DESDE A JANELA .
FELIPE DE JESÚS FERNÁNDEZ BASILIO
“Ya solo restan un año, nueve meses y treinta días para que se vaya a … su rancho”
El pasado 27 de noviembre el presidente hizo un desfile que fue multitudinario pero que resultó mucho menos vistoso de lo esperado y en el cual rindió uno de sus “informes” trimestrales y lo que sí era esperado es que ambos eventos fueran intrascendentes, tal y como lo fueron.
La cuestión a considerar es aquí es el descubrir la verdadera razón de la intrascendencia de esos eventos y para ello no debemos caer en los lugares comunes de que hubo decenas de miles de acarreados, cosa que sí existió y que además el acarreo de personas es una vieja práctica que retrata de cuerpo entero como denigradores de la humanidad a quienes lo perpetran; pero ese no es el motivo de la intrascendencia del desfile, ya que también hubo quienes fueron por voluntad propia y que si viven engañados, beneficiados o simplemente son simpatizantes sería tema de otra columna, pero en esos grupos se dividen los que espontáneamente fueron.
Tampoco podemos decir que la puntada que se aventó López Obrador al decir que gobernaba bajo un “humanismo mexicano” motive la intrascendencia de sus eventos, ya que esta solo es una mentira más de las miles de ellas que dice cada día en su programa diario; ya que el humanismo como corriente de pensamiento es una respuesta a la teocracia y consiste en quitar lo divino a las actividades del hombre, lo cual es justo lo contrario a la manera de pensar y actuar de López Obrador que es totalitario y polarizador, como si de una religión se tratara un simple gobierno.
Pero si nos ponemos a pensar detenidamente sobre la intrascendencia de estos y otros eventos que lleve a cabo López Obrador en lo que resta de su mandato, caeremos en la cuenta de que el verdadero motivo que genera esa intrascendencia es que ya no tiene nada que ofrecer y por eso, lo que diga o haga es intrascendente.
Y esa realidad alcanzó a López Obrador y muchos de sus otrora votantes, hoy arrepentidos, el día siguiente a que tomó posesión de la presidencia de la república y es que como opositor sus mensajes y acciones podían tener algún efecto, ya que era contestatario, y estos podían trascender a muchas personas inconformes con lo que había en esos tiempos; más ahora que encabeza el gobierno, su discurso se volvió absolutamente vacuo debido a que sus acciones no lo respaldan.
Y eso se debe a que el destruir por destruir no conduce a nada, ya que esa destrucción no va acompañada de una alternativa que realmente solucione el problema que se pretende resolver y mucho menos cuando ni siquiera existe el problema.
Así es, el discurso de la destrucción “per se” se agota al momento en que se tienen que proponer alternativas y eso es precisamente lo que López Obrador resultó incapaz de hacer y por ello es que, pese a que tiene la mayor acumulación de poder por parte de un presidente en lo que va del siglo XXI, su administración perdió cualquier tipo de trascendencia.
Si vemos en retrospectiva estos cuatro años de la administración de López Obrador, nos daremos cuenta que el denominador común de la misma fue el sabotaje y la destrucción tanto de instituciones como de programas gubernamentales para sustituirlos por algo que no se sabe cómo funciona y además de ínfima calidad.
Es como si una persona observa que un puente tiene algunos detalles que impiden que funcione óptimamente y en lugar de arreglarlo, lo destruye y en su lugar pone unas piedritas para cruzar el río.
Siendo el ejemplo anterior el que define al gobierno de López Obrador ya que, si analizamos su administración desde la famosa guerra contra el huachicol hasta la casi fallida propuesta de reforma electoral, pasando por el Seguro Popular, el Fonden, la CNDH y los demás organismos autónomos, los sistemas de salud y educativos, la Guardia Nacional, el aeropuerto, etc.; todo ha consistido en un desmantelamiento y dejando parches en su lugar.
En fin, ese es el resumen del gobierno de López Obrador y eso también es lo que hace que sus numeritos por multitudinarios que sean, resulten intrascendentes.
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Twitter: @FelipeFBasilio