fundamentos de nuestra vida social, especialmente en la actualidad, cuando las incertidumbres prevalecen y los marcos analíticos cambian con rapidez: Miguel Armando López, coordinador de Humanidades

/Leonardo Frías Cienfuegos./

En estos tiempos en los que las incertidumbres prevalecen y los marcos analíticos cambian con rapidez, es de la mayor relevancia no perder de vista los fundamentos de nuestra vida social que competen a los gobiernos –sin lugar a dudas–, pero que requieren de la atención y reflexión de otros agentes, entre ellos la academia y la sociedad civil, aseguró Miguel Armando López Leyva, coordinador de Humanidades de la UNAM.

Al encabezar la puesta en marcha del III Congreso Internacional de Ética y Bioética 2025. “Afrontando los desafíos de la vulnerabilidad y la dignidad en nuestro tiempo”, que se realizó el 23 y 24 de junio, el también investigador del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS), señaló que las desigualdades continúan en aumento, junto con las disparidades en cuanto a oportunidades, riqueza y poder.

“Persiste la desigualdad entre géneros, el desempleo sobre todo juvenil”, indicó. Ante esto, añadió: “Son inexorables a otras discusiones no menores sobre el desarrollo, la igualdad sustantiva, el bienestar, la autonomía, la inclusión, la justicia, la protección civil, la reducción de desastres, la cooperación internacional, las crisis humanitarias, la migración, los conflictos bélicos, la violencia, la tecnología, las capacidades institucionales, los avances, los límites en cuanto a los derechos sociales y, por supuesto, las encrucijadas derivadas de la dimensión ética”.

Las humanidades presentes en este congreso, abundó, son hoy más que nunca necesarias, no solamente para el ámbito médico, sino como ustedes verán, para el mundo en general, como están las cosas.

Papel crítico

Como anfitriona, Ana Carolina Sepúlveda Vildósola, directora de la Facultad de Medicina (FM), expuso: “Las crisis globales, como el cambio climático, las pandemias, la crisis hídrica y el deterioro de los sistemas de salud, nos exigen repensar la bioética como la herramienta no sólo para la protección individual, sino para la prevención de los riesgos sistémicos que amenazan la vida de su conjunto”.

Desde esta mirada, la bioética y la ética médica, continuó, deben asumir un papel crítico y activo en la construcción de una sociedad más justa e inclusiva, en la transformación de las políticas de salud, en la defensa de los derechos humanos y en la promoción de la dignidad como principio rector.

“Este congreso se desarrolla bajo el lema ‘afrontando los desafíos de la vulnerabilidad y la dignidad de nuestro tiempo’, y nos convoca a mirar críticamente los retos que enfrentamos como sociedad en un mundo marcado por profundas desigualdades, crisis globales y transformaciones tecnológicas que interpelan los principios fundamentales de la bioética”, destacó.

En el Auditorio Dr. Gustavo Baz Prada del Palacio de la Escuela de Medicina, sobre el tema que convoca al Congreso, la vulnerabilidad, explicó que ha sido desde los orígenes de la bioética y la ética médica, un concepto clave para identificar a pacientes y grupos en riesgo frente a daños, injusticias o inequidades en el acceso a la salud.

En su oportunidad, Patricio Santillán Doherty, comisionado Nacional de Bioética, aclaró que hay que “devolver a las actividades biomédicas su aspecto humanístico. Las humanidades son importantes. Tenemos que regresar a las humanidades porque son el sostén que le da valor a la aplicación del conocimiento biomédico que hacemos cotidianamente a través de procesos de atención, educativos, así como de investigación y producción de conocimiento”.

Advirtió que si no sustentamos todas esas acciones en cuestiones humanísticas, humanitarias y respaldado en todo el conocimiento que otorgan las humanidades, “vamos a estar perdidos”.

Antes, fueron entregados en este marco, y como parte de los 65 años de la FM, reconocimientos a tres destacados académicos e investigadores por su trayectoria en Bioética: María de las Mercedes Guadalupe de la Garza Camino, investigadora emérita del Instituto de Investigaciones Filológicas; Carlos Viesca Treviño de la FM, y Fernando Lolas Stepke, de la Universidad de Chile.

Estuvieron también José Moya Medina, representante en México de la Organización Panamericana de la Salud; Gabriela Borrayo Sánchez, secretaria general de la FM; Mary Frances Rodríguez Van Gort, directora de la Facultad de Filosofía y Letras, y Francisco Javier Ochoa Carrillo, presidente de la Academia Nacional Mexicana de Bioética.