Por un internet libre de violencia de género .

*Las diferencias entre violencias digitales y violencia política en razón de género.

15.08.2023 BPN Noticias. México.- En la era digital en la que vivimos, las relaciones interpersonales y la participación política han encontrado nuevos escenarios en línea, pero con ello también han surgido problemáticas de violencia que trascienden los límites físicos. La violencia digital, la violencia de género y la violencia política de género son realidades interconectadas que requieren una atención urgente y un esfuerzo conjunto para combatirlas. En este análisis, definiremos cada uno de estos conceptos y resaltaremos la importancia de abordarlos de manera integral.

Violencia Digital: Las Heridas Invisibles en el Ciberespacio

La violencia digital se refiere al uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para ejercer actos de agresión, hostigamiento, discriminación o difamación. Este tipo de violencia puede manifestarse a través de redes sociales, mensajes de texto, correos electrónicos y otros medios digitales. La víctima sufre daños emocionales y psicológicos que, a menudo, son difíciles de detectar y rastrear.

Si bien no existe un consenso global sobre qué es la violencia digital, esta se puede definir como aquella que se comete y expande a través de medios digitales como redes sociales, correo electrónico o aplicaciones de mensajería móvil, y que causa daños a la dignidad, la integridad y/o la seguridad de las víctimas.

Algunas formas de violencia digital son: monitoreo y acecho, acoso, extorsión, desprestigio, amenazas, suplantación y robo de identidad, así como abuso sexual relacionado con la tecnología, entre otras.

El acoso en línea, la difusión de imágenes íntimas sin consentimiento y la propagación de rumores falsos son formas comunes de violencia digital. La invisibilidad de las agresiones puede hacer que las víctimas se sientan atrapadas en un ciclo de sufrimiento, afectando su salud mental y bienestar general.

La violencia de género contra las mujeres y las niñas en las TIC cada vez encuentra más formas para silenciar y excluir a las mujeres del espacio digital. Al no contar con un libre acceso al ecosistema digital, se limita la capacidad para lograr la igualdad de género de las mujeres y niñas y se impide el ejercicio de sus derechos esenciales para su pleno desarrollo como el derecho a la libertad de expresión, a la información y a la no discriminación.

Internet juega un papel preponderante en la estructuración de las identidades y la organización de las interacciones sociales, con base en las mismas estructuras económicas y de poder que el espacio “fuera de línea.”

•El anonimato de las y los autores aumenta el temor a la violencia, lo que ha dado lugar a la sensación de inseguridad y angustia de las víctimas. Las defensoras de los derechos humanos, las periodistas, las activistas y las mujeres que participan en actividades públicas son objeto de ataques sistemáticos como amenazas, acoso y hostigamiento e incluso, son víctimas de homicidio en razón de la labor que desempeñan.

Entre 2012 y 2018 se han registrado 422 casos de violencia y agresiones contra mujeres periodistas en el espacio digital. Por sí misma, ninguna agresión es más grave que otra, sin embargo, en ciertos casos sí pueden ser interdependientes o una habilitar a otra, por ejemplo: alguien roba tu celular (acceso no autorizado); encuentra fotos íntimas entre tus archivos (control de la información); te escribe un mensaje para pedirte dinero a cambio de no publicarlas (extorsión); no cedes, decide ponerlas en línea y te etiqueta (difusión de información íntima sin consentimiento); la gente empieza a insultarte y a decirte que te lo buscaste (expresiones discriminatorias). Denuncias y no recibes una buena respuesta de parte de las plataformas ni de parte de las autoridades (omisión por parte de actores con poder regulatorio)

La violencia digital se articula con la violencia machista que viven mujeres y niñas todos los días en distintos espacios, como en las calles, el trabajo y en sus propios hogares; es decir, no hay una separación en línea/fuera de línea y es tan real como cualquier otra forma de violencia. Se usan nuevas plataformas en el marco del mismo sistema.

Violencia de Género: Una Lucha por la Igualdad

La violencia de género se refiere a actos violentos dirigidos específicamente hacia alguien debido a su género. Afecta predominantemente a las mujeres, aunque no se limita exclusivamente a ellas. Esta forma de violencia puede manifestarse en diversos ámbitos, como el físico, emocional, sexual y económico.

La violencia de género perpetúa las desigualdades y estereotipos de género arraigados en la sociedad. Es un reflejo de estructuras patriarcales y puede tener consecuencias devastadoras para las víctimas y la sociedad en su conjunto.

Desde un concepto amplio de las formas de violencia sobre la mujer, entendiendo por tales todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada, tal y como se recoge en la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer aprobada por la Resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas 48/104 del 20 de diciembre de 1993.

Hay que tener en cuenta nuevas formas de violencia de género que están surgiendo como consecuencia de la aparición y desarrollo de las nuevas tecnologías. Todas estas conductas de violencia de género que se ejercen a través de las nuevas tecnologías, de las redes sociales o de Internet las podemos englobar bajo la denominación de violencia de género digital. Pero, cada día el discurso de odio que se genera en la conversaciones digitales está generando nuevos escenarios que hay que estudiar para erradicar la violencia de género en el espacio virtual.

¿Qué es el discurso de odio?

En el lenguaje común, la expresión “discurso de odio” hace referencia a un discurso ofensivo dirigido a un grupo o individuo y que se basa en características inherentes (como son la raza, la religión o el género) y que puede poner en peligro la paz social.

Para proporcionar un marco unificado en las Naciones Unidas que aborde este problema a nivel mundial, la Estrategia y Plan de Acción de la ONU para la lucha contra el discurso de odio define este discurso como “cualquier tipo de comunicación ya sea oral o escrita, —o también comportamiento— , que ataca o utiliza un lenguaje peyorativo o discriminatorio en referencia a una persona o grupo en función de lo que son, en otras palabras, basándose en su religión, etnia, nacionalidad, raza, color, ascendencia, género u otras formas de identidad”.

Sin embargo, no existe una definición universal de discurso de odio de acuerdo con el derecho internacional en materia de derechos humanos. El concepto todavía se debate ampliamente, sobre todo en relación con la libertad de opinión y expresión, la no discriminación y la igualdad.

Violencia Política de Género: Obstáculos en la Participación

La violencia política de género implica actos de violencia dirigidos a personas debido a su género en el contexto de la participación política. Esto puede manifestarse en comentarios sexistas, intimidación, acoso y descalificación de mujeres y personas de género diverso en el ámbito político.

La violencia política de género socava la participación igualitaria en la toma de decisiones y debilita la representación de las voces de mujeres en la esfera pública. Puede ser especialmente perjudicial en sociedades donde persisten estereotipos y roles de género arraigados.

La violencia política radica en la comisión de conductas que busquen generar un detrimento en el goce y ejercicio de un derecho político-electoral, sin que necesariamente se relacione dicha conducta con el género de la persona afectada.

En contraste, la violencia política por razón de género, comprende todas aquellas acciones u omisiones, que se dirigen a la persona en razón de su género, y que tienen un impacto diferenciado ante las demás personas, afectándolas (o) desproporcionadamente, menoscabando o anulando sus derechos político-electorales, incluso, en el ejercicio de un cargo público.

Es decir, que potencialmente los actos u omisiones simbólicos, verbales, patrimoniales, económicos, físicos, sexuales y/o psicológicos, realizados por el Estado o sus agentes, por superiores jerárquicos, colegas de trabajo, partidos políticos o representantes de los mismos; medios de comunicación y sus integrantes, un particular y/o un grupo de personas, pueden ser constitutivos de violencia política por razón de género.

Combatir la Violencia: Un Imperativo Social

La importancia de abordar cada una de estas formas de violencia no puede subestimarse. La violencia digital, aunque puede parecer menos visible, puede causar un daño profundo a la salud mental y emocional de las personas. La violencia de género perpetúa desigualdades y socava los derechos fundamentales de las personas. La violencia política de género limita la participación igualitaria y compromete la diversidad de voces en la esfera política.

Combatir estas formas de violencia requiere esfuerzos tanto individuales como colectivos. La educación y la concienciación son fundamentales para prevenir la violencia digital y promover un uso responsable de la tecnología. La sensibilización sobre la violencia de género es esencial para desafiar los estereotipos y construir sociedades más igualitarias.

En el ámbito político, es crucial establecer políticas y mecanismos que protejan a las mujeres y personas de género diverso de la violencia política. Fomentar la participación activa y equitativa en la toma de decisiones puede contribuir a reducir la discriminación de género en este ámbito.

En un mundo cada vez más conectado, la violencia en todas sus formas puede propagarse rápidamente. La violencia digital, la violencia de género y la violencia política de género son desafíos complejos que requieren una respuesta integral y colaborativa.

El potencial personal y colectivo de las mujeres y niñas se fortalece a través de la construcción de un internet libre de violencias y de la generación de espacios de conexión, comunicación y creación que visibilizan los saberes y fuerza de ellas. A través de la integración de las voces de la diversidad de mujeres y niñas y sus historias compartidas en el espacio digital, se contribuye a romper las normas establecidas, y a imaginar y materializar nuevas narrativas y referentes del ser mujer, fomentando así la transformación de normas sociales y culturales, y de estereotipos de género.

Al reconocer la interconexión entre estos problemas y abordarlos de manera conjunta, podemos aspirar a un futuro donde la igualdad, el respeto y la justicia prevalezcan. La lucha contra la violencia en el ciberespacio, en las relaciones interpersonales y en la participación política es un imperativo social que nos concierne a todos.