Una frase circula por los medios digitales y tradicionales, de fuente anónima, que retrata la importancia del marketing digital en cualquier actividad que una mujer desee emprender: “Ignorar el marketing digital es como abrir un negocio y no contarle a nadie”. Dar el salto hacia la era digital, implica mucho más que una idea, mucho más que trabajo duro. Implica nada más ni nada menos, encontrar el punto exacto entre la dedicación al proyecto y la libertad para disfrutar. Y de eso, la mayoría de las mujeres emprendedores saben mucho.
Las diferentes etapas de un proyecto por las que atraviesa una mujer emprendedora
Para una emprendedora emergente es clave diferenciar tres etapas, tres etapas fundamentales de las cuales habla muy claramente el Project Martina Web. Son básicamente las etapas de la “edad de la inocencia”, la “edad de la fuerza bruta” y la “edad de la libertad”.
La edad de la inocencia se refiere básicamente al principio del camino, a esa pasión innata cuando se crea un proyecto. Luego viene la edad de la fuerza bruta, esos momentos en los que las emprendedoras ponen todo su empeño, sin medir los costos y las consecuencias. Todo vale para sacar adelante ese proyecto por el cual se perdieron horas de sueño y de momentos compartidos con los afectos. Finalmente, la edad de la libertad, esos momentos en que las emprendedoras parecen abrazar el cielo, tocar el sol y gobernar sobre los ciclos de la luna.
Sin embargo, falta algo. Porque los proyectos pueden consumir vidas. y justamente la idea de emprender, tiene que ver no solo con la idea de concretar un sueño, sino también con la posibilidad de disfrutar de ese sueño, sin renunciar a una vida.
Las diferentes etapas de un proyecto por las que atraviesa una mujer emprendedoraEl verdadero desafío será entonces transformarse en una emprendedora digital, porque para las empresas de hoy, existe solo un camino: ser digital.
Con el alcance masivo y el uso de la redes sociales, el marketing de contenidos y el seo en las actualidad, encabezar un emprendimiento con una presencia sólida y prolongada es esencial, y eso solo se logra con una adecuada estrategia de marketing digital.
Para una emprendedora emergente, el marketing digital es la herramienta de referencia para crear conciencia y exhibir su actividad o negocio, más allá de la naturaleza de su emprendimiento. Ya sea que sus objetivos se dirijan hacia comercializar pequeñas obras de arte u ofrecer servicios personalizados para decoraciones interiores, las plataformas digitales aseguran que cada mujer pueda convertirse en una empresaria exitosa mediante la aplicación de algunas técnicas de marketing digital a su modelo de negocio.
Dependiendo de la naturaleza de su emprendimiento, podrá elegir entre una amplia variedad de herramientas como el marketing de redes sociales, el marketing de afiliación o el comercio electrónico, entre otras.
Qué retos enfrentan las mujeres emprendedoras en la gestión del marketing digital
Una emprendedora que persiga el éxito debe desarrollar un ojo crítico, que le permita identificar lo que funciona para su negocio y lo que no, y aprovechar en todo momento los comentarios que recibe de los usuarios para poder evolucionar constantemente.
Qué retos enfrentan las mujeres emprendedoras en la gestión del marketing digital. En las historias de muchas emprendedoras, como las que detallan las opiniones de Project Martina, es posible vislumbrar, que la mayoría de las emprendedoras lograron identificar las mejores herramientas que ofrece el marketing digital en la actualidad, para hacer funcionar su negocio.
La mayoría de las mujeres empresarias exitosas han logrado inspiración en la figura de un mentor o mentora, esa persona que les indica el camino para optimizar las herramientas de su negocio, procurar un ROI, retorno de la inversión, seguro y poder emprender disfrutando de la libertad de administrar sus propios tiempos, para disfrutar de otros espacios.
Aunque el éxito en los negocios no es una cuestión de género, las mujeres emprendedoras han logrado consolidar el desarrollo de un emprendimiento, sin por ello, renunciar a su vida personal, para vivir la vida según sus propios términos.
